La capital de China, Beijing, al igual que toda la región en la que está emplazada la urbe de casi 20 millones de habitantes, enfrentan lluvias torrenciales, provocadas por el tifón Doksuri, que arrasó el sureste del país, por lo que las autoridades locales reforzaron las medidas contra las inundaciones y pidieron a los residentes que no salgan de sus casas.
Para evitar cualquier incidente, muchos sitios emblemáticos de Beijing anunciaron su cierre temporal, entre ellos la Ciudad Prohibida y el popular parque de atracciones Universal Studios, así como bibliotecas, museos, restaurantes y centros comerciales. Incluso el inmenso Centro Nacional para las artes escénicas, ubicado cerca de la Plaza de Tiananmen, también cerró y canceló su programación.
Según la Administración Meteorológica de China (CMA), al menos durante las próximas 48 horas, las provincias de Hebei (norte) y Shandong (este), así como una parte de Henan (centro) y Shanxi (norte) estarán en alerta roja, zonas que en conjunto albergan cientos de millones de personas.
En tanto, el Ministerio de Recursos Hídricos elevó su alerta al nivel 2, ante el riesgo de inundaciones, y movilizó más agentes para controlar corrientes de agua y represas, mientras que en Beijing han sido evacuadas más de 27.000 personas que viven en áreas de riesgo y unas 20.000 en Shijiazhuang, una gran ciudad situada a 250 kilómetros al suroeste de la capital, según los medios locales.
Los expertos esperan que como consecuencia de las lluvias que suceden al tifón algunos ríos podrían superar los umbrales de alerta y ocasionar derrumbes en zonas montañosas, contexto en el que los servicios de auxilio redoblaron sus llamados para que los habitantes "no salgan si no es necesario", pedido que ha sido ampliamente acatada por la población.
La severidad del tifón y la intensidad de las lluvias y los vientos determinaron que las autoridades municipales incluso pidieran a las empresas que "no obligar a sus empleados a acudir a su lugar de trabajo si no es necesario".
Doksuri arrasa el sureste de China desde el viernes y se desplaza hacia el norte, donde se siente su influencia con precipitaciones torrenciales y las autoridades han sido muy cautelosas ante las fuertes lluvias, especialmente desde 2021, cuando las graves inundaciones registradas en el centro del país dejaron un saldo de más de 300 muertos, principalmente en la gran ciudad Zhengzhou.
En esa ocasión, muchos automovilistas quedaron atrapados por la repentina subida del agua en los túneles de las carreteras, lo que generó una importante polémica, ya que algunos acusaban al municipio de haber tardado en enviar alertas meteorológicas.
Con información de AFP
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