El confinamiento está haciendo más fuertes algunos de los compañeros invisibles que amenazan nuestra rutina personal y familiar. El más poderoso de todos es la incertidumbre. En un momento en el que las cifras son las protagonistas del día, saber qué pasará el día siguiente y si podremos volver a desempeñar nuestro trabajo tal y como lo hacíamos hasta ahora, es una quimera para la que nadie está preparado. Gestionar las inquietudes diarias es la única solución si queremos seguir manteniendo un ritmo saludable.
"Todas las personas se sienten muy incómodas ante la incertidumbre porque supone una clara pérdida de control y de inseguridad frente a lo que sucede", explica Juana Erice, coach y autora de "Gracias". Asegura que una buena forma de gestionarla es buscando soluciones dentro de la dificultad: "Soluciones que nos permitan centrarnos en la acción y en la toma de decisiones".
Natalia Gómez del Pozuelo, conferenciante y escritora, apunta una nota positiva: "Esta emergencia nos puede ayudar a bajar el ritmo, ya que a juzgar por las cifras que estamos recibiendo, al planeta le está sentando estupendamente nuestro parón". Está segura que hay muchas actividades que aprenderemos a hacer de forma sostenible en estos momentos.
Taparse los ojos y los oídos no sirve de nada para huir de este bombardeo de información que alimenta y el miedo. Jesús Alcoba, director de La Salle School of Business, explica que hay dos tipos de incertidumbre: la que se puede mitigar y la que no. Subraya que la primera se puede aplacar con información veraz, pero que respecto a la otra hay que aprender a vivir con ella. "Hemos creado una sociedad con una alta capacidad de predicción, y eso nos ha hecho intolerantes a la incertidumbre. Parte de la solución es asumir que, nos pongamos como nos pongamos, no todo está bajo nuestro control", afirma Alcoba, autor de "Génesis".
Actuar es lo que propone Erice: "La incertidumbre, al igual que las dudas se combaten con la acción".
Para combatir con la duda, parece que tenemos más herramientas de las que pensamos. Erice identifica la profesionalidad; la fortaleza mental, "para impedir que las emociones o temores le aparten de su propósito u objetivo"; y, por último, la actitud ante las cosas que le suceden o los problemas que tenga que afrontar: "Si piensa y cree que puede resolver sus problemas, sin duda alguna encontrará el camino y lo conseguirá".
Alcoba menciona en primer lugar la información veraz: "Hay que esforzarse en buscar canales solventes y, sobre todo, no estar permanentemente hablando de la crisis". Para conseguirlo recomienda racionar la información y seleccionar mucho los canales que se utilizan. Gómez del Pozuelo, que acaba de publicar "Hipolina quitamiedos", también es partidaria de este racionamiento: "Intento escuchar las noticias una vez al día y no mirar mucho las redes, ni los memes, audios o vídeos que dan vueltas por ahí y que, en muchos casos son falsos".
Desde una perspectiva profesional, Erice aconseja al trabajador "centrarse en cuáles son sus posibilidades, sus fortalezas, dónde debe invertir su energía y en qué tiene que volcar su esfuerzo. Esa es la verdadera clave".
Las 'fakenews', la sobre atención al virus, hablar con personas tremendistas, pensar en el futuro y la inacción física y mental son los aliados de la incertidumbre que enumera Gómez del Pozuelo. A todos estos, Erice suma:
(Expanisión - RIPE)
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