Robert Silva defendió la fijación de metas y su evaluación.

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ANEP cumplió con el 63% de las metas que se trazó y en algunos casos superó los objetivos quinquenales

Mejoró la cobertura educativa, la promoción en la enseñanza media y la construcción edilicia
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13 de julio de 2022 a las 05:00

La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) apostó a que, el año pasado, más del 76% de los niños de tres años asistiera a un centro de enseñanza. Y la realidad superó a la expectativa: el 81% se inscribió. El gobierno educativo arriesgó que, el año pasado, el 80% de los escolares cursara el grado que le correspondía según su edad (sin extraedad). Y los datos muestran que más del 82% cursó en tiempo. Las autoridades pensaban tener construidos 34.315 metros cuadrados edificados, y se culminaron los 84.366. Estas son solo tres de las 26 metas que la ANEP trazó y cumplió.

En la tardecita del último día de junio, el presidente del Codicen, Robert Silva, llevó al Parlamento el proyecto de Rendición de Cuentas de la ANEP. Eran cinco tomos de informes de los cuales, solo uno, acaparó la atención: aquel en que el organismo solicitaba el incremento presupuestal.

Pero en otro de los tomos (el segundo, en el orden en que fueron enumerados) escondía el balance de las metas que la Administración se había trazado para cada uno de los años del quinquenio. Y de las tablas con información —en las que se detalla el valor esperado y el alcanzado— surge que el organismo cumplió con el 63% de las metas que pudieron medirse.

Aunque parezca obvio que toda organización necesita trazarse metas para luego evaluar su marcha, esa no era la lógica dominante en la educación uruguaya. Recién la última administración del Frente Amplio fijó metas. Y recién la actual administración (de la coalición multicolor) estableció metas de logros de aprendizaje y de elaboración de dispositivos.

La emergencia sanitaria hizo que algunos de esos objetivos corrieran riesgo de concretarse. De hecho, la actual comandancia educativa dejó como meta quinquenal que, para fin de 2024, el 75% de los jóvenes de 21 a 23 años haya egresado de la educación obligatoria. Era una meta ambiciosa si se tiene en cuenta que el punto de partida era del 43,3% y que la frase “seis de cada diez no se gradúan del bachillerato” se había convertido en una lapidaria imagen del sistema.

Silva, en cambio, defendió que "el país no puede retroceder y, aun sabiendo que es prácticamente imposible que se alcance (el 75% de egreso al fin del quinquenio), es lo que necesita Uruguay para ponerse a rueda con el resto de la región".

Uno de los problemas adicionales que trajo la pandemia es que cambiaron algunas mediciones. El Instituto Nacional de Estadística tuvo que modificar su clásica Encuesta Continua de Hogares, un instrumento que no fue pensado para la evaluación educativa, pero que contiene indicadores que hacen a la política de enseñanza. Y por eso hubo ocho metas que no pudieron cuantificarse. De hecho, las del egreso del bachillerato está en suspenso y recién se verá su grado de cumplimiento ahora que se normalizó la medición.

Pero hubo 41 metas que sí se pudieron cuantificar y que había un valor a cumplir en el año 2021 (sobre el que ANEP rindió cuentas).
Entre los principales logros están las mejoras de los matriculados en tiempo pedagógico extendido, en la cobertura educativa y en la promoción en la educación media básica. Por ejemplo, se destaca el 74,2% de estudiantes que promovieron en el ciclo básico tecnológico de UTU, cuando el objetivo trazado era del 65%.

Entre las metas que no llegaron a cumplirse, resalta la cantidad de repetidores en la escuela (que si bien sigue en guarismos históricamente bajos, no fueron tan bajos como los esperados). O bien el retraso en algunos de los documentos de la transformación curricular que recién se están cerrando ahora y estaba previsto que hubiera avances en 2021.

El lunes, en su comparecencia ante la comisión de Educación del Senado, el presidente del Codicen dijo: “La transformación curricular efectivamente comenzó en el año 2020, tuvo su mayor impulso en 2021, generándose documentos que permitieron establecer un conjunto de acciones vinculadas a la misma. Luego, durante 2021 y 2022 se adoptaron diversas resoluciones (entre ellas la aprobación preliminar del marco curricular nacional). Y, por primera vez, se desarrollaron consultas públicas masivas a docentes, a estudiantes y a familias de la educación pública”.

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