La suspensión de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el interinato de Michel Temer generó en menos de una semana un viraje político de la primera potencia regional en dos áreas clave para cualquier gobierno: la economía y las relaciones exteriores. Al tiempo que el martes las autoridades económicas anunciaron mayores libertades y menos intervención, el miércoles fue el fue el turno para la asunción de la nueva cancillería, que llega bajo la promesa de "hacer negocios", dejar de lado la ideología y pretende fortalecer el vínculo con Estados Unidos y otros países desarrollados.
Brasil cambia modelo económico y orientación de política exterior
Temer propone menos intervención en la economía y dar un enfoque comercial a la cancillería