Archivo. La Rocinha, una de la favelas de Brasil

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Controlan más de 250 kilómetros cuadrados de Río de Janeiro y compiten con los narcos por el dominio territorial en las favelas

Las llamadas “milicias” se originaron en los “escuadrones de la muerte” y, además de “vender” seguridad, controlan una amplia variedad de actividades económicas en las zonas más pobres. Muchos de ellos apoyan públicamente a Jair Bolsonaro. Fueron quienes ejecutaron a la concejala Marielle Franco en 2018
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14 de septiembre de 2022 a las 13:14

La retórica militarista y punitiva del presidente Jair Bolsonaro no está en el origen del fenómeno, pero lo alienta. Según un estudio realizado por la Universidad Federal Fluminense y la ONG Instituto Fogo Cruzado, las mafias parapoliciales que “venden” seguridad y compiten por el dominio territorial en las favelas de Rio de Janeiro con el crimen organizado crecieron un 400% en los últimos 16 años.

Se trata de lo que en Brasil se conoce como “milicias”, estructuras formadas por integrantes activos y retirados de las fuerzas de seguridad. Grupos que han sido defendidos por el actual mandatario de ultraderecha Jair Bolsonaro.

Según el estudio, en 16 años el dominio de los parapoliciales creció un 387%. Las llamadas “milicias” pasaron de controlar 52,6 kilómetros cuadrados a los actuales 256,3 kilómetros cuadrados, el equivalente a 64 barrios de Copacabana.

El accionar de estos grupos, responsables entre otros crímenes del homicidio de la concejala socialista Marielle Franco en marzo de 2018, se concentra en los municipios de la región conocida como Baixada Fluminense.

El informe advierte que sus integrantes, que comenzaron en la ilegalidad, se muestran hoy en los espacios públicos como “servidores del orden”. La expansión territorial supera incluso a la de los grupos como el Comando Vermelho, el Tercer Comando Puro y Amigos de los Amigos, que controlan la venta de cocaína a gran escala.

El crecimiento de estas “milicias” y sus vínculos con el poder político quedaron expuestos en el caso de Adriano Da Nóbrega, un ex policía jefe de una organización de sicarios. En 2005, Bolsonaro usó Cámara de Diputados para defenderlo.

“Es un brillante oficial”, subrayó el entonces diputado sobre el policía, echado en 2018 por corrupción siendo capitán del Batallón de Operaciones Especiales y asesinado poco después.

El trabajo de la Universidad Federal Fluminense y la ONG Instituto Fogo Cruzado precisa que los grupos paramilitares controlan, por ejemplo, unas 1.200 farmacias en Río de Janeiro y dominan, por ejemplo, servicios ilegales de venta de garrafas de gas y de transporte, como las combis y remises que salen de los municipios vecinos de Niteroi, Sao Gonzalo, Duque de Caxias, Nova Iguazú, Queimados, Belford Roxo y Sao Joao de Meriti.

Según la directora de Fogo Cruzado, María Isabel Couto, las “milicias” se reforzaron a partir de 2016, cuando el Primer Comando de la Capital, que domina el narcotráfico a nivel nacional, comenzó a disputarle el poder al Comando Vermelho en Rocinha y el Complexo do Alemao, las dos favelas más extensas y pobladas.

"A esto hay que sumarle la crisis económica y de gestión que enfrentó el estado de Río de Janeiro. En estas condiciones se facilitó el crecimiento explosivo de las milicias", dijo Couto en la presentación del informe, basado en datos demográficos e informes policiales.

Surgidos en los años 70 al calor de la dictadura militar como bandas de policías que fueron ocupando terrenos públicos y privados, con la apertura democrática estos grupos comenzaron a ser llamados “escuadrones de la muerte”, famosos por la masacre de ocho niños de la calle en la Iglesia de la Candelaria el 23 de julio de 1993.

Couto explicó que en los últimos tiempos “los paramilitares y los narcos hicieron acuerdos para vender droga en forma conjunta y repartir el dinero de las tasas que les cobran a los vecinos de las favelas para tener seguridad garantizada y otros servicios, como televisión por cable y mototaxis”.

“Son cinco décadas de grupos de exterminio, de presencia en el Estado de estos parapoliciales; cinco décadas de exterminio resultaron en un 70% de apoyo a Bolsonaro en la Baixada Fluminense”, advierte el sociólogo José Claudio Souza Alves, autor del libro “De los barones al exterminio”. Para el especialista, las bandas parapoliciales son más poderosas que los narcos, pese a la visión global instalada, por ejemplo, con la película Ciudad de Dios.

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