Cristina Fernández durante el discurso donde nombró a José Artigas

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Disputas con un gran hermano

A propósito de la “argentinidad” de Artigas, un repaso de símbolos debatidos con la otra orilla
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09 de julio de 2013 a las 18:04

¿Artigas argentino? La aseveración de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (ver recuadro en página 3), produjo diferente tipos de reacciones en esta orilla del Plata. Apelando a un supuesto testamento, un documento que desde el punto de vista historiográfico es polémico, CFK colocó a Artigas como un “gran héroe desconocido para los argentinos”, junto a Manuel Belgrano y a José de San Martín.

Más allá de lo que produjo el comentario, esta historia de símbolos culturales comunes salta el charco ancho como mar a lo largo de los siglos en ambos sentidos y abarca campos tan amplios como el culinario, el deportivo o el musical. En definitiva: todo el abanico antropológico.

Los ejemplos de disputas con el gran hermano allende el Plata se suceden y se entreveran como en un cambalache.

A pesar de su innegable origen guaraní (y por lo tanto, eminentemente paraguayo), hace una semana Argentina declaró al mate como “infusión nacional”, aunque la costumbre diga que ellos reconocen a un uruguayo porque lleva el mate y el termo debajo del brazo.

La polémica sobre el origen del tango (si fue en las orillas de Montevideo, en las orillas de Buenos Aires, y si fue en ambas ciudades en forma paralela) es motivo de discusiones entre uruguayos y argentinos.

El sitio de nacimiento de Carlos Gardel y la nacionalidad de La Cumparsita, compuesta por Gerardo Matos Rodríguez y estrenada en 1916 en un café ubicado donde actualmente está el Palacio Salvo, son otros dos mojones fundamentales de esta fricción musical entre rioplatenses.

Hablando de héroes y próceres, existe una teoría histórica que dice que el mismísimo José de San Martín no habría nacido en Yapeyú, sino en el campo de su padre en la llamada Calera de las Huérfanas, muy cerca de la actual ciudad de Carmelo. O sea: un súbdito español nacido en la Banda Oriental.

De todas las polémicas futboleras que enredan a argentinos y uruguayos en partidos disputados en tres siglos diferentes, una de las últimas fue la que afloró en algunos periodistas de la cadena Fox, cuando luego del partido en Uruguay y Argentina en la Copa América 2011. El arquero Fernando Muslera nació en Buenos Aires, de padres uruguayos. Los periodistas sostenían que por este motivo Muslera era argentino, y por lo tanto pasible de atajar en la albiceleste.

A pesar de esa victoria, en el último enfrentamiento la derrota fue amarga. Para sacarse ese gusto quizás haya que recurrir a un postre, como el dulce de leche, reclamado como bien patrimonial por las dos naciones.

No importa que otros países tan dispares como Chile y Cuba, preparen un postre muy parecido y muy sabroso: la cuestión aquí es de quién es originalmente el dulce de leche.

Uruguay y Argentina comparten otros símbolos más barrocos, como la flor nacional: la del ceibo. Sí hay diferencia entre los pájaros nacionales: el uruguayo es el tero, mientras que el argentino es el hornero, aunque en los dos países exista la otra especie en abundancia.

Hablando de emblemas, no debe haber a nivel simbólico un momento de mayor patriotismo que cuando se canta el himno nacional.

En la sexta estrofa de la letra del himno argentino (que nunca se canta) se nombran varias batallas ganadas por el “brazo argentino”: “San José, San Lorenzo, Suipacha/ Ambas Piedras, Salta y Tucumán/la colonia y las mismas murallas/ del tirano en la Banda Oriental/ son letreros eternos que dicen:/ aquí el brazo argentino triunfó/ aquí el fiero opresor de la Patria/ su cerviz orgullosa dobló”.

La letra se refiere a dos batallas de Las Piedras. La primera es la victoria de Artigas el 18 de mayo de 1811 sobre los españoles en las afueras de Montevideo. La segunda es el Combate de Las Piedras, ocurrido el 3 de setiembre de 1812, en una localidad de Jujuy, entre las tropas patriotas de Eustoquio Díaz Vélez y las realistas del coronel Agustín Huici.

Para el poeta y político Vicente López y Planes, autor de la letra del himno argentino en 1813, estaba claro que ambas batallas eran victorias del ejército argentino aunque el nombre primero de Confederación Argentina llegue a partir de 1835, y el de República Argentina recién a partir de 1860. Quizás los historiadores que asesoran en esta materia a Fernández, como Pacho O’Donell, tuvieran en mente la teoría de Vicente López cuando prepararon sus discursos.

La ironía de la historia hizo que López se exiliara en Montevideo durante varios años, cuando ya era la capital de la República Oriental del Uruguay, por la inestabilidad política de su país.

“La matriz común”
Para Richard Danta, magíster en comunicación y profesor de Semiótica de la Universisdad Católica este tipo de disputas suceden porque aún existe una matriz cultural común entre uruguayos y argentinos.

“Hoy somos dos países diferentes pero hubo y hay una matriz cultural de corte regional. La división surge por motivos de la geopolítica del siglo XIX, cuando no había una cultura propia en ambos países”, dijo Danta, quien además resaltó que se trata de un “desgajamiento cultural es reciente”.

La propia vecindad geográfica y el tamaño de Buenos Aires frente a Montevideo hizo que muchos uruguayos desarrollan su experiencia vital en Argentina. Este elemento, en opinión de Danta, refuerza los lazos pero a la vez crea algunas resignificaciones.

Para el docente, existe una cantidad de mitos, signos y ritos que son prácticas culturales igualmente apropiables por uruguayos y argentinos, “porque nos pertenecen a todos”, producto de situaciones geográficas concretas y de luego de movimientos migratorios que no veían diferencia entre Montevideo y Buenos Aires.

“Por eso hay tipos de casa similares, la figura del conventillo, que los domingos se coma pasta”, apuntó Danta.

Pero a pesar de las similitudes también existen algunas diferencias constatables entre ambas orillas, más allá de la cercanía humana y natural con el ámbito porteño.

“La diferencia empieza con los referentes del Uruguay moderno, que fueron francófonos. y los de Argentina, que fueron anglófilos. Y luego esa mirada mesiánica argentina, tan propia de la mayoría de los proyectos dictatoriales, cívicos o militares. que tuvo el país. Un sistema democrático como el argentino actual también puede tener mesianismo: en Argentina es entendible, en Uruguay no”, dijo Danta.

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