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Cuatro muestras que no hay que perderse en el mes de la fotografía
La fotografía en Montevideo se mueve y mucho. Con diversas muestras, visitas internacionales y eventos especiales, en los últimos años los centros fotográficos de la ciudad han logrado convertirla en un arte dinámica y atractiva para el público general, que se suma a las actividades con entusiasmo. El movimiento, sin embargo, alcanza su pico de intensidad en agosto, denominado el mes de la fotografía. Durante estas cuatro semanas las actividades son continuas, las exposiciones se superponen y el calendario se llena de pequeños mojones que vale la pena destacar.
El pasado viernes 9, por ejemplo, el Centro de Fotografía de Montevideo inauguró cuatro muestras simultáneas, que se desarrollan por separado en cada uno de los pisos de la sede de 18 de Julio y Andes. De futuros imaginados por mentes internacionales a historias íntimas, las exposiciones despliegan un abanico interesante de temas relacionados con la fotografía latinoamericana.
Además, todos los sábados la institución presenta actividades gratuitas relacionadas con los procesos y los conceptos fotográficos. Entre ellas se destaca una que evidencia los mecanismos de una cámara fotográfica por dentro y a gran escala, da la posibilidad de tomarse un retrato como se hacía antes y de realizar una serigrafía con parte del archivo del centro. La información de las actividades se encuentra en la web del CDF.
Las muestras
Distopía. Creada por el fotógrafo mexicano Fernando Montiel Klint, esta muestra se adentra en ese futuro no tan distante y alternativo que ha sido alimentado con fervor a lo largo de la historia del cine y la literatura. La hipermodernidad y sus contradicciones, las reflexiones de los que constituye a la poshumanidad y la influencia de la tecnología en nuestras formas de comportamiento son algunos de los temas que explora Montiel Klint, en esta exposición que puede visitarse en el subsuelo del CDF.
5 casas y un galpón. El fotógrafo y documentalista brasileño Bruno Gularte Barreto tiene una historia que contar, y es la historia de una tragedia. Oriundo de un pueblo fronterizo que sufrió la gran incidencia de los agrotóxicos, Gularte se fue de su casa cuando sus padres murieron de cáncer, y no volvió allí hasta que, después de varios años, las circunstancias de la vida lo requirieron. Allí recuperó varias fotografías de su pasado, que ahora expone en el segundo piso de la institución como muestras de esa infancia que le fue arrebatada, pero que se conecta de manera intrínseca con su presente.
De cerca, Homenaje a Jorge Ameal. Como su nombre lo indica, esta exposición está dedicada a la memoria y el trabajo de Jorge Ameal, fotógrafo destacado del ámbito nacional que se movió siempre cámara en mano entre los principales acontecimientos que atravesaban el país. Así, este rescate de su enorme archivo –una curaduría que puede verse en el primer piso a cargo de Daniel Caselli, amigo y colega– es una buena oportunidad para acercarse al ojo fotográfico de un hombre que capturó el pulso de Montevideo, pero que también supo seguir el ritmo de dos urbes bien instaladas en el imaginario cultural: Nueva York y París.
Playeos. Hay un momento, cuando estamos solos frente al mar –cualquiera sea la época del año–, que los sentidos se abren al máximo. Es un momento en que la conexión con la playa es palpable, y eso es lo que pretende capturar el fotógrafo Federico Ruiz Santesteban con su muestra Playeos, que hace referencia al término con el que los primeros pobladores y antiguos veraneantes de la costa denominaban al acto de vagar por el borde de la costa. La muestra, que se exhibe en la plata baja de la institución, requirió que su autor viajara hasta el balneario de su infancia y llevara consigo un laboratorio de revelado itinerante, en el que, entre otras cosas, utilizó agua de mar para concretar la obra.
