Nacional > DE RIVERA A MONTEVIDEO

Crónica de una visita estudiantil desde el norte para definir "la carrera"

Desde centros de estudios al Parlamento, un grupo de liceales riverenses recorrió la capital
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03 de septiembre de 2019 a las 05:04

“¿Hay alguien que quiere venir a estudiar a Montevideo?”, preguntó la guía de la Facultad de Ciencias Sociales y, enseguida, se levantaron seis manos decididas. Con la pregunta, el murmullo en portuñol se expandió por todo el salón y algunos comentaban qué carrera querían elegir. “Derecho”, dijo una, “Psicología” otra y hasta apareció el “politólogo”. La mayoría cursa el último año de liceo y por primera vez había llegado desde la ciudad de Rivera hasta la capital sabedores de que les llegó la hora de responder esa pregunta con la que se insiste desde la infancia.

Es viernes, son las dos de la tarde y los jóvenes del liceo 4 de Rivera escuchan acerca de las cuatro carreras que ofrece el servicio de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar). Ya conocieron la Facultad de Humanidades, ya pasearon por la Torre de las Telecomunicaciones de Antel y ya almorzaron en la Intendencia de Montevideo. Desde la una de la madrugada están de viaje y aún el cansancio no se les nota.

Mientras la guía les habla de la carrera de Ciencias Políticas y algunos discuten acerca de qué es el poder, otros, en sintonía, piensan en la próxima parada que promete ser la más interesante: una recorrida por el Palacio Legislativo con charla incluida con Lucía Topolansky, la vicepresidenta de la República.

Pero la imaginación la corta un sincericidio de la guía de Ciencias Sociales: “disfruten su último verano”, les dice y algunos esbozan una sonrisa pensando que es un chiste. Después queda a las órdenes, les promete organizar una videollamada con todas las preguntas que puedan surgirle de aquí en más y, antes de despedirlos definitivamente, les hace una recorrida por la biblioteca del centro de estudios.

“El paisaje de Montevideo es distinto, es diferente al de Rivera. Eso ayuda mucho”, dice Daniel Leivas, uno de los estudiantes, a El Observador. Lo dice mirando por la ventana, asombrado por un tráfico que parece inabarcable pero atraído por una infraestructura diferente.

Sentado en el ómnibus que lo trajo desde Rivera y que lo volverá a llevar a las nueve de la noche, cuenta que quiere estudiar Educación Física pero en su corazón pesa su gusto por la política. “Si tuviera becas y tuviera donde quedarme, me venía a estudiar Ciencias Políticas a Montevideo”, dice.

Pablo Trindade tiene 17 años y es uno de los pocos que hacen quinto humanístico (la única diversificación posible que hay en ese liceo de Rivera) de los que están en el viaje. “Tengo ganas de hacer algo de Economía, me gusta Economía, pero como en mi liceo hay solo Derecho…”, se lamenta y suspira.

Palacio Legislativo

“Me encaaanta esto”, dice uno de los administrativos del liceo que acompaña a los jóvenes en el recorrido, mientras dobla su cabeza y mira hacia el trabajado techo del Palacio Legislativo. Casi se tropieza con la escalera por quedarse mirando cada detalle de su estructura. 

Los jóvenes no miran tanto, prefieren las selfies. Van rumbo a la sala de ministros a conocer a Topolansky.

“¡Qué emoção!”, grita una de las estudiantes al verla, dejando en evidencia que vive en la frontera. Ahora a las selfies se les suman los abrazos.  

“Este palacio es el símbolo de nuestra democracia. Va a cumplir 100 años de construido. Como ven, es un edificio muy bonito, ahora lo van a recorrer y van a ver que tiene cosas muy bonitas para ver. Pero lo más importante es que acá se discute y se hacen las leyes. Y bueno, se trabaja tratando de que esas leyes sean lo más beneficiosas para la gente”, les cuenta la vicepresidenta una vez dentro de la sala de ministros.

En su charla con los jóvenes, la extupamara habla en términos educativos y remarca una y otra vez las posibilidades que tienen “ahora” a diferencia de “antes”. Dice que “la gente del norte” en su época quedaba relegada a los niveles terciarios pero ahora, gracias a la descentralización de los servicios de la Udelar y otras iniciativas, se generaron oportunidades que hay que “aprovechar al mango”.

“Eso importa porque a veces una dificultad económica nos impide seguir. Pero en este momento tenemos la posibilidad de avanzar. Y si lo que quisiéramos seguir estudiando no está en nuestro departamento por alguna razón, ustedes sepan que ahora hay un campus universitario en Tacuarembó, hay en Salto, hay en Paysandú, hay en Fray Bentos, hay en Durazno, hay por muchos lados. No necesariamente, como dice la canción de (Pablo) Estramín, tenemos que morir en Montevideo”, les dice mientras ellos escuchan atentos.

Para hacerles aún más cercano el mensaje, Topolansky dice que “cualquier ciudadano” puede, por ejemplo, llegar al Palacio Legislativo. En eso, nombra a algunos diputados que vinieron de Rivera: Tabaré Viera (Partido Colorado), Saúl Aristimuño (Frente Amplio) y termina señalando al senador que tiene a su lado, Charles Carrera (Frente Amplio). “Si se lo plantean, capaz que pueden ser habitantes cotidianos de esta casa”, les manifiesta.

Carrera toma la palabra y se los resume: “tienen posibilidades de estudiar, de luchar, de progresar, tienen que seguir adelante, uno no sabe el techo”.

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