Javier Conde

Javier Conde

Es periodista de la sección Mundo de El Observador

Mundo > Crisis política

Diálogo en Venezuela, una historia con tantos fracasos como convocatorias

Con la confirmación de Juan Guaidó del fin de las conversaciones, la oposición venezolana apunta hacia el Tiar invocado la semana pasada
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17 de septiembre de 2019 a las 05:01

El diálogo en Venezuela es un largo camino de desencuentros.

El último episodio de esta saga inacabada fueron las conversaciones con la mediación de Noruega a las que este domingo el líder opositor venezolano Juan Guaidó, reconocido como presidente por medio centenar de países, calificó de agotadas, luego de la negativa del régimen de Nicolás Maduro de volver a la mesa de negociaciones.

"Maduro abandonó el proceso de negociación con excusas falaces: tras más de 40 días en los que se han negado a continuar en el mismo, confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó", apunto el equipo de Guaidó en un comunicado firmado por el dirigente, presidente de la Asamblea Nacional (Congreso)

Las conversaciones en busca de salidas a la grave crisis política y económica venezolana, de un impacto social sin precedentes en el país y quizás en América Latina, que comenzaron en Noruega y se trasladaron posteriormente a Barbados, están congeladas desde el 7 de agosto por decisión del oficialismo.

El diálogo es contrario al talante del chavismo, aunque, y vaya paradoja, sea el chavismo la fuerza política que más lo ha esgrimido desde, tan atrás, como el año 2004, cuando la oposición activó el proceso para revocar el mandato de Hugo Chávez.

Con la mediación entonces de James Carter, el expresidente de Estados Unidos, y del colombiano César Gaviria, para la época Secretario General de la OEA, el tiempo pareció demostrar que aquella primera intentona de acercamiento entre las partes, tras el golpe del 11 de abril de 2002 y el paro petrolero de más de 60 días de finales ese año y principios de 2003, le dio a Chávez lo que buscaba: tiempo.

El exmandatario, fallecido en 2013, fue al revocatorio aquel año de 2004 y ganó, lo que no parecía tan claro unos cuantos meses atrás. Fue en ese contexto que el jefe militar y político puso en ejecución sus célebres "misiones" de asistencia social, con el apoyo de Fidel Castro y Cuba, que lograron insertarse con gran efectividad inicial en los sectores populares.

Para el público opositor –quizás un término muy amplio y sería menos impreciso referirse a opositores más vociferantes, incluidos ciertos medios– el diálogo lucía entreguista, blandengue, ineficaz. Esa prédica condujo, luego de la derrota en el referéndum revocatorio, a la abstención en las parlamentarias de 2005. El chavismo se hizo dueño absoluto de la Asamblea Nacional.

"La palabra diálogo ha terminado por convertirse, dentro y fuera de Venezuela, en un comodín. Grave, muy grave: pues sin diálogo no hay política. Sin diálogo la política se transforma en simple confrontación. Y la confrontación sin política es lo que más conviene a Maduro y su grupo. Hay, en consecuencias, que recatar el sentido de la palabra diálogo. ¿Pero cómo? En ese “pero” y en ese “cómo” reside justamente el problema",escribía en 2017 Fernando Mires, emérito profesor chileno, de vida académica en Alemania y seguidor constante y en detalle de la vida política venezolana.

"Quienes usurpan el poder han bloqueado una salida pacífica, rechazando discutir y acordar una propuesta sensata realizada por nuestra delegación para ponerle fin a este conflicto", sostiene el documento de Guaidó del domingo.

Maduro, el pasado 6 de setiembre, exigió a Guaidó que "rectificara"  –el gobierno acusó al líder opositor de un plan para entregar El Esequibo, una zona en reclamación con Guyana– so pena de seguir congelando el diálogo. "O rectifican, insistió, o no nos verán las caras".

Y no se la verán.

De inmediato,este lunes, el representante de Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio respaldó al presidente de la Asamblea Nacional y dejóconstancia de que estaba "trabajando por la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar)", cuya convocatoria recibió la semana pasada el visto bueno de 12 de sus 19 países signatarios.  El Tiar, vieja arma de la "guerra fría", tiene un largo historial de tantas invocaciones como no aplicaciones.

La agrupación política Soy Venezuela  –que reúne a dirigentes políticos de vieja y nueva data– exigió a la delegación opositora en el frustrado diálogo, según el portal Efecto Cocuyo, "rendir cuentas".

Esa alianza política sostiene que la “operación de Barbados (…) provocó un daño real y severo a la lucha del pueblo venezolano por su libertad que se traduce en desconfianza, desesperanza y desmovilización".

 

 

 

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