La presidenta
argentina Cristina Fernández extendió por decreto las sesiones del Parlamento hasta el miércoles 9 de diciembre, el día antes de que asuma el presidente elegido el 22 de noviembre. Hasta entonces se apuran los nombramientos, en lo que es una nueva demostración de que la mandataria dejará el cargo pisando fuerte con los dos pies.
La ley indica que las sesiones del Congreso son entre el 1º de marzo y el 30 de noviembre, pero el presidente tiene la potestad de extender este período. Así hará Cristina, según se publicó ayer en el Boletín Oficial.
La extensión servirá para apurar proyectos y nombramientos, como el que suscitó escándalo la semana pasada con la designación de dos miembros de La Cámpora a altos cargos en la Auditoría General de la Nación con mandato asegurado por ocho años.
Según una recopilación de La Nación, en el último mes el kirchnerismo aprobó una reestructura de la Secretaría de Deportes y generó 113 nuevos cargos públicos, muchos con sueldos similares a los de los ministros. Asimismo, la mandataria nombró cinco embajadores la semana pasada.
Pies firmes
Los politólogos identifican el "síndrome del pato rengo", algo que suele ocurrir a los presidentes en épocas de elecciones. Son momentos en los que cambian los entornos de poder y, si bien los mandatarios siguen estando al frente del país, pierden cierto peso ante sus sustitutos.
"La presidenta está tratando de mantenerse fuerte y tener capacidad de decisión hasta el último día, algo que realmente está haciendo muy bien", indicó a El Observador Belén Amadeo, experta en Comunicación Política y docente en la Universidad de Montevideo y la Universidad de Buenos Aires.
"Cristina está atrasando este síndrome de pato rengo muchísimo y, de hecho, hay nombramientos de último momento que son mandados directamente por ella. Eso sucede", agregó la experta.
El que desempeña ahora la presidenta es, a su entender, "un papel distinto del que oficialmente uno esperaría", pero por otra parte es "el mismo de siempre".
Amadeo considera que, sea cual sea el resultado del balotaje entre Daniel Scioli y
Mauricio Macri, la actitud de la presidenta le jugará en contra a su sucesor. El tiempo entre la elección y el comienzo del nuevo gobierno es escaso (18 días) para quien deba hacer una estructura.
"Aunque Scioli gane, el ambiente quedó caldeado (...). Creo que está pensando en sí misma, no en Scioli", agregó la experta.