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Breve crónica de una protesta pasional y desorganizada

San José fue escenario de una de las diversas manifestaciones de productores rurales que este lunes se concentraron para lanzar proclamas contra el gobierno
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16 de enero de 2018 a las 05:00
Ninsol Fenández (73) todavía puede darse cuenta de si su ganado está pronto para ser faenado. Un accidente cerebrovascular que sufrió hace algunos años le afectó el habla y no le permite comunicar sus conocimientos en palabras, pero desde el asiento del copiloto de su camioneta se hace entender.

Cuando recorre las hectáreas que tiene en Rincón del Pino (San José) y ve a los animales listos para integrar su carne a la cadena productiva, hace temblar su mano derecha y el chofer entiende, contó su esposa Ester a El Observador. Lo hizo luego de advertir que su marido, parado a un costado de la Ruta 1 a la altura del kilómetro 67 no podía explicar por sí solo por qué se encontraba en ese lugar.

Se apoyaba con un bastón y recibía el sol de las nueve de la mañana protegido con lentes negros y un sombrero, mientras más de 300 trabajadores rurales comenzaban a llegar desde la ciudad de San José para dar inicio a una de la diversas manifestaciones -unas diez aproximadamente- que llevaron a cabo este lunes productores y trabajadores rurales independientes. Llegaban a paso de peatón, a bordo de camionetas, tractores, camiones y automóviles que se anunciaban con ensordecedores bocinazos, agitando banderas de Uruguay y pancartas que rezaban "Arriba el campo"

Ninsol se distrajo para verlos pasar mientras su esposa enumeraba: "No nos alcanza el dinero, dentro de poco tal vez tengamos que reducir nuestro personal, nos suben los impuestos todos los días y los demás no nos entienden".


Más adelante, casi debajo del puente de la Ruta 3 por donde llegaba la caravana que partió desde la capital departamental –a más de 20 kilómetros del punto de encuentro– Vitomir Tomasich (76) daba la bienvenida al convoy abriendo sus brazos.

Sin que nadie le dirigiera la palabra, empezó a hablar: "Mi viejo dejó la vida por la gente. Fundó su cooperativa y yo continúo trabajando. Tengo un tambo chico pero no puedo con los costos".

"¡Vamo' arriba el campoooo!", gritó un camionero mirando a Vitomir y este alzó su brazo con la mano extendida, como si pudiera agarrar el grito con su palma. Y agregó, sin quitar la vista de la caravana: "Mientras estas cosas se hagan así, con paz y en calma, pero que sirvan para plantear cosas profundas, está bien. No me gustaría llegar a medidas extremas, como la agresión".

Marta Burnalli, una pequeña arrendadora, rememora hoy el sufrimiento padecido por su padre hace 15 años, durante la crisis de 2002. La situación económica por la que atravesaba entonces le produjo tal estrés –según cuenta su hija– que le provocó un derrame cerebral que lo mató.


"Pero si hoy viviera, se daría cuenta de que esta situación es muchísimo peor. Cuesta 40 pesos el litro de gasoil, ¡así no podemos!", gritó.

Urgencias

La desorganización fue uno de los componentes más sobresalientes en las diversas manifestaciones que llevan adelante los trabajadores del campo desde hace al menos una semana.

Para Matías Lema, transportista y productor, eso tiene una explicación muy sencilla: el movimiento no cuenta con una organización de tipo sindical o política donde prevalezcan las estructuras jerárquicas y las figuras de líderes. Tampoco responden a las grandes gremiales, ya que reivindican que este movimiento incluye a sectores mucho más amplios que el de la producción y la tenencia de tierras.

Cuando gran parte de la caravana comenzó a partir hacia el kilómetro 63 para pegar la vuelta y retornar a la ciudad de San José, una voz femenina cortó el viento de la carretera y superó al ruido de los motores


"El gobierno no toma en cuenta a los ciudadanos y productores, el motor que realmente mueve al Uruguay", dijo. Era Alejandra Copette, una transportista que desde arriba de un pequeño camión blanco convocaba a los presentes. Luego le cedió la palabra a Daniel Campanella, productor agropecuario, que en un discurso de siete minutos resumió el malestar de los trabajadores: "No es fácil movilizar al sector agropecuario. Debe ser de los más difíciles, porque estamos solos en el campo, no trabajamos en fábricas o comercios en donde nos podamos ver las caras y estar juntos todos los días", dijo. Antes se había referido a "las cifras que todos conocen", que refieren a la desaparición de "40.000 fuentes de trabajo y dos tamberos por día" y a un endeudamiento del sector que supera los US$ 3.000 millones.

En ese momento debió interrumpir su discurso porque se impuso un largo camión y quienes estaban parados en el cantero de enfrente no podían oírlo. Cuando el vehículo terminó de pasar, remató: "El tema es que todavía en Montevideo siguen contando las historias de que tenemos camionetas 4X4".

Cronograma

En la noche de este lunes, los trabajadores movilizados de San José se concentraron nuevamente en la sede de la Asociación Rural del departamento para elegir a cuatro delegados que los representarán este martes en un encuentro en Durazno. En esta instancia participarán varios de los gremios autoconvocados para confeccionar las proclamas que presentarán en la reunión del 23 de enero en la que también participarán, entre otros, la Federación Rural y la Asociación Rural del Uruguay.

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