El domingo, más de 13 millones de ecuatorianos acudirán a las urnas para elegir presidente, pero inmediatamente después de emitir su voto, muchos de ellos pasarán por otro trámite casi tan obligatorio como el primero. Los electores se acercarán a los negocios informales que se ubican en los exteriores de los recintos de votación para plastificar su certificado de votación.
Después de haber votado, cada ciudadano recibe este documento del tamaño de una tarjeta de crédito que contiene los nombres y apellidos del votante, y en la mayoría de los casos su foto.
Por 25 o 50 centavos de dólar, pueden además plastificarlo para proteger ese pequeño papel de futuros deterioros, y así guardarlo celosamente junto a la cédula de identidad. Desde 2000 la moneda de cambio en el país es el dólar.
Quienes están muy familiarizados con esa moneda son los Noboa, una de las familias más ricas de Ecuador, si no la más rica. Hasta ahora no pudieron colocar a alguien de los suyos en la presidencia y, esta vez, es posible que lo logren.
El hijo del empresario Álvaro Noboa, Daniel, de 35 años, graduado de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de 35 años y usando el mismo jingle de campaña que su padre, es el principal candidato para la segunda vuelta electoral. Su oponente es Luisa González, la candidata elegida personalmente por el expresidente Rafael Correa, quien venció al padre de Noboa en 2006.
González obtuvo más de diez puntos que Noboa en la primera vuelta, pero todas las encuestas muestran el posible triunfo del empresario. En efecto, González obtuvo 33,6 % el 20 de agosto mientras que Noboa llegó a 23,4%, cuando concurrió el 83% del padrón a votar.
Aquellas elecciones estuvieron manchadas de sangre, ya que 11 días antes del acto electoral, el candidato Fernando Villavicencio fue asesinado en plena calle por una banda de sicarios. Pese a que fueron detenidos los presuntos asesinos, seis de ellos de nacionalidad colombiana, el pasado 7 de octubre aparecieron ahorcados en la prisión.
Además de esta muestra de complicidades no esclarecidas, el presidente Guillermo Lasso enfrenta un descrédito muy grande: debía gobernar hasta mayo de 2025 pero las denuncias de corrupción llevaron al Congreso a comenzar los trámites para el juicio político al mandatario.
En vistas de que iba a ser destituido, Lasso prefirió hacer lo que en Ecuador se llama “muerte cruzada”: la disolución del parlamento y la renuncia presidencial. De modo que Noboa o González deberán terminar el mandato vacante en vez de gobernar un período completo.
La violencia de los grupos narco se da junto a un aumento de los ecuatorianos que migran por la falta de trabajo y de una situación económica marcada por la baja productividad y la pobreza.
(Con información de agencias)
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