El Partido Independiente (PI) sufrió un duro traspié en las elecciones nacionales de este domingo. Perdió su banca del Senado y al cierre de este edición pujaba por apenas un sillón (de los tres que tiene hoy) en Diputados con una votación que rondaba el 1%. Lejos quedó ese casi 3% de la elección de 2014 que dejó al PI como la cuarta fuerza política, ahora en poder de Cabildo Abierto. Además fue superado por otros dos partido como el PERI y el Partido de la Gente.
“Fue un resultado muy malo. Aspirábamos a más”, reconoció con total franqueza su líder Pablo Mieres en un breve discurso ante un centenar de militantes un par de horas más tarde de conocido un resultado demoledor. El senador del PI dijo que luego del balotaje habrá que hacer una “autocrítica profunda” sobre el traspié electoral que tuvo su partido y “asumir las responsabilidades políticas” del caso. De todas formas, Mieres consideró que el resultado electoral mostró claramente que la población “quería un cambio”. “Quizás la gente no entendió bien el mensaje del Partido Independiente”, admitió, y acotó que en democracia a veces toca que la gente apoye con más o menos fuerza.
Si bien Mieres se contactó con Martínez y Lacalle Pou para transmitirle sus saludos por el pasaje al balotaje, la preferencia del PI ya estaba definida de antemano. El PI tiene previsto convocar a su Mesa Ejecutiva para aprobar una serie de puntos donde se pretende un compromiso con medidas concretas en áreas como políticas sociales dirigidas a la primera infancia, una profunda transformación educativa, medias anticorrupción, apoyar la competitividad de las mipymes, cuidado del mediaambiente y el compromiso de la búsqueda de los desaparecidos.
Según comentó Mieres, en la comunicación que mantuvo con Lacalle Pou este le transmitió que independientemente del resultado definitivo del PI, “era importante” el apoyo de su partido para la recta del balotaje. Mierres consideró que personalmente era partidario de involucrarse de lleno en la campaña del balotaje.
El clima a una hora de conocerse los primeros resultados era de total distensión en el comando central del PI. Claramente el partido no se jugaba en el local central de 18 de Julio y Pablo de María, pero sí sus militantes esperaban que las encuestas previas –que le daban una votación de entre 1% y 2%– no se plasmaran en realidad.
Algunos militantes buscan información antes de que se levantara la veda buscando saciar su ansiedad. Uno apareció con un boca de urna que le habían enviado desde el Partido Colorado, pero no había porcentaje del PI. Solo que el el FA no llegaba al 40% y el PN rondaba el 30%. Fue así que no quedó otra que esperar con un par de filas de sillas frente a dos televisores qué daban los primeros sondeos de las encuestadoras. No hubo sorpresas con los primeros cuatro lugares de la placa. Hubo algunos abucheos cuando la directora de Cifra Mariana Pomiés dio el porcentaje de votación del oficialismo y aplausos cuando le tocó el turno al PN. El bajón y las cargas largas y de cierta incredulidad en algunos militantes vino con la segunda placa: el PI aparecía séptimo con un magro 1%. Los gestos lo decían todo y ya nadie pensaba que ese porcentaje podía remontarse.
Ya con resultados contundentes sobre la mesa, Mieres improvisó una palabras para retribuir el apoyo de un centenar de militantes. “Hay que seguir metiendo”, dijo buscando levantar su ánimo. ¡Vamos, Pablo! ¡Vamos, Pablo!, replicaron varios militantes mientras batían palmas y buscaban fundirse en un abrazo de consuelo con su líder ante una de las derrotas política más duras de su carrera.
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