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El brote de cólera agrava la situación en la región de Siria afectada por el terremoto
Dos personas murieron en las últimas veinticuatro horas como consecuencia del brote de cólera que se registra en el noroeste de Siria afectado por las dramáticas consecuencia del terremoto del 6 de febrero último, elevando así a 22 los casos fatales desde fines del año pasado en un contexto un contexto en el que suman 568 los casos positivos.
Los datos surgen de un informe difundido por la Defensa Civil de Siria, también conocida como Cascos Blancos, en el que se señala que “la destrucción de la infraestructura, de las líneas de agua y del alcantarillado después del sismo aumenta incrementa la posibilidad de un avance exponencial de la enfermedad”.
“Incluso antes del terremoto, el área se vio gravemente afectada por la falta de sistemas de sanitarios adecuados, ya que el 63 por ciento de los campos de refugiados carecían de alcantarillado y el 43 por ciento carecía de acceso a agua limpia”, explicó el activista Nour Qormoosh en declaraciones recogidas por las agencias locales de noticias.
La situación se verifica en momentos en que los pocos servicios médicos que trabajan en las zonas controladas por el gobierno del presidente sirio Bashar Háfez al-Assad y la oposición de la guerrilla islámica luchando todavía para asistir a las personas heridas durante el terremoto.
“Los equipos están tratando de hacer frente a la falta de fondos ya que la respuesta de Naciones Unidas se vuelve cada vez más lenta con el tiempo y no satisface la creciente necesidad de atención médica”, alertó Qormoosh.
Según la información difundida por el gobierno sirio, al menos 20.000 viviendas quedaron totalmente destruidas o inutilizable por el sismo, lo que elevaría a no menos 80.000 el número de personas que quedaron a la intemperie y deben buscar refugios por sus medios, o bien en los campamentos para refugiados.
La información oficial es coincidente con la descripción que hacen de la situación las pocas oenegés que trabajan en el país, las cuales señalan que decenas de miles de sirios viven, en el mejor de los casos, hacinados en campamentos que ya estaban desbordados antes del terremoto a raíz de la que guerra civil que azota al país desde 2011.
Por su parte, un informe elaborado en el ámbito del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas advirtió sobre las implicancias del brote de cólera en curso, que se agravó por la ausencia de agua potable en casi todo el país por los daños provocados por el sismo a la ya deficiente infraestructura sanitaria.
El brote de cólera, según los especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tuvo su origen en septiembre pasado en los pequeños cursos agua contaminada que desembocan en del río Éufrates, cuyo nivel hídrico se ha visto reducido en los últimos meses como consecuencia de la fuerte sequía que afecta la región.
A diferencia de la ayuda internacionales destinada a Turquía, el otro país afectado por el terremoto, los observadores destacan que la cuestión de la ayuda a Siria es espinosa debido a que varias zonas del país están bajo control rebelde, pero también por las tensas relaciones que mantiene el gobierno al-Ássad con Estados Unidos y los países europeos.
Ante la situación, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reiteró su pedido al Consejo de Seguridad para que autorice la apertura de nuevos puntos fronterizos entre Turquía y Siria con la finalidad de agilizar la entregar ayuda humanitaria a las víctimas del terremoto.
Según la OMS, unos 23 millones de personas están las zonas fronteriza de Siria y Turquía "potencialmente en riesgo, incluidos unos cinco millones de personas vulnerables", situación que hace temer una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, lo que causaría todavía más daños que el terremoto.
"Nadie debe quedarse solo cuando una tragedia como esta golpea a un pueblo", dijo la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen. Sin embargo, la Unión Europea (UE), que envió rápidamente asistencia humanitaria y financiera Turquía, sigue sin ofrecer una ayuda sustancial a Siria por las sanciones contra su gobierno.
La demora llevó al presiente al-Asad a reiterar sus pedidos formales de ayuda a Bruselas, al tiempo que la CE instó a los países que integran la UE a "responder favorablemente", aunque “vigilando que la ayuda no sea desviada".
"Tenemos que hacer todo lo posible para asegurar que no hay ningún obstáculo a la ayuda vital que es necesaria en Siria", dijo Geir Pedersen, el enviado especial de la ONU para Siria, quien pidió a la comunidad internacional no politizar la ayuda humanitaria.
