Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > NUEVO DISCO

David Lebón: "A Charly le perdono todas las cagadas porque yo anduve por el mismo camino"

En Lebón & Co, el músico argentino revisita clásicos acompañado de amigos, pero además anticipa nuevas colaboraciones con Charly García
Tiempo de lectura: -'
23 de junio de 2019 a las 05:00

Parado en el medio de la vida, a David Lebón le hicieron una propuesta. Su discográfica le propuso hacer un disco en el que interpretara nuevamente algunas de sus canciones más célebres, acompañado por las voces de colegas. El músico argentino de 66 años tenía ganas de grabar con sus amigos, y aceptó. 

Así nació Lebón & Co, publicado en mayo, que será presentado en Montevideo en los próximos meses con un show en La Trastienda y luego con una visita veraniega al festival Medio y Medio de Punta Ballena. Es un álbum en el que suenan nuevas versiones de El tiempo es veloz, Mundo agradable y Dos edificios dorados, acompañado por artistas como Julieta Venegas, Ricardo Mollo, Andrés Calamaro, Fito Páez y Pedro Aznar. 

Lebón lo define como “un disco de amor”, por la conexión con su banda y con los invitados. “Cada vez me sentía mejor, y cada vez estaba más emocionado, y cada vez venían mejores músicos y yo me amigaba con ellos y nos divertíamos más. Yo soy muy de querer, si conectamos ya enseguida somos hermanos y nos reímos. Y además, no me puedo olvidar de que soy el más grande de edad, y el amor por mí y el mío hacia ellos era inmenso”, contó a El Observador el músico.

El Ruso está sumamente feliz con el disco. Se le nota en cada elogio a sus acompañantes, desde Venegas (“yo habría hecho así el tema desde el principio”) hasta el español Leiva, a quien no conocía antes de este trabajo (“me escribió algo muy lindo, de que me conocía y me había escuchado, y yo no sabía quién era”).

Ricardo Mollo le regaló una guitarra Gibson 335 después de la grabación. “Casi me muero”, contó Lebón. “Es más tímido que yo, retímido. Estábamos en un lugar tocando, íbamos a tocar los dos, y cuando termina el show su mánager le dijo a la mía que Mollo me quería regalar la guitarra, y le pidió si me la llevaba. Y mi mánager le dijo que no iba a querer recibirla, porque me da vergüenza. La cuestión es que el lunes llegué al estudio y la guitarra estaba ahí. Pregunté y me dijeron que me la había regalado. Lo llamé para agradecerle con tremenda vergüenza, y él me agradeció con vergüenza. Pero somos bien amigos de barrio, los conozco a él y a su hermano Omar desde chicos, que iban a los ensayos”, relató. 

Lebón & Co propició otros reencuentros, como el de una de las antiguas bandas integradas por Lebón: Polifemo. El trío que completaban el baterista Juan Rodríguez y el bajista Rinaldo Rafanelli interpretó Suéltate Rock and Roll en una sola toma y con el mismo arreglo que la versión original. “Nos vimos en el estudio. Todos viejos, de pelo blanco. Con mi banda lo hago distinto ese tema, y no sé cómo hice para acordarme. En un momento cuando arranca el tema me río, como diciendo ‘que sea lo que Dios quiera’. Y es la primera toma. Se tocaron todo. Van a cerrar ellos en vivo conmigo, haciendo dos temas”.

Y así como hay reencuentros con el pasado, también hay guiños a artistas contemporáneos, como la presencia de la banda Eruca Sativa, cuyo baterista, Gabriel Pedernera, es el productor del disco. “Se toca todo y encima es bueno. Y es muy cómico, de esos que hacen el chiste sin reírse y no sabés si habla en serio o en joda. El Negro Rada es así”, comparó Lebón. 

La versión de El tiempo es veloz con Fito Páez es, en cierta forma, una manera de pagar una deuda. Porque fue el rosarino el que le mostró la canción a Mercedes Sosa, que la grabó en 1991, un episodio que sirvió de catalizador para la vuelta de Lebón a su país natal tras un período de exilio autoimpuesto. Fue en 1993, después del regreso de Serú Girán. El músico estuvo un tiempo con sus nietos en Uruguay, donde viven, y de ahí se fue a Estados Unidos, donde había vivido su infancia y juventud.

“Estaba en Miami, tocando por tragos en bares”, comienza una vez más Lebón, que demuestra parte de su extenso catálogo de historias a lo largo de la entrevista. Y me vio Olga Gatti, que era la mánager de Mercedes. Le contó, y Mercedes le pidió que me invitara al concierto que iba a dar en Miami. Cuando fui al teatro, me llevó al camarín, me abrazó y me dijo que tenía que volver a Argentina”. La frase fue contundente: “Te necesitan ahí”. 

A la vuelta se dio cuenta de que no quería irse más. Y recordó una charla telefónica con Pedro Aznar, mientras este se encontraba en Estambul. Aznar estaba en el medio de una maratónica gira, y le dijo: “No sé ni donde estoy. Quiero volver a Argentina, tocar contigo, escuchar los aplausos argentinos”. Para Lebón, la tierra tira. “Somos de ahí, tenemos que estar ahí”, afirmó.

La segunda parte

“Soy de los pocos que quedan”, lamentó Lebón. Pero a la vez lo dice como ilustración de la dinámica de Lebón & Co, donde era representante de una generación más veterana. Por eso también dice que en este disco están “los que estaban disponibles”, como una broma. 

En el medio de la entrevista se remanga su remera negra para mostrar, en su hombro derecho, un tatuaje. Es la cara de Jimi Hendrix. “Antes mi sueño era tocar con este, pero no llegué. Era muy jovencito. Pero lo vi en vivo y me dije que nunca iba a poder tocar así. Y nunca pude”, afirmó. “Creo que por eso se fue, porque para mi Dios se apuró, y lo tuvo que sacar rápido porque sino ese tipo iba a dominar toda la música”.

“Tuve una vida muy difícil, me drogué mucho y pensé que me iba a morir. Y no me importaba”

En el disco le quedaron pendientes algunas figuras. “Me habría gustado tener a alguien como Clapton, o alguien así, pero me costó mucho, se mueven de otra manera. No por el dinero, es que están en otro nivel”. Pero de todas formas planifica una segunda parte del proyecto, con más amigos, tanto argentinos como internacionales. 

Incluso tiene en mente invitados uruguayos. “Me encantaría que estuvieran Fattoruso y el Negro Rada, quizás con el hijo, Matías”. Y empieza a embalar. “Allá en Argentina hay un grupo que se llama La Bomba de Tiempo, que tocan todos tambores, por ahí se puede hacer alguna canción a dos guitarras y con los tambores. Ya armé todo. Ma, ¡vamos al estudio!”, le grita a su mánager y pareja actual, Patricia Oviedo, con una risa. 

En la lista de pendientes también está el guitarrista Augusto “Gringui” Herrera, integrante de la banda de Alejandro Lerner. Y otro músico más, un tal Charly García. “Con Charly estábamos con ganas de largar un single para ver qué pasa”, anticipó Lebón. “Porque no lo metería en el disco, él para mí es especial, es mi mejor amigo, y le perdono todas las cagadas que se haya mandado”. De repente el hilo toma un giro más serio y los ojos le brillan un poco más al músico argentino. “Se las perdono todas porque yo algo anduve por el mismo camino y también me mandé mil cagadas. Así que él está ahí, siempre presente. Pero los dos queremos esperar un poco para que su motricidad esté mejor y él pueda moverse bien y tocar tranquilo. Así lo tenga que esperar 10 años vamos a hacer un disco, si estamos por acá”.

Lebón es de los que van quedando, pero tampoco le preocupa particularmente ese dato. Sabe que algún día no va a estar, y se va a perder lo que pase con la música. Pero más allá de los cambios, no cree que el rock esté en peligro. “La música no va a cambiar, el rock no va a cambiar. El rock siempre va a estar. Y siempre va a haber alguna radio que va a pasar y te va a hacer recordar. El rock sigue moviéndose. Hay cosas distintas”, dice, y señala como ejemplos a Los Tipitos y Eruca Sativa, “que no sabés qué hacen ni de qué planeta vinieron”.

David Lebón está feliz. Con su nuevo disco y con lo que hace. “Todos los días me levanto y agradezco. Tengo un día más para hacer esto, y es una vida hermosa”, aseguró. “Mi misión es cantar de amor y recordarles a los que sufren que están vivos, y que no porque perdieron un trabajo van a perder la vida. Que insistan, como hice yo. Tuve una vida muy difícil, me drogué mucho y pensé que me iba a morir. Y no me importaba. Porque no estaba pasando nada. Nunca me fue mal del todo, pero era distinto. En aquel momento las compañías no me querían, ahora me tratan como un rey. El rey David”, concluyó con una carcajada. 

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...