Candados en las rejas de Casa de Galicia

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"Casa de Galicia nos da de comer": la incertidumbre llega también a comerciantes

Para los afiliados, la atención en Casa de Galicia no ha cambiado, pero sí el acceso a la medicación
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27 de enero de 2022 a las 05:02

Por Daniela Calone.

"Casa de Galicia va a seguir como si nada, vas a ver", dice, con un tono de convicción, Elena. Junto con Heber atienden el mostrador de la florería España Flores, que está sobre la calle Millán, a pocos metros de la mutualista de la que son socios desde hace más de 38 años. Los problemas de la institución, a esta altura, los conocen de memoria. 

El 23 de diciembre el juez de concurso Leonardo Méndez dispuso el cese de actividades de Casa de Galicia. Pero hace más de veinte años que la situación económica de la mutualista es seguida de cerca por las autoridades sanitarias. En 2002, el gobierno de Jorge Batlle intervino la mutualista para "resolver su deterioro reciente". En 2006, la institución fue intervenida por el gobierno de Tabaré Vázquez. En noviembre de 2021 comenzó la intervención del gobierno de Luis Lacalle Pou. 

Después del cese de actividades, la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) tomó la gestión de la mutualista de manera transitoria mientras se resuelve qué pasará con los socios y con los trabajadores.

"Ayer me cambiaron la medicación", dice Elena, y remarca que ya no queda la que la mutualista solía trabajar. Ahora que ASSE está a cargo del sanatorio, a los socios se les recetan medicamentos similares. "Pero te atienden lo más bien", asegura. Elena antes formaba parte de un grupo de Whatsapp en el que se hablaba sobre la situación que atraviesa el centro asistencial, pero decidió salirse. "Se dicen muchas cosas y nadie sabe nada oficial", agrega Heber, que está a su lado.

"Yo tengo un tratamiento crónico y Salud Pública no tiene las medicaciones necesarias", comenta Alba Umpiérrez a El Observador. Ante la falta de stock de medicación, los pacientes crónicos deben acudir a sus médicos para que les proporcionen recetas especiales que les permitan acceder a un descuento fuera de la mutualista, explica. Como socia de Casa de Galicia desde hace 36 años, considera que desde el ministerio "no se pensó en el usuario" y que, ante la falta de respuestas, el interés parece estar destinado a la infraestructura. "Dejar que la gente se arregle como pueda en medio de una pandemia desestabiliza a una persona", se queja.

Sobre el cruce de cebra en la esquina de la mutualista, hay una pancarta que dice: “Vecinos y comerciantes unidos por Casa de Galicia”. Muchos de los comercios de la zona son negocios familiares.

Lucas atiende el quiosco frente a la puerta del sanatorio, es hijo de los dueños que abrieron el negocio hace 17 años. En su familia no son socios, pero apoyan la causa. "Casa de Galicia nos da de comer en esta cuadra y en la próxima" y los clientes –usuarios y trabajadores– se convirtieron en amigos de la familia.

Cerca de las seis de la tarde de este martes, cuando la lluvia comienza a menguar, se acercan socios y funcionarios a la entrada del sanatorio. Las banderas blancas con el logo de la Asociación de Funcionarios de Casa de Galicia (Afuncag) son las que predominan, pero en la concentración también hay sindicatos de otras áreas. Se reparten abrazos, remeras con el lema "Galicia se defiende" escrito en la espalda y gorros celestes con el logo de la institución. 

Elena sale de la florería y se acerca a escuchar. 

La incertidumbre de los socios

"Es un momento delicado para todos los socios", expresa Daniel. En su opinión, el problema remite al sistema de salud de todo el país. Como socio ha visitado otras sucursales y le preocupa el estado del policlínico sobre la calle Colonia: "Se vino abajo, está todo derrumbado, sin pintar y dejado", aunque el sanatorio "está de novela". No tiene en claro la situación actual, pero cree que como socio lo justo sería que le diesen la posibilidad de elegir "a dónde disparar".

El plan inicial del Ministerio de Salud Pública apunta a redistribuir los socios de Casa de Galicia entre otras mutualistas. En principio Afuncag había accedido a este plan, pero luego, tras algunas diferencias internas, la asamblea dio marcha atrás. Son cuatro las mutualistas propuestas por el MSP para recibir a los socios: Circulo Católico, Hospital Evangélico, Universal y Cudam. ASSE está interesado en quedarse con la infraestructura, y así se lo informó al Poder Ejecutivo el presidente Leonardo Cipriani, para que la administración pueda contar con "otra puerta de emergencias" en Montevideo. 

La cruz de Galicia se eleva roja sobre Millán y Raffo. Entre las rejas del sanatorio engancharon candados, y cartas en sobres de nylon para conservar el papel en los días de lluvia. Frente a una multitud eufórica, las voceras de Afuncag invitan a "seguir poniendo candados" en las rejas. "Ese candado es el símbolo de que nuestra casa se protege, nuestra casa está cerrada", dice Patricia Pérez, una de las manifestantes.

Isabel Falcón atiende un bazar en la esquina del sanatorio, ya no es socia de Casa de Galicia pero lo fue toda la vida. Se borró hace 15 años. "Esa noche no dormí", recuerda, ya que le preocupaba abandonar a los médicos y enfermeras que la habían acompañado toda su vida. Pese al miedo, está contenta con el cambio. Cuando era socia, el principal problema que reconocía en Casa de Galicia era tener que esperar todo el día a que la atendieran. Como siempre vivió cerca, podía regresar a su casa y esperar a que los médicos llegasen. Ahora que está en otra mutualista donde las esperas no son tan largas.

Situación extrema

Las autoridades del Ministerio de Salud Pública se reunieron con los representantes de Afuncag la tarde del martes, para informarles que no se pagarían los salarios a partir de febrero, debido al vencimiento de una certificación del Banco de Previsión Social (BPS) impaga por la mutualista, tal como informó El Observador

La multitud que marchó desde Millán y Raffo recibió la noticia en la puerta de la residencia de Suárez y Reyes. En virtud de estos resultados, la presidenta de Afuncag, Alejandra Marino, comenzó una huelga de hambre a las 20 horas del martes.

"La primera que lo tenía que hacer, por respeto a mis compañeros, era yo", dijo a El Observador. La medida será tomada "hasta que consigamos tiempo para presentar un plan entre todos mis compañeros", agregó Marino y confirmó que la huelga iba a comenzar a partir del lunes que viene "pero ante la negativa de este gobierno se adelantó". 

Alejandra Coval, dirigente interina de Afuncag, asistió a la reunión con el ministerio. "No prosperó nada", dijo a El Observador. Y adelantó que comenzaría un diálogo "para empezar a trabajar en un proyecto" en conjunto con los integrantes de la asociación, tanto socios como funcionarios. 

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