Bayern Múnich igualó 2-2 ante Wolfsburgo un partido que ganaba cómodo 2-0. Sin embargo esos dos puntos perdidos no fueron impedimento para que el plantel celebrara a lo grande en la tradicional fiesta de la cerveza.
Evidentemente, todos sonrieron delante de las cámaras. Los jugadores, con pantalones de cuero y trajes tradicionales bávaros, cerveza en mano, parecían pasarlo bien, pero la procesión iba por dentro.
Con más educación, el internacional alemán Mats Hummels tenía la misma idea que su director deportivo: "No será todo lo relajado que podría haber sido".
El viernes, ante un Wolfsburgo que solo había conquistado un punto en Múnich en los últimos 16 años, el Bayern ganaba 2-0 al descanso pero acabó empatando después de un error del arquero Sven Ulreich en el 2-1 y una evidente relajación en los minutos finales.
"Les dejamos volver al partido, teníamos la voluntad, pero no estuvimos bien tácticamente. Intenté intervenir, pero es difícil hablar con todo el mundo en el campo", dijo el propio Hummels tras el partido.
Ahora al Bayern Múnich le espera una prueba de nivel. El miércoles visita en el Parque de los Príncipes al París Saint-Germain, en uno de los grandes duelos de la fase de grupos de la Champions.
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