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De intento he puesto a esta nota el título que lleva. En la vida cotidiana encontramos normas y las vivimos. Por otra parte y desde hace varios días, le doy vueltas a las palabras que escuché a un profesor. Él decía que a las personas se las conoce por el comportamiento en la mesa. Allí y en el juego se observa al caballero y a la dama también. Por eso me detengo hoy para hablar sobre la servilleta.
El diccionario de nuestra lengua nos dice que servilleta es una pieza de tela o papel que usa cada comensal para limpiar las manos y los labios. La servilleta tiene historia y viene de muy lejos. Fue Leonardo Da Vinci quien en 1491 la incorporó a la mesa. Años antes la inventiva familiar había llevado a usar conejos atados junto a los comensales. Así podían limpiarse en ellos.
Las servilletas son piezas de tela o de papel. Un antiguo refrán español nos dice: “quien de servilleta pasa a mantel, no hay quien pueda con él”. La sabiduría está encerrada en esas palabras. Por otra parte, las de papel tienen vida propia. Están en nuestros hogares, en agasajos, en bares y confiterías. Las de tela o papel poseen unas dimensiones. Se encuentran de 50cm por 50cm, de 45cm por 45cm y las de 30cm por 30cm. De esta manera cumplen con su función de hacer más agradable la vida.
Conocemos bien la utilización de las servilletas de papel. Decoran las mesas de un agasajo y lucen lindas aunque hayan sido manipuladas. A veces destacan por sus colores y adornos llamativos Por lo general se usan las servilletas blancas de tela. He podido apreciar la colocación de las mismas. Así, una personalización muy delicada se observó en la cena de etiqueta del G20 en el Teatro Colón de Buenos Aires. En esa ocasión cada comensal encontró sobre su plato una servilleta blanca sujeta con una cinta de seda de color.
En el hogar y en la mesa cotidiana por lo general conservamos la servilleta para volverla a usar. Se cambian periódicamente. Aros y otros sistemas colaboran para identificarlas en el momento de usarlas.
Pero dónde se coloca la servilleta sobre la mesa. En principio a la izquierda del plato de cada comensal. También es posible que nos necesitemos levantar de la mesa en un momento determinado de un almuerzo o una cena. Es este caso, tomaremos la servilleta y la dejaremos junto a la izquierda de nuestro plato. La solución de colocarla sobre el asiento de la silla no me parece elegante. Las razones son evidentes.
Por El Observador
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