En comparación con sus antecesores más inmediatos, el presidente Luis Lacalle Pou ha encabezado un limitado número de visitas de Estado. El factor de la pandemia del covid-19 provocó que el mandatario tuviera pocos desplazamientos hacia el exterior en los primeros dos años de gobierno. Pero pasado ese plazo no hubo una activación que incluyera destinos típicos como la gira europea que, en su momento, hicieron tanto Tabaré Vázquez como José Mujica.
Otro destino inobjetable para cualquier presidente uruguayo desde la primera visita de Julio María Sanguinetti en 1988 es China. Para que esa historia tenga continuidad en el presidente es que la cancillería trabaja con su contraparte china para procurar que Lacalle Pou aterrice en Beijing a fines de octubre o principios de noviembre, dijeron fuentes oficiales a El Observador.
La fecha, aún tentativa, no es un elemento menor en la medida de que la intención es que el presidente pueda viajar antes de ingresar en su último año de gobierno.
Esa discusión viene antecedida de un fructífero viaje del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, quien mantuvo diálogos estratégicos con ministerios clave como el de recursos hídricos, el de granos y forestación. El comercio agrícola entre los dos países se incrementará con el aumento de la venta de sorgo, cebada, colza y la producción de UPM 2.
Mattos cerró la negociación de tres protocolos sanitarios (limones, acuáticos y caballos deportivos), un plan de cooperación agropecuaria y dejó establecidos cinco grupos de trabajo en cooperación agropecuaria y laboratorios conjuntos de investigación del Inia.
Además abrió numerosos stands en varias ferias en distintas ciudades, habló con los mayores inversores chinos en Uruguay, discutió mejoras logística y de compras con Cosco y Cofco, abrió una oficina de Inac para Asia, visitó lo que va a ser la oficina de la Unión de Exportadores del Uruguay en Shanghái y visitó stands permanentes de productos uruguayos en China del grupo Dragón.
Tal como señaló Mattos en conferencia de prensa, varios de estos asuntos quedaron prontos para que los firme el presidente y eso tampoco es menor.
La frustración que había establecido la expectativa de negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC) busca ser sustituida con un surtido de pequeños o medianos avances que puedan ser comunicados como logros alternativos para que Lacalle vuele a Beijing y vuelva de esa capital alimentando el pragmatismo con el que ve las relaciones exteriores.
Así quedó en evidencia durante la última cumbre de presidente organizada por Luiz Inácio Lula da Silva en Brasilia en la que pasó varios mensajes, entre ellos la necesidad de centrar los vínculos en "acciones" concretas y no perder tiempo en discusiones estériles.