El aumento en el precio del gasoil, que rige desde la medianoche del viernes 30 de julio y fue de un 10,95% para quedar en $ 50,70 por litro, causó malestar en el sector agropecuario. Más allá de la discusión que deriva de cómo se calculó al ajuste, el monto del mismo y los factores que inciden en que el precio local de ese insumo sea más elevado que en otros países de la región –con lo que eso implica–, está claro que es una adversidad, que impacta de diverso modo según el sector que se considere.
Alfredo Lago, presidente de la Asociación Cultivadores de Arroz, explicó que en esa cadena de valor hay inicialmente un costo directo por uso de gasoil que asumen los productores que se puede estimar en un 10 a 12% en el costo por hectárea para producir el cereal –unos US$ 1.800 por hectárea–.
Posteriormente, existe una fuerte demanda de gasoil para mover el grano, primero de la chacra a los molinos y luego de los molimos al puerto (casi todo el grano que se produce se exporta), en el sector que más volumen genera por hectárea, cerca de 10 mil kilos, lo que demanda mucha inversión para trasladar esa producción.
Por lo tanto, el gasoil termina incidiendo en un 20% en el conjunto de costos si se considera el proceso agroindustrial completo.
Lago comentó que hay una torta “muy variada” a la hora de observar los diferentes costos que afronta un arrocero, hay de 12 a 14 ítems y si bien hay varios de incidencia muy similar, pesan más los costos que se pagan con producción, con kilos de arroz, como el arrendamiento (el 70% de los productores arriendan campos) y el riego y eso hoy explica de US$ 320 a US$ 330 por hectárea, es decir del 17 al 18% de los costos totales.
En el caso de los productores de leche, si bien depende de cada empresa y puede haber registros por encima o menores, en la estructura de costos de un tambo el gasoil incide de 5 a 7%, dijo Justino Zavala, directivo de la Agremiación Tamberos de Canelones.
El uso de ese combustible es básicamente para que se movilicen las máquinas en tareas tales como laboreo de tierra, siembra y cosecha, es decir para elaborar y trasladar la comida del rodeo.
“Acá no nos pasa como en la agricultura, sobre todo como en el arroz, acá se usa menos gasoil, pero ojo que cambia mucho ese impacto si no se puede hacer siembra directa, con laboreo convencional ese porcentaje sube bastante”, explicó.
Agregó que en una empresa productora de leche lo más común es que el costo mayor lo generen los alimentos concentrados, eso es un 30% del total, a lo que le siguen los ítems mano de obra y renta de la tierra.
“Una suba de un 5 a un 7% en cualquier costo, cuando los márgenes son muy justos, siempre incide; capaz se ve como algo marginal, pero si te quedan ciertos pesos en el bolsillo para enfrentar el mes y justo te sube el gasoil como ahora eso te termina sacando unos buenos pesos que tanto se necesitan”, expresó.
El peso del costo del gasoil en el conjunto de inversiones en las empresas agrícolas varía –como en todos los rubros cada empresa es una historia–, pero en general se puede establecer que en una zafra en el cultivo de soja se consume desde la siembra (en directa) a la cosecha 25 litros de ese combustible –ocho litros durante las tareas de siembra, cinco para fertilizaciones y otros tratamientos y 12 litros durante la cosecha–. Es más o menos el mismo costo para un cultivo de invierno, como trigo o cebada. Si es necesario hacer un laboreo de tierra previo a la siembra, hay que añadir otros 10 litros.
Andrés Alayón, presidente de la Asociación Agro-Pecuaria de Dolores, dijo que el del gasoil no es un costo elevado, pero igual siempre que sube incide negativamente. Desarrollar un cultivo de soja puede demandar unos US$ 800 por hectárea, por lo tanto un costo de gasoil que anda en unos US$ 30 no es lo que más incide.
El uso sube algo, a 30 litros por hectárea, en el caso del cultivo de maíz, donde el costo total por hectárea es unos US$ 1.000, por lo que igual se trata de una participación del ítem gasoil que no supera el 5% de la inversión total.
El gasoil sí es un componente mucho más relevante a la hora de considerar el costo del flete, dijo.
En el caso de la ganadería, el gasoil no es un gasto elevado, sobre todo si se considera un sistema extensivo; sí tiene algo más de notoriedad en el caso de los sistemas que comprenden el uso de encierros para alimentar a los vacunos. También es otro el impacto en el traslado de las haciendas a las plantas industriales.
En la forestación, el impacto de ese costo en el total de egresos es de un 30 a 35% en la cosecha, similar al que hay en un flete de distancia corta, pero el costo si el servicio del flete es extenso puede llegar al 50%, informó Nelson Ledesma, presidente de la Sociedad de Productores Forestales.
Erick Rolando, presidente de la Confederación Granjera del Uruguay, dijo que especialmente la fruticultura –no tanto la horticultura– demanda mucho gasoil para los diferentes procesos en el proceso productivo.
“El gasoil en la fruticultura anda en un 8% del total de los costos, usamos unos 400 litros por hectárea cada año”, informó.
Tras mencionar que además hay muchos productores que usan gasoil para llevar mercadería a destino, incluso en algunos pueblos eso lo hacen en el tractor, admitió que “no es el costo principal, eso lo tenemos en la mano de obra que es un 60% de todo el costo; igual incide y te afecta”.
Finalmente explicó que en su momento el gasoil incidía más, un 12% de los costos en la granja, y que no bajó porque cueste menos, lo que sucedió es que subió mucho el costo de la mano de obra.
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