El 4 de agosto de 2022 Dahiana Laguna (31 años) fue asesinada a manos de su exmarido, un hombre al que había denunciado ocho veces, en frente de sus dos hijas. El femicida, Ernesto Javier Medina, se suicidó en el mismo momento.
“Estamos frente a una situación donde quizá se podría haber previsto una muerte”, había dicho después del crimen la fiscal Sylvia Lovesio.
A poco más de un año del crimen, la familia Laguna reclama al Estado por la "negligencia e impericia de los órganos del Estado" en el caso. "El hecho se enmarcó en un conjunto de deficientes acciones y graves omisiones por parte del Estado", expresa el escrito que presentará la familia, al que accedió El Observador.
La primera etapa es citar a los organismos señalados, Poder Judicial, Ministerio del Interior y Fiscalía General de la Nación, a una audiencia de conciliación. En caso de no haber acuerdo, presentarán la demanda civil.
Los reclamantes son los familiares de Laguna, entre ellos su hermana, Micaela Laguna, quien es la tutora de sus dos hijas (de 10 y 6 años al momento del crimen y que continúan con tratamiento psicológico). El monto reclamado es por daño emergente, lucro cesante y daño moral y es de $1.500.000 y US$ 900.000.
La familia, a través del escrito que formuló el abogado Pablo Lamela, indicó que Laguna denunció la violencia que sufría a manos de su expareja al menos ocho veces en dos meses. Eso teniendo en cuenta un informe del Hospital Pereira Rossell –donde una de sus hijas fue tratada y se puso en conocimiento la situación de violencia sufrida–, las denuncias formalmente presentadas en seccional, las ampliaciones y las llamadas al 911 para reportar que Medina estaba incumpliendo la orden judicial de no acercamiento.
Dahiana Laguna estaba en pareja con quien finalmente la mató hacía 12 años y la relación hacía años que era violenta. Pero él siempre la "manipulaba" para volver, contó ella en algunas de sus denuncias, recogió el año pasado El Observador. Pero todo cambió para ella cuando la hija mayor de la pareja (que en ese entonces tenía 10 años) se había lastimado porque no quería estar más con su papá. A partir de eso, lo denunció en la Policía en varias oportunidades. A un año del crimen, su familia reporta que fue ocho veces.
Ernesto Javier Medina la terminó matando de un disparo en la puerta de su casa en Paso de las Duranas el 4 de agosto, frente a sus dos hijas y después se suicidó.
“Siempre fue violento, más de una vez me levantó la mano y una vez me amenazó con un cuchillo (...) no para de amenazarme, me dice que si me quedo con la casa la va a prender fuego conmigo y nuestras hijas adentro”, relató ella el 27 de junio en el Juzgado de Familia.
En la Fiscalía General de la Nación ningún fiscal tomó el caso previo a la muerte de Laguna. Todos los fiscales intervinientes lo hicieron porque estaban de turno cuando llegaban las notificaciones de la Policía.
"El día que pasó eso, él andaba a las 3 de la tarde por los techos. La nena grande dijo que se hicieron las dormidas porque andaba el padre por ahí y tenían miedo”, contó la hermana de la víctima el año pasado a El Observador. Él la mató cuando ella salió de su casa a denunciar la intromisión, lo hizo frente a sus dos hijas.
Dahiana le contó a su hermana que había pedido que le pusieran a él una tobillera electrónica. “Me contaba que hizo una carta con sus propias manos, en la comisaría, pidiendo que le pusieran una tobillera. Le ofrecieron si quería tobillera o a la policía de custodia y ella pidió tobillera, que nunca se la pusieron”, expuso.
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