La llegada de Francisco Bustillo al Palacio Santos significó un cambio en la relación con las autoridades de Uruguay XXI, el instituto encargado de la promoción de inversiones, exportaciones y desarrollo de la marca país, que enseguida se plasmó en una ausencia de diálogo y una serie de resoluciones que reducían la independencia de este organismo visualizado por el excanciller Ernesto Talvi como “clave” en el desarrollo de su anunciada “diplomacia comercial 5.0”.
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