La planta de UPM vista desde Paso de los Toros

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Del entusiasmo y la incertidumbre a la euforia y la calma: UPM inaugura planta y en el pueblo celebran que no haya “cambiado tanto”

Durante las obras hubo un boom de gente que generó movimientos en Pueblo Centenario y Paso de los Toros
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03 de junio de 2023 a las 05:02

Entusiasmo, ilusión e incertidumbre eran las tres palabras que más repetían, cuatro años atrás, los habitantes de Centenario cuando se les preguntaba acerca del futuro del pueblo.

Eran días de definiciones. 

La empresa finlandesa UPM aún no había oficializado la instalación de su segunda planta de celulosa –lo haría un mes y medio después–, pero las hipótesis acerca de cuánto podía cambiar esta tranquila localidad ubicada en el kilómetro 294 de la ruta 5 –apenas separada de Paso de los Toros por el río Negro– eran motivo de conversación y preocupación cotidiana de los vecinos.

La planta observada desde la ruta

Es jueves primero de junio de 2023. Pasaron cuatro años. Desde la carretera, a lo lejos, se ve la enorme planta. La chimenea da la inequívoca señal de que ya está funcionando, aunque todavía no fue inaugurada. Lo será el martes 6, en un evento en el que participará el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y varios jerarcas. Estaba previsto que asista –invitado especialmente para la ocasión– el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, pero eso finalmente no ocurrirá.

La inauguración no es una preocupación esta mañana soleada y los pobladores hablan de otra cosa. De un boom que terminó. De una efervescencia social que disminuyó. De que bajó la espuma de la cerveza.

Y que dejó cambios, aunque no tantos.

Después del boom

En el barrio Charrúa en Paso de los Toros, se ve algo de eso. Una grúa retira –desde hace días– las viviendas temporales que se instalaron para los obreros. También las hay en Centenario y en Durazno. Son contenedores ensamblados con servicios de agua potable, saneamiento y energía eléctrica que ya no tienen quien los habite ni razón de ser para estar ahí.

Las casas se van pero hay cosas que quedan. Un cartel pauta lo que fueron las normas de convivencia. No se permitían ruidos molestos entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Tampoco visitas nocturnas, tener mascotas, almacenar herramientas o material de obra. De lunes a jueves, los parrilleros se podían usar hasta las doce mientras que viernes y sábados hasta la una. 

La cooperativa tiene –al lado– una terminal de ómnibus donde algunos mensajes pagos por UPM llaman la atención. Dicen que el exceso en el consumo de alcohol u otras drogas deja huellas; que afecta la capacidad de concentración y puede dificultar la convivencia en el ámbito social y laboral; que duplica el riesgo de sufrir depresión o tener intentos de suicidios. También, sin rodeos, que si “explotás a una niña, niño o adolescente lo perdés todo”.

Los carteles parecen hablar del pasado porque la masa foránea ya se fue, pero las discusiones siguen en el presente. A dos cuadras está Pekadoras, una whiskería que lleva como leyenda un ruego: “Pasala bien pero no te pases”.

Una grúa retira una casa en Paso de los Toros

Apenas uno pasa el by-pass construido kilómetros antes de llegar, se puede ver en la carretera otra casa negra con una pared pintada de blanco que dice whiskería. “Esta es reciente”, dice el secretario de la junta local del pueblo, Eduardo Bovio. Hasta hace unos meses, dentro de Centenario funcionaba otra, City Night, que cerró. En 2019, cuando El Observador recorrió la zona, todavía no se había instalado. 

En diciembre del año pasado, el dueño del comercio fue imputado por trata en modalidad de explotación sexual y tráfico de armas y municiones. Un Tribunal de Apelaciones ratificó que 17 mujeres mayores de edad eran explotadas sexualmente a la vez que vivían allí aunque el abogado defensor aseguró que estaban por su propia voluntad e incluso dispuestas a declarar si era necesario.

El negocio, dijo Bovio, siguió funcionando un tiempo más a través de una de las hijas del dueño, aunque lo cerraron tras la merma en la clientela.

La ocurrencia de estos fenómenos en los megaproyectos suele ser advertida en los informes de impacto previos, tal como quedó plasmado en el realizado por la consultora EIA en 2018. 

Una whiskería próxima a Pueblo Centenario

“La llegada de personas foráneas puede aumentar la inseguridad en las localidades en esta zona (...) y motivar la aparición o el incremento de la prostitución, la venta y consumo de alcohol y drogas y, en general, la agitación de la vida nocturna y de comportamientos antisociales como delincuencia y violencia”, dice ese trabajo realizado específicamente para el proyecto.

En el centro de Paso de los Toros, al lado de la plaza Artigas, una kiosquera habla de ese pasado reciente poniendo el acento en los momentos récord de consumo. "Acá a esta hora, a media tarde, no sabés lo que era. Era todo naranja. Los empleados bajaban de los ómnibus en la plaza y venían a tomar cerveza, jugar la quiniela y comprar cigarros. Era todo el día palo y palo. Las ventas crecieron un 100%”.

En Centenario, donde funcionaban un local del Movimiento de Participación Popular (MPP) y una iglesia Universal del Reino de Dios, ahora hay un supermercado. A orillas del río Negro, un hotel que se instaló ahora se está reconvirtiendo, y una familia que tiene la distribución de un frigorífico puso un abasto de carnes en la calle principal. 

“Muchas de las empresas terminaron sus tareas. Eran los que movían más gente. Llegó a haber 6 o 7 mil personas trabajando. Ahora ha bajado bastante”, cuenta una de sus dueñas, Paola Barceló. 

Entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche la carnicería vivía su hora pico, con clientes que hacían fila hasta afuera. “Paraban los micro, compraban y seguían”, grafica.

Desde la junta local de Centenario, Bovio –que integra el Partido Nacional– agrega: “Se frenó el derrame económico que había a causa de los obreros de la construcción. Ahora se están instalando otras empresas de transporte y logística, y eso de alguna manera va a reflotar esa pérdida que tuvimos de la cantidad de gente que estaba de paso y se fue”.

También hay, por todos lados, construcciones livianas tipo steel framing con carteles que dicen “se alquila”. Los vecinos, da igual a quien se le pregunte, dicen que los precios se dispararon. Bovio menciona que los alquileres se fueron al doble, que pasaron de pedir $10 mil por una casa pequeña a $20 mil y que ahora volvieron a bajar y están en unos $ 15 mil. Lo mismo con los terrenos. Quienes más los buscan son choferes de los camiones que trasladarán parte de la celulosa que no irá por tren.

Evolución demográfica de Pueblo Centenario

1963: 826 personas
1975: 940 personas
1985: 880 personas
1996: 913 personas
2004: 1.038 personas 
2011: 1.136 personas
2023: 1.500 personas (estimado)

En la recorrida de 2019, Óscar Amarillo, un edil del Frente Amplio que tiene su casa frente a la ruta por la que a diario circulan centenares de camiones, decía que UPM sería un “cambio radical”.

En esa misma casa –ahora–, dice que “cambios, hubo” aunque “quizás no fueron tantos como la expectativa que había”. Bovio celebra que no haya “cambiado tanto”.

Hasta la llegada de la planta, Centenario era un pueblo de funcionarios públicos y jubilados que disfrutaban de la tranquilidad de vivir sin rejas. Uno de los miedos era lo que iba a pasar con la seguridad, en un pueblo donde todavía se podían “dejar las cosas afuera de noche”. Amarillo y Bovio reconocen que empeoró, por la llegada de personas ajenas, las cuales también han comenzado a irse.

Pero así como se observan cambios, hay otras cosas que siguen igual. Una de ellas es que todos los comercios siguen teniendo como leitmotiv cerrar entre la una y las cuatro de la tarde para disfrutar la siesta.

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