Una de las preguntas más importantes de cuantas quedaron abiertas después de la elección primaria es en qué medida la renovación radical de la candidatura presidencial del Partido Colorado (de Pedro Bordaberry a Ernesto Talvi: otro apellido, otro perfil, otro discurso) es suficiente para que el viejo partido de la Defensa, ahora sí, logre desplazar al Partido Nacional del segundo lugar en la elección de octubre. Para pasar al balotaje los colorados precisan duplicar su votación de hace cinco años. Para vislumbrar cómo, concretamente, podrían hacerlo, es conveniente cambiar el nivel de análisis y observar más de cerca la competencia por la representación en el Senado. Hace cinco años los blancos conquistaron diez escaños en la Cámara Alta y los colorados cuatro. Uno de los senadores colorados electos abandonó el partido para plegarse al proyecto de Edgardo Novick. De todos modos, para facilitar el análisis y con algo de generosidad, podemos asumir que el “piso” de los colorados son esos cuatro senadores del 2014.
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