El gobierno chino obliga desde el domingo pasado a los usuarios a que escaneen sus caras con los teléfonos móviles nuevos que adquieran. La medida responde a un conjunto de normativas que el gigante asiático viene implementando para “proteger los derechos de los ciudadanos en el ciberespacio”, dijeron las autoridades.
La norma indica que las compañías de telecomunicaciones “utilicen la inteligencia artificial, así como otros métodos técnicos” para vincular la identidad de la persona con su tarjeta SIM, explicó el diario inglés The Guardian.
Aún no se sabe con certeza cuáles de las empresas del rubro de las telecomunicaciones brindarán los datos al gobierno de Xi Jinping. Lo cierto es que China es sede de importantes compañías en el rubro tecnológico que, además, se dedican a la producción de software de reconocimiento facial, como Megvii y SenseTime.
La medida desató graves polémicas por el nivel de acceso que tendrán las organizaciones –incluyendo el Estado– a los datos personales de los usuarios de telefonía móvil a partir de ahora. En el mismo sentido, el hecho de no tener en cuenta el consentimiento de las personas a la hora de acceder a su información privada es un tema que también genera alarma.
La situación en el país comunista se da en el marco de un debate sobre la preocupación del acceso a los datos personales a raíz del creciente protagonismo de la inteligencia artificial en nuestras vidas.
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