El déficit fiscal tuvo una leve reducción en agosto que se debió principalmente a la transferencia de liquidez por parte del Fondo de Estabilización Energética a Rentas Generales.
Sin embargo, detrás de los números se ve todavía una caída en la recaudación de DGI y BPS, y el impacto de obligaciones como el pago del diferendo con los trabajadores del Poder Judicial.
Los datos difundidos el viernes por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) muestran un rojo acumulado de las cuentas públicas equivalente a 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB) en los 12 meses finalizados en agosto.
Si bien el dato del mes anterior publicado por el MEF era similar al actual, en su último comunicado los técnicos de la cartera aclaran que hubo “una corrección del resultado primario del Banco de Seguros del Estado a partir de febrero de 2018” y que eso supone “un impacto negativo de 0,2% del PIB en el resultado consolidado”.
Esto implica que el déficit fiscal en meses como mayo y junio, cuando los informes mostraban un rojo de 4% del PIB, habría superado esa cifra. Se trata de los valores más altos desde mediados de 2003.
Según los datos oficiales, hay una leve moderación de la brecha fiscal. En el último mes, la reducción fue de casi una décima.
Sin embargo, hay elementos de única vez en el gasto y los ingresos que distorsionan el análisis. Por el lado de los ingresos, la transferencia del excedente del Fondo de Estabilización Energética hacia Rentas Generales explica buena parte del aumento de 0,2% del PIB en los ingresos del Sector Público No Financiero.
El MEF atribuye una caída de prácticamente 0,1% del PIB en los ingresos de DGI y BPS “al proceso de negociaciones salariales, que ha dilatado los ajustes salariales” y eso resta impacto en cierta medida al efecto anterior.
En tanto, por el lado del gasto, el “pago del convenio para la solución del diferendo salarial con los funcionarios del Poder Judicial”, compensó una leve caída en el resto de las partidas.
Perspectivas
La confianza de los analistas privados en que efectivamente el gobierno alcance su meta de llevar el déficit fiscal a 2,5% del PIB –que en la última Rendición de Cuentas fue pospuesta por las autoridades de 2019 a 2020–, viene en caída.
En la última edición de la Encuesta de Expectativas Económicas de El Observador, en la última semana de agosto, los expertos aumentaron sus proyecciones de déficit fiscal tanto para este como el próximo año.
En julio, esperaban que este año cierre con un rojo de 3,5% del PIB y el año que viene vuelva a subir a 3,6%. Sin embargo, en el último relevamiento el pesimismo creció y la mediana de los expertos prevé un rojo de las cuentas públicas de 3,9% del PIB tanto para este como para el próximo año.
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