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Brasil, un socio con horizonte nebuloso

La economía no termina de despegar, hay reformas pesadas pendientes y el futuro político es todo una incógnita
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15 de septiembre de 2018 a las 05:00

En las últimas semanas el foco y gran parte de la agenda informativa se ha direccionado a las dificultades (no menores) de la economía argentina, que ya procesó una devaluación superior al 50% en lo que va del año. Pero, ¿qué pasa con el otro el vecino? Brasil está transitando un proceso electoral enrarecido y plagado de incertidumbre. Más allá de cómo la ciudadanía brasileña termine laudando quién será su próximo presidente en octubre, la suerte de la economía del gigante de la región importa mucho a Uruguay. Pese a vaivenes, el hermano mayor del Mercosur continúa siendo el segundo destino para la exportación de bienes y sustento para industrias como la automotriz o la láctea. 

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Luego de atravesar su peor recesión económica desde la crisis mundial de 1929, el PIB de Brasil ha mostrado una tibia recuperación en lo que va de este año con una expansión de 0,1% en el trimestre enero-marzo y otro modesto 0,2% en el período abril-junio. Empero, la tasa de desempleo se mantiene arriba del 12% tras una reforma laboral que parece no dar los resultados esperados. “Todavía hay más de 13 millones de brasileños en las calles”, dijo el analista Marcos Soto de Cibils-Soto Consultores. 

El economista jefe del Itaú Unibanco Mario Mesquita comentó a El Observador desde San Pablo que si bien mantiene una previsión de crecimiento del PIB de 1,3% para 2018 y de 2% para 2019, “el aumento de la incertidumbre a nivel nacional y el deterioro de las condiciones financieras –puesto en evidencia por la subida de los intereses de mercado y la caída del precio de las acciones, a causa tanto de la coyuntura externa desafiadora como de la incertidumbre en cuanto al progreso de las reformas fiscales–, imponen una tendencia a la baja en la proyección de crecimiento en 2018 debido al bajo consumo de las familias y a la debilidad de las empresas a la hora de invertir y contratar”.

Lastre fiscal

En los 12 meses a junio el déficit fiscal de Brasil totalizó unos US$ 130.000 millones equivalente a 7,28% del PIB. El experto del Itaú asegura que sin reformas de fondo los resultados tenderán a ser todavía peores. “Ese es uno de los principales factores que vienen limitando el crecimiento en 2018”, explicó.

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A esto hay que sumarle las incertezas internacionales y locales pesaron sobre el real el último mes. La moneda brasileña acumula una depreciación del 25% en lo que va del año y esta semana el real llegó a cotizar hasta en 4,20 unidades por dólar, aunque el viernes se recuperó un poco y cerró en 4,16. La crisis en Turquía y Argentina, al igual que el aumento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, presionó diferentes monedas en agosto. 

“Internamente, la tasa de cambio seguirá dependiendo de las perspectivas relacionadas con las medidas para estabilizar la deuda pública a medio plazo, sobre todo la reforma de la previsión social”, señaló Mesquita. 

Precisamente en una charla para clientes que organizó la firma Nobilis en Montevideo la corresponsal para América Latina de Folha de São Paulo, Sylvia Colombo, dijo que todos los analistas y economistas están de acuerdo en la necesidad de impulsar una reforma previsional, aunque en plena campaña electoral este tema no lo toca ningún partido político porque es “impopular y sinónimo de ajuste”. 

A  juicio de Soto “hoy claramente no se vislumbra un consenso político” para encaminar esa reforma, además de otra tributaria que termine con la “guerra fiscal entre los estados”, que para el sistema sería más amigable y atractivo para la inversión extranjera. Brasil tiene una de las cargas tributarias más elevadas de todo el continente que supera el 32% de su PIB. 

¿Pasó lo peor?

“Brasil peor de lo que estuvo no va estar. Tocó fondo desde el punto de vista económico e institucional. Esperamos mejoras aunque sean de escaso impacto. Seguramente la economía crezca a tasas más cercanas a 1,5% (anual). El hecho de que crezca y no caiga son buenas noticias para Uruguay”, aseguró Soto. 

El experto explicó que pese a la crisis y cierta pérdida de dinamismo en las exportaciones a ese destino este año, Brasil continúa siendo el segundo mercado en importancia y el principal para productos industrializados uruguayos. Añadió que como prueba de la leve recuperación de la economía brasileña, la industria automotriz local ya logró triplicar sus ventas a ese cliente en 2018. “Hay un mercado que se está consolidando con un piso y con tendencia creciente y eso es una buena noticia”, dijo Soto, por otro lado, en referencia al ingreso de más de medio millón de turistas brasileños durante el primer semestre.


Mesquita fue un poco más cauto y volvió a remarcar en la necesidad de corregir el rojo de las cuentas públicas porque la trayectoria de la deuda pública es “insostenible” y siembra dudas sobre la “consistencia” de la reactivación de la economía y del mantenimiento de tasas de interés en niveles históricamente bajos. 

El economista jefe del Itaú consideró que en caso de que se produzca una nueva ronda de deterioro de las condiciones financieras (intereses de mercado al alza, depreciación cambiaria) y de la confianza de las empresas y de las familias, “es posible que aumenten las probabilidades de consolidación de un escenario de estancamiento de la actividad económica”.

4.032 vehículos exportó  Uruguay a Brasil en el primer semestre con ingresos por casi US$ 60 millones. Esa cifra implicó un crecimiento interanual del 60%. El 80% de lo que produjo la industria local se vendió en ese mercado. 

730 millones de dólares exportó Uruguay a Brasil en enero-agosto, una retracción de 9% interanual. El principal producto de colocación fue productos plásticos con US$ 105 millones (+22%), seguido por lácteos  con US$ 102 millones (-47%) y malta US$ 85 millones (+24%).

Bolsonaro, el favorito que hace ruido

La puñalada que sufrió Jair Bolsonaro terminó por consolidarlo como el favorito de las encuestas para la primera vuelta de las elecciones de octubre. El diputado y militar de la reserva es uno de los candidatos más polémicos en la actual campaña debido a que es un defensor de la última dictadura militar en Brasil (1964-1958), ha generado diversas protestas por sus reiteradas declaraciones machistas, racistas y homófobas. La última encuesta de BTG Pactual/FSB mostró a Bolsonario trepando del 26% al 30% de la intención de voto tras el ataque sufrido, muy por delante de Ciro Gomes (centroizquierda) con el 12%. En tanto, otro sondeo de Datafolha subió de 22% a 24% la intención de voto de Bolsonaro frente al 13% de Gomes, 11% de Marina Silva y el 10% de Geraldo Alckim (centroderecha).

Soto advierte que un triunfo de Bolsonaro traería aparejado un “mayor encierro de la economía brasileña” volviendo a los orígenes tradicionales de este país con “más elementos proteccionistas”. Por otro lado, consideró que un triunfo de Alckim o Gomes implicaría un perfil “más aperturista” al estilo del que hoy lleva adelante Michel Temer. La corresponsal de Folha ve como muy poco probable que Bolsonaro pueda resultar ganadero en un factible balotaje. 

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