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Se aprobó la ley trans con referencias a "bufarrones" y a "felizmente heterosexuales"

La cámara baja dio sanción definitiva al proyecto impulsado por el gobierno
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19 de octubre de 2018 a las 08:17

Dos días después de que el Senado aprobara el proyecto de ley integral trans, este jueves fue el turno de la Cámara de Diputados y el proyecto se transformó en ley luego de 10 horas de sesión, por 62 votos en 88 legisladores que estaban en sala.

De esta forma, culminó una discusión de varios meses y será ley una iniciativa aplaudida por los colectivos Lgbti y otras organizaciones de la sociedad civil, pero duramente cuestionada por los movimientos evangélicos. 

Al abrir el debate, la diputada oficialista Cristina Lustemberg dijo que “todo lo que no se legisla explícita y taxativamente en favor del más débil queda implícitamente legislado en favor del más fuerte”. La exsubsecretaria de Salud defendió los artículos más cuestionados, como el que habilita a los menores a cambiarse de nombre o iniciar tratamientos de hormonas incluso sin el aval de sus padres o tutores.

"La posibilidad de modificar el nombre, el cuerpo y la apariencia física para vivir plenamente la identidad de género que se autopercibe es un derecho fundamental para todos los niños, niñas y adolescentes. En la medida en que sus familias les apoyen y acompañen, estos procesos pueden ser realizados en forma oportuna, potenciando y fortaleciendo el efectivo goce de sus derechos humanos. Por el contrario, si las familias excluyen y discriminan a sus hijos e hijas por su identidad de género, los riesgos de impacto en la salud mental son muy altos, en especial, riesgo de depresión, ansiedad e intentos de suicidio", argumentó.

El diputado del sector Ir, Martín Couto, dijo que el país tiene “una realidad urgente” que justifica la votación a contra reloj de la normativa. “Las situaciones de exclusión, de separación completa de la sociedad, salvo para maltratar y violentar, ocurren hoy en el Uruguay, y si lo postergamos un año y medio estaremos poniéndonos de espalda a la realidad”, afirmó. 

Couto criticó duramente a quienes se oponen al proyecto bajo el argumento de que la Constitución ya prevé que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley. Para ello, el legislador se centró en “las diferencias entre normas y prácticas” y dijo, por ejemplo, que si bien “hay una norma social de la modernidad que es la heterosexualidad obligatoria”, es sabido que “nunca en la historia de la humanidad dejó de haber relaciones homosexuales”. 

También se refirió al “bufarrón”, a quien describió como “el varón perfectamente heterosexual pero que tiene permitido penetrar a otro varón y sigue siendo, para las normas, heterosexual”.

“Por supuesto que si ese varón, en lugar de penetrar, fuese penetrado, dejaría de ser heterosexual. Esa es la línea que define lo que está bien y mal en nuestras normas morales”, argumentó. “Esta sociedad autoriza al bufarrón a penetrar a las personas trans, a quienes no se le conceden ni reconocen derechos”, afirmó Couto, y añadió que “hay un grupo de cuerpos en nuestra sociedad a los que se puede maltratar, violentar, torturar, matar y además está permitido usar para tirarse una canita al aire en el marco de la heterosexualidad obligatoria”.

“La división entre el ellos y nosotros siempre está construida socialmente, a veces también legalmente”, dijo Couto.

Dastugue: "Me discriminan"

Durante el debate, el diputado nacionalista Álvaro Dastugue, uno de los principales detractores del proyecto, reconoció que la población trans es una que ha sido “discriminada”, pero advirtió que la propia ley es “discriminatoria”. 

“Con esta ley otorgamos privilegios y beneficios y eso la convierte en discriminatoria”, afirmó Dastugue. El legislador expresó que la iniciativa “busca que (los trans) sean prioridad a la hora de acceder a una vivienda, a una beca estudiantil y a un empleo público, limitando los derechos de otros segmentos de la sociedad”.

“Creo que todos somos iguales ante la ley. Somos iguales los que somos felizmente heterosexuales, somos iguales los que son felizmente transexuales y somos iguales los que son felizmente gays”, dijo Dastugue.

El diputado manifestó que el proyecto “va más allá de querer promover una vida libre de discriminación y estigmatización”, introduciendo “conceptos y definiciones basados en ideologías y no en verdades biológicas y científicas”. 

“Se reconocen en el mundo más de 100 tipos de género. La pregunta que me hago y que nos debemos hacer: ¿cuál va a ser el límite que tendremos para legislar? Si hoy legislamos para un tipo, que es el trans, ¿tendremos que seguir legislando para los demás tipos de géneros? Vamos a tener 100 proyectos de ley más”, agregó.

Por otra parte, cuestionó que “todo aquel que está en desacuerdo o que tiene algún mínimo reparo con la ley” sea “tildado por grupos sociales –y también por algún legislador– como homofóbico, retrógrado, antiderechos, fundamentalista, conservador, elitista, y otros adjetivos que no enriquecen”.

Dirigiéndose a los integrantes del colectivo trans que estaban en las barras, dijo que muchos militantes de esas organizaciones lo discriminan.

La discusión de fondo

El diputado del Partido Independiente Daniel Radío dijo que el debate del proyecto deja entrever “una discusión de fondo" que se viene "escamoteando y que paradójicamente para otros colectivos nadie cuestiona”, que es aquella vinculada a “la eficacia o conveniencia de las políticas de acción afirmativa, que alguna vez se llamaron de discriminación positiva”.

“Muchos se han rasgado las vestiduras en relación a este proyecto y no han tenido ningún inconveniente en apoyar y hasta promover políticas de acción afirmativa en relación a otros colectivos; ahí no les importaba si se violentaba la igualdad ante la ley”, afirmó. “Lo que no me parece es que este tipo de políticas nos parezcan aceptables en otros casos, pero como este es un colectivo que algunos perciben con menos empatía entonces con ellos no”, agregó.

Aunque advirtió que su partido no votará los puntos más polémicos del proyecto, como las reparaciones a las víctimas de persecución durante la dictadura, o la habilitación a los menores para cambiarse de nombre o empezar tratamientos hormonales sin la anuencia de sus padres o tutores, Radío dijo que comparte “la orientación filosófica” de la iniciativa. Según advirtió, el texto busca hacer de esta sociedad "una comunidad menos prejuiciosa, más tolerante, más inclusiva, y por lo tanto más democrática”. 

Sobre el artículo que dispone el régimen reparatorio, señaló que “la persecución durante la dictadura no reconoció límites de género, orientación sexual identificación política o edad, y elegir una de esas características humanas para reparar” le parece “inequitativo”.

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