Economía y Empresas > Pasteur

Club de Bionegocios: un espacio para pensar fuera del microscopio

El nuevo club busca dar un impulso a la generación de negocios a partir de investigaciones aplicadas a salud animal y humana
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24 de agosto de 2016 a las 05:00
Por Alejandro Rodríguez
Especial para El Observador


"Los científicos en Uruguay necesitan arriesgar más y confiar más en ellos mismos", dijo a Café & Negocios Luciana Balseiro, ingeniera en alimentos y coordinadora de Bioespinn, la incubadora de proyectos biotecnológicos del Instituto Pasteur. Con el objetivo de dar impulso a la capacidad de generar negocios a partir de las investigaciones aplicadas a la salud animal y humana, Balseiro y el director del Pasteur, Luis Barbeito, decidieron formar este año el Club de Bionegocios, un espacio donde pensar posibles áreas de trabajo con la intención de desarrollar una idea comercial que arroje dividendos a sus responsables.

"Es un espacio de sensibilización donde queremos que los científicos piensen fuera del microscopio y que vean sus investigaciones con una mirada más aplicada a la sociedad y los productos tangibles", sostuvo Balseiro.
Con esa idea en mente es que el Club de Bionegocios desarrolló su primer taller llamado Creatividad en Acción, que fue cerrado con una charla del científico chileno Rodrigo Arancibia, un bioquímico que fundó la empresa Cellus Medicina Regenerativa.

La idea y la miradaPero los desafíos son muchos a nivel de bionegocios. Uno de los primeros escollos pasa por la idea a explotar. "El principal desafío es tener una buena idea, dejar volar la imaginación. El uruguayo es muy conservador todavía. Hay jóvenes en otros países qué son más atrevidos, y por eso no tenemos ciencia de tan buena calidad", manifestó Balseiro, quien se desempeña como coordinadora del Club de Bionegocios.

El segundo desafío es tener una "mirada internacional" para dar "soluciones globales", ya que la intención es desarrollar productos o servicios que puedan comercializarse también en el exterior. Bioespinn apunta justamente a ello con sus mentores y sus programas de preincubación e incubación. "Las iniciativas tienen que ser de una mirada amplia hacia la internacionalización porque en la ciencia la mirada es global", dijo Balseiro.

Para "hablar en serio"Otro gran desafío es la obtención del financiamiento para que una idea pueda ser investigada y eventualmente explotada comercialmente. En general se necesita por lo menos US$ 500.000 para financiar una iniciativa, "hablar en serio y jugar en las ligas mayores", explicó Balseiro. Se requiere más apoyo de las agencias especializadas del Estado y que agentes privados se arriesguen más en el apoyo a investigaciones aplicadas en biotecnología a fin de "generar un ecosistema financiero" que soporte el trabajo de investigación, añadió. Debe tenerse en cuenta que 10 años es el plazo que requiere por lo general una iniciativa para alcanzar el éxito comercial y arrojar dividendos en el área de la biotecnología.

Actualmente, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) otorga $ 30.000 por mes a los proyectos que comienzan su trabajo con Bioespinn y realizan un trayecto de seis meses de preincubación. En esta etapa, los responsables del proyecto deben "validar" la idea–asistidos por Bioespinn- .

En caso de que la idea prospere, se abre la etapa de incubación que puede durar hasta cuatro años. En este período, la asistencia financiera de la ANII alcanza a US$ 750.000 por año.

Hacia la regiónGenlives es uno de los emprendimientos incubados dentro de Bioespinn. Es llevado a cabo por cuatro personas, entre ellas Lucía Spagenberg, de 32 años, que también forma parte del Club de Bionegocios del Instituto Pasteur.

El emprendimiento lleva casi un año incubándose y apuesta a estar otro año más para consolidar su promoción. Implicó el desarrollo de una plataforma de telemedicina para realizar test genómicos (exoma y genoma) con la incorporación de paneles cardiológicos, neurológicos y oncológicos.
Spagenberg dijo que buscarán ofrecer los servicios a médicos, instituciones médicas y pacientes dentro de Uruguay, pero que la idea es mirar más allá de la frontera porque es una plataforma "fácilmente expandible a la región".

Desde su perspectiva, el principal desafío para consolidar iniciativas de ese estilo es obtener fondos para su desarrollo, pero también vencer una barrera instalada en Uruguay que hace que la incorporación de la Medicina Genómica en el país sea "lenta" en comparación con lo que ocurre en otras naciones. Es "difícil" convencer a los médicos de trabajar con ella y lo mismo ocurre con los usuarios del sistema de salud, comentó.

"No teman a esta nueva lógica de hacer ciencia" lll El director y conductor del programa de televisión chileno Todo por la Ciencia, Cristian Hernández Cuevas, fue el responsable de presentar al científico Rodrigo Arancibia, bioquímico responsable de Cellus Medicina Regenerativa, durante el cierre del taller Creatividad en Acción del Club de Bionegocios. El mensaje de Hernández Cuevas a los científicos fue claro y conciso: "No teman en sumarse a esta lógica nueva de hacer ciencia y desarrollo" ya que, al igual que los trabajos de Arancibia, lo que se investigue en Uruguay "puede impactar en la sociedad entera". También es creador de Biotech Tonic, evento de networking científico-emprendedor que combina investigadores, inversionistas y agentes de gobierno. Por su parte, Arancibia celebró que se pongan en marcha iniciativas que impulsen a los científicos a "ir más allá". "Somos parte de una revolución que lleva muchos años", opinó el científico que trabaja con células madre para "resolver enfermedades crónicas incurables". Trabajó en la investigación y desarrollo de células con potencial regenerativo para pacientes como deportistas de alto rendimiento. El cierre del taller y la exposición de Arancibia se llevaron a cabo el martes 9 de agosto en el restaurante Paullier y Guaná de Montevideo.

Antitumoral

Lucía Fischer (26) es magister en Ciencias Biológicas y cursa un doctorado en Biológica Molecular y Celular; Guillermo Tramontín (24) es licenciado en Bioquímica y cursa una maestría en Ciencias Biológicas. Son parte de Digem Biotec, que estudia la resistencia a drogas antitumorales y la producción de biomarcadores de pacientes con cáncer. En setiembre cumplirán un año de incubación en Bioespinn. El objetivo es patentar sus estudios y comercializarlos. Con los análisis que llevan a cabo podrán ver "si un paciente responde o no a un tratamiento, si un tumor va a progresar o no a una metástasis".

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