El pasado 24 de enero el buque Vanguardia de la
Armada uruguaya, que se encontraba viajando hacia Punta Arenas (
Chile), se quedó sin propulsión debido a una contaminación en el combustible; esto provocó que la nave quedase a la deriva en aguas antárticas y en el medio de una fuerte tormenta.
Para evitar que el barco quedase atravesando el oleaje del agua y el cambio en los depósitos de combustible fuese agitado, producto del viento, la tripulación del Vanguardia pidió asistencia al remolcador Lautaro de la Armada chilena.
En seguida el remolcador llegó al lugar en donde se encontraba el buque uruguayo y colaboró para que la intervención mecánica fuese más rápida y segura. A los veinte minutos, el desperfecto había sido solucionado y tanto el buque como el remolcador siguieron con sus actividades correspondientes.
El 28 de enero, la Armada chilena
publicó un comunicado en el que explican cómo algunos días atrás habían "rescatado" a un buque uruguayo "en peligro" contando una historia con características casi cinematográficas.
El Observador consultó a Gastón Jaunsolo, vocero de la Armada uruguaya, quien aseguró que desconoce por qué los chilenos "magnificaron" y "dramatizaron" el evento. A su juicio se trató de "un procedimiento común y corriente". Jaunsolo remarcó que este tipo de averías que sufrió el Vanguardia "no son deseables pero si esperables porque los barcos tienen 40 años" y que el personal abordo sabe cómo responder a ellas.
"Estamos muy agradecidos con los compañeros chilenos pero no fue un rescate como dicen ellos sino una asistencia", remarcó. El vocero aseguró que si no hubiesen contado con el apoyo del remolcador igual hubiesen podido salir adelante y sortear la dificultad sin mayores complicaciones.