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Con goles, Nacional alivia las tensiones que generan sus obligaciones en el Clausura
La euforia que naturalmente desprenden los cuatro goles ante Liverpool; los efectos del clásico que brindarán un plus a este equipo hasta que los tricolores quieran –si saben aprovecharlo–, y la mesura de un cierre de temporada en el que Nacional tiene todo para ganar (y también todo para perder), se transforman en una extraña sensación de tensión y alivio para el hincha tricolor en cada partido en el Torneo Clausura.
Ganar es todo para los tricolores a esta altura de la temporada, y vivirán con esa adrenalina de tener que evolucionar en una propuesta futbolística si aspiran a cortar el tricampeonato del Uruguayo de Peñarol.
Nacional debutó con goleada ante Liverpool este domingo y sigue segundo en la Tabla Anual. Volvió a confirmar, desde todo punto de vista, que quiere ser protagonista en este cierre del año.
Por la convicción de su propuesta. Por los aciertos tácticos del técnico Álvaro Gutiérrez, que, como en el clásico, puso el partido en el lugar que más incomodaba al rival. Y, también, porque este equipo de Nacional se muestra muy fuerte futbolística y anímicamente, con rendimientos individuales robustecidos.
Desde la sexta fecha del Torneo Intermedio, cuando Gutiérrez mandó a la cancha a Felipe Carballo contra Juventud en Las Piedras, el técnico encontró en el volante formado en el club un detalle que no es menor: fluidez al juego, a un toque, para transportar la propuesta a un nivel diferente.
Desde lo futbolístico y desde lo táctico.
Nacional, con Carballo y un 4-1-4-1, ganó mayor protagonismo en la mitad de la cancha.
Incrementó el control que tiene sobre el juego en el terreno y, fundamentalmente, aceleró la forma en que juega. La pelota corre a un toque, rápido. No se detiene, mientras los rivales suelen enredarse ante la propuesta tricolor.
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Ese lugar del juego que Gutiérrez parece comenzar a desarrollar con buen resultado, se transforma en una de las herramienta mejor aprovechadas.
Entonces, con la pelota, a Nacional le sienta bien el juego.
Ante Liverpool le adosó el valor de Brian Ocampo, que con su cambio de ritmo es difícil de defender, y le da a este equipo la capacidad ofensiva para dañar de la forma que pretende.
Liverpool sufrió todo el primer tiempo a Ocampo. Vio cómo el juvenil tricolor abría la cancha, generaba espacios y llevaba problemas.
También tiene este Nacional alternativas por izquierda. Matías Viña está jugando con nivel de selección. Un aspecto que para el fútbol uruguayo se transforma en un diferencial.
Los dos goles que le marcó a Liverpool hablan de su recorrido en la cancha.
Nacional tiene más para ofrecer. Ante la ausencia de Guillermo Cotungo, Armando Méndez le adosó un gol. En ataque, Thiago Vecino se transformó en un pistón clave para el funcionamiento del ataque, Gonzalo Castro en el jugador diferente.
Volvió Santiago Rodríguez, después de dos meses, y parece decidido a volcar toda su capacidad futbolística que le permitió ser la revelación de los albos en el primer semestre con balón, cambio de ritmo e intensidad en el juego que le brindan variantes ofensivas.
El fútbol de Nacional sigue acumulando razones para creer que está en un proceso de maduración, en el que todos los elementos que hacen al funcionamiento de un equipo (futbolístico, físico, táctico y anímico) aparezcan alineados para conducirlo hacia el objetivo del Campeonato Uruguayo. Liverpool les dejó buen sabor de boca y Gutiérrez buscará seguir profundizando para conseguir su gran aspiración: ser dueño de su destino, sin descuidar la fragilidad que suelen tener los equipos uruguayos por la irregularidad en sus rendimientos.
