Espectáculos y Cultura > Desafiar el paso del tiempo
Claudia Frigerio, la restauradora del patrimonio cultural de la ciudad
Un bien cultural, ya sea una pintura, un edificio histórico o una escultura, se somete ineludiblemente al paso del tiempo. Obras de arte que datan de siglos pasados se pierden muchas veces por el deterioro. Pero en esta pugna entre lo material y el tiempo, la restauración tiene la posibilidad de intervenir sin afectar la esencia de la obra original.
Claudia Frigerio es una de los restauradores más relevantes de Uruguay. Lideró varios proyectos de restauración de pinturas, esculturas y edificios históricos, entre los que se destacan el monumento a Artigas en la plaza Independencia de Montevideo, el Cabildo de Montevideo, la Cámara de Representantes en el Palacio Legislativo y el Palacio Santos. En este último, la restauración de una puerta derivó en algo mucho más grande porque Frigerio descubrió –mediante un proceso muy minucioso de rasqueteo de pintura capa por capa con un bisturí– pinturas del artista suizo del siglo XIX Martino Perlasca. Por estos días se encuentra trabajando en la restauración del mural de Julio Alpuy que se encuentra dentro del liceo Dámaso Antonio Larrañaga.
En diálogo con El Observador, Frigerio habló de su trabajo, del proceso que implica una restauración y de los cuidados que deben tenerse a la hora de enfrentar un desafío de tamaña importancia como el de tocar una obra valiosa que hizo alguien más.
¿Cómo llega a trabajar en la restauración del mural de Alpuy? ¿Cuál es su valor patrimonial?
Surgió a raíz de un llamado público que hizo a principios de año el MEC a través de la Comisión de Patrimonio.
Toda la obra de la escuela Torres García tiene un gran valor para los uruguayos. Julio Alpuy es uno de los grandes exponentes del arte del siglo pasado en nuestro país y esta es, en sí misma, una gran obra. El estado de deterioro que presentaba el mural era bastante acelerado, por eso fue importante que se atendiera su conservación.
¿Cuáles son las etapas que se llevan a cabo en una restauración?
Primero hacemos un estudio material y documental del mural. Lo material consiste en conocer cuáles son los componentes; para eso se mandan muestras al exterior para hacer una analítica y determinar con qué se está trabajando, qué tipo de material es y cómo se está comportando. Después se hace un estudio documental e histórico para entender en qué contexto se creó el mural. Además, se hace un registro cartográfico de todas las lesiones y degradaciones que presenta. A partir de todo eso se propone un proyecto de conservación acorde al mural y a las patologías que tenemos que atender y resolver. Conservar materialmente involucra todos aquellos procesos destinados a la estabilización de la obra y a la prolongación de su vida para que futuras generaciones puedan disfrutarla. Luego comienza el proceso de la restauración, donde entran en juego aquellas acciones destinadas a lograr la unidad estética en la obra para poder apreciarla en su conjunto.
También hay cuestiones de principios en este proceso. Los materiales que se utilizan tienen que ser reversibles porque todo lo que nosotros ponemos otro restaurador tiene que poder sacarlo. Por ejemplo, el estucado (que es lo que se utiliza para rellenar partes que faltan del mural) es un material completamente reversible con agua, se lava y se saca. Luego del estucado comienza la etapa de reintegración de color. A todas esas partes, donde el color se había caído o tenía un huequito, se les iguala el color original que se coloca sobre esas lagunas. De esa manera se recupera la unidad estética en la obra.
¿Una restauración pretende siempre asimilarse lo máximo posible a la obra del artista original?
Lo que se busca es que la obra quede igual a como la hizo el artista que la creó en una época determinada, con ciertos materiales; hay que proteger eso. La creación original y el paso del tiempo en la obra son dos valores a respetar.
Se busca restaurar pero conservando siempre los valores intrínsecos a la obra que tienen que ver con la creación propia del artista, en una época determinada con ciertos materiales, hay que proteger eso.
El trabajo de los restauradores ha sido criticado en determinadas corrientes que consideran que a las obras se las debe dejar como el paso del tiempo lo disponga
Hay varias teorías y varios teóricos que hablan de eso. Uno como restaurador tiene que tomar un camino subjetivo a la hora de planificar el resultado de una intervención. En mi caso soy muy ortodoxa, trato siempre de tener mucho cuidado en las pátinas y el paso del tiempo en una obra.
Cuando un restaurador entra en contacto con la obra de otro artista se genera de cierto modo un diálogo subjetivo.
Eso ha sido motivo de grandes discusiones teóricas. Siempre se ha querido encajonar la actuación de tal modo que la mano del restaurador –que es lo que nosotros tenemos como principio básico– quede escondida ante la obra. Siempre se trabajó buscando eso pero, con el paso del tiempo y la evolución teórica de estos conceptos, se ha entendido y aceptado que por más que escondamos la mano y respetemos al artista, el acto mismo de la intervención es un acto subjetivo y forma parte de la vida de la obra.
Si consideramos que la obra tiene una etapa de nacimiento, una de vivencia y otra de thanatos (muerte en griego), el momento de la intervención constituye una etapa más.
La restauración va más allá del arte, conjuga varias disciplinas y técnicas. ¿Cómo se prepara un restaurador para ejercer esta profesión?
El restaurador tiene que tener conocimientos de muchas áreas, por ejemplo, necesita saber sobre química, historia, manejo de materiales y arqueología. Pero como no es posible profundizar en cada una de esas áreas, el restaurador trabaja por lo general con un equipo de varios especialistas. Entonces, si tengo un problema de contaminación biológica o de microorganismos en un mural, busco un biólogo que haga los análisis.
En este caso (mural de Alpuy) trabajamos con restauradores, varios arquitectos, un químico, un biólogo, historiadores, historiadores del arte y un grupo de Facultad de Ingeniería que hizo un estudio de radar de los muros, entre otros.
¿Alguna vez rechazó algún proyecto?
Dije que no cuando se pretendió imponer un resultado final sin realizar un análisis previo o una evaluación histórica material de la obra. En realidad uno no sabe qué es lo que va a hacer hasta que tiene la información. No se puede establecer un resultado sin previo análisis.
Algunos de los proyectos en los que trabajó Claudia Frigerio en imágenes
Palacio Santos
Frigerio se encontraba trabajando en 2016 en el proceso de restauración de la puerta principal del Palacio Santos que, tras haber sido incendiada durante la dictadura, se encontraba carbonizada. Después de recuperar la puerta, el pedido al equipo de la restauradora fue que pintaran la pared que también tenía depositada carbón. "La restauración que me marcó fue la del Palacio Santos, descubrir ese mural y sacarlo de debajo de cinco capas de pintura, encontrar aquello fue mágico, de los mejores trabajos… No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar", cuenta. Frigerio realizó una escala estratigráfica (se abre el muro en la pintura y luego se baja capa por capa). "La textura de la primera capa me habló de que podía haber algo más entonces, abrimos escalas estratigráficas corridas –que es abrir todo un muro a lo largo y ancho de una tira– y ahí vimos que había pintura y empezamos a abrir "ventanas". De repente nos apareció el ojo del pájaro, seguimos abriendo y apareció la alegoría a la virgen",dice. Así fue como se encontraron con Alegorías, la pintura mural del suizo Martino Perlasca. La obra es de aproximadamente 1883 y está ubicada en el zaguán del edificio.
Cabildo de Montevideo
La restauradora realizó una asesoría de un año en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, durante la que trabajó en la conservación de los pétreos (materiales que provienen de la roca o piedra) del Cabildo de Montevideo.
Monumento a Artigas (2012)
Cámara de Diputados en el Palacio Legislativo (2015)
