José Luis Pereiro y su hijo, cuarta generación de la familia en esta actividad.

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El empresario rural que disfruta cosechando los granos de otros

En un sector de los agronegocios en el que muchos productores disfrutan cuando cosechan sus granos, José Luis Pereiro queda conforme y contento levantando las cosechas de otros
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28 de mayo de 2022 a las 05:00

En un sector de los agronegocios en el que muchos productores disfrutan cuando cosechan sus granos, José Luis Pereiro González queda conforme y contento levantando las cosechas de otros.

No tiene campo, no es agricultor, se define como contratista rural. Se dedica, con maquinaria propia, a prestar servicios de labores agrícolas para otros, básicamente de cosecha, aunque si es necesario a veces brinda servicios con sus tractores para labores que no son las de recoger los granos de los campos.

“Vivo en Minas, en la ciudad, con mi señora Adriana Giannino quien me da una mano siempre que puede, pero trabajo en las principales zonas agrícolas del país. La mía es una actividad típica familiar, que se fue pasando por tradición, es lo que hacían mi abuelo Juan y mi padre Artigas en la zona de Solís de Mataojo, yo fui aprendiendo, soy la tercera generación y ya está uno de mis hijos trabajando en esto mismo”, contó.

José Luis tiene 55 años. Su hijo mayor, José Ignacio, licenciado en relaciones internacionales, trabaja en Ancap; le sigue Juan Antonio, que estudia agronomía y es quien le da una mano con las tareas de cosecha; luego viene María Floriana, que es odontóloga; y el más chico, Nicolás, está estudiando ingeniería de sistemas.

La experiencia y la juventud que empuja

La presencia de su hijo en la empresa familiar es fundamental. “Uno conoce mucho de fierros, la experiencia es muy importante, como en su momento lo fue todo lo que me enseñaron cuando yo tenía la edad de mi hijo, pero cada vez las máquinas tienen más y más tecnología y él es el que está con eso, con la cosechadora nueva que tiene todo el equipamiento de precisión y mapeo de estos tiempos, es él quien me está empujando a ver qué más podemos empezar a hacer”, comentó.

José Luis aludió a una de las dos cosechadoras que tiene. Es una de la marca New Holland, el modelo CR 9080, de lona Mac Don con 40 pies de ancho. Además tiene otra, de la marca CASE, modelo 2399, con plataforma de lona Mac Don.

La New Holland CR 9080, de lona Mac Don con 40 pies de ancho y uno de los cabezales de cosecha.

Cumplir con lo que el cliente pide, una de las claves.

Además, cuenta con una serie de cabezales especiales, para cosecha de maíz por ejemplo, donde las exigencias de las chacras, dada la variedad plantada y con base en el manejo agronómico, pueden demandar tener que entrar al campo a recoger el producto con cabezales con distancias de 76, 70 o 52 centímetros entre las hileras.

En la zafra de verano, además de maíz húmedo o seco, se cosechan praderas, moha, soja, girasol y sorgo, lo que depende de los contratos de cada año. En la de invierno, se cosecha colza, trigo, raigrás y avena.

José Luis también dispone de un recolector de los habituales y de otro más grande, de la marca John Deere, adaptado con 14 lonas, específico para cosechar semillas finas de especies de praderas, como trébol blanco, festuca y lotus, por mencionar algunos otros ejemplos de servicios.

A todo lo anterior hay que añadirle un tractor CASE MAGNUM 275 y otro John Deere 4850, más dos tolvas Ombú con balanzas.

“Nosotros adaptamos las máquinas y el trabajo según las necesidades del productor, hablamos con el productor y hacemos las cosas cuando él lo pide y del modo en que lo pide, podemos dar un consejo, hacer un aporte o una sugerencia, pero el que manda es el cliente, el productor que nos contrata”, afirmó.

La tecnología es de la máxima calidad posible, para que la eficiencia sea la mejor y para eso hay uso de equipos originales y en algunos casos se procede a realizar alguna adaptación.

Luego de cada zafra de cosecha, cuando hay que hacer una puesta a punto de la maquinaria y de todas las herramientas, antes que queden a la espera de otra cosecha, “la maquinaria se inspecciona parte por parte, entre otras cosas se cambian correas, cadenas, rulemanes, se hace un cambio de lubricantes, de filtros y de todas las piezas que tengan desgaste. Todo esto demanda mucho tiempo con el personal de la empresa. Si es necesario un técnico, lo vamos a buscar, por supuesto, a vamos a las concesionarias representantes de cada marca, pero si es algo que lo podamos arreglar nosotros en nuestro galpón-taller lo hacemos porque siempre hay que estar controlando lo más que se pueda cada gasto”, dijo.

Por ahora, José Luis sigue con el foco solo en dar labores de cosecha. El por ahora tiene como base que su hijo, como se dijo, lo está empujando a agrandar el abanico de prestaciones.

Eso tiene como explicación que al contratista cada vez se le hace más difícil llegar a la misma cantidad de hectáreas trabajadas que el año anterior, porque, dice, cada vez hay más oferta de maquinaria.

“Hay mucha maquinaria, y no es fácil esto, porque uno entiende la necesidad del productor que quiere el servicio en determinado momento y a veces el estado del tiempo ayuda y a veces no”, señaló.

Y no solo complica si hay lluvias intensas que obligan a detener la cosecha hasta tanto las condiciones del suelo permitan el ingreso de la maquinaria y los granos tengan el nivel de humedad adecuado. También complican otras cosas: “Algún paro que pueda haber, algo que se pueda romper y hay que ver el tema repuestos, algún trancazo en los caminos, el tema logístico de los camiones para que se lleven el grano y la cosecha siga”.

1º de Mayo: trabajo, asado y disfrute

Es por eso que en esto no hay horarios, remarcó José Luis. Si llueve no se trabaja. No se puede hasta tanto haya condiciones de reanudar la tarea. Pero si hay buen tiempo, el productor decide que se coseche y la máquina está funcionando en condiciones normales… se hacen todas las horas que se puedan.

Cosechar de noche, en la madrugada, puede ser algo frecuente (este año se dio mucho), y es lo mismo un domingo que un jueves.

“Acá, por ejemplo, no corre lo del 1° de Mayo, que es un feriado especial. Yo siempre le pregunto a la gente, porque si no quieren trabajar ese día, se entiende y se respeta, como debe ser. Pero es un día más y si se puede cosechar, no se para. Eso sí, es un día especial, se hace un buen asado con los empleados, se trabaja, se paga lo que corresponde por ser un feriado y se disfruta”, contó.

La CASE, modelo 2399, con plataforma de lona Mac Don.

Granos de 1.700 hectáreas

En esta zafra de cultivos de verano, la de 2021/2022, José Luis y su equipo de trabajo se ocuparon hasta el momento de la recolección de granos en unas 1.700 hectáreas. Se cosechó soja y se hicieron semilleros de lotus y trébol rojo. Está viendo si se hace algo de maíz de segunda. Y para la primavera ya planifica cosechar colza, algo de trigo, cebada y semilleros.

“En esta zona, por los precios atractivos que hay, mucha gente atrás de la soja plantó colza, otra va a hacer algo de trigo que también tiene un precio bueno”, informó.

Un aspecto que entiende es de alta trascendencia, es que al productor le vaya bien, lo mejor posible, porque eso permite que quienes le dan servicios a ese productor también tengan una buena zafra y eso les permite cubrir costos, dar empleo y en la medida de lo posible reinvertir en tecnología nueva o en el mantenimiento de la que se posee.

“Tenemos que cuidar al productor, tenemos que ser lo más profesionales posible, escucharlo, intercambiar información, hacerle caso, cuidar cada detalle para que haya buena calidad de cosecha de granos y minimizar perdidas de los mismos por ejemplo”, dijo.

Este contratista explicó que en su caso, para comprar las últimas máquinas, que en algún caso tienen un valor de varios cientos de miles de dólares, fue fundamental el apoyo de un productor que lo ayudó, de modo de contar con el servicio de cosecha y que José Luis fuera pagando esa inversión con su trabajo. Eso, y disponer de otro equipo previamente adquirido, fue lo que le permitió actualizarse, algo fundamental para dar un buen servicio en tiempos donde la demanda de tecnología cada vez más precisa y eficiente, es innegociable.

“Empezar de cero hoy es imposible”, afirmó.

José Luis es integrante de la Cámara Uruguaya de Servicios Agrícolas (CUSA). Esa entidad, dos veces al año, en asamblea de socios y con base en cómo se muevan los costos (mano de obra, combustible, precio de la maquinaria y además la variación del valor del dólar), se discuten y elaboran tarifas (que son sugeridas) y eso es lo que se utiliza para establecer el costo por hectárea de una tarea de cosecha, por ejemplo, porque lo mismo pasa con las labores de siembra y de pulverización.

José Luis, en medio de uno de los campos con soja que luego cosechó.

El arroz, la crisis y el boom de la soja

La experiencia de José Luis en esta actividad es extensa. Trabajó mucho tiempo en el arroz y en el inicio de este siglo tuvo dificultades económicas cuando ese sector anduvo mal, no pudo cobrar deudas de un productor que se fundió y salió a trabajar al litoral uruguayo, por ejemplo en Villa Darwin, en la colonia Tomás Berreta, en Fray Bentos, en Dolores… en cultivos de secano, aprovechando el boom de la soja que se instauró cuando llegaron muchos inversores argentinos y luego llegó la época en la que acentuó la actividad con la empresa familiar propia, aprovechando su experiencia en el litoral que, remarcó, “fue algo que me abrió la cabeza”.

“Hoy estoy conforme, trabajo en lo que me gusta, en lo que sé hacer, estar en el campo se disfruta si te gusta, se crea trabajo para otra gente, además sigo el camino de mi padre y de mi abuelo, tengo a mis hijos trabajando y estudiando y uno de ellos siguiendo ese camino porque le gustan los fierros, puedo ser un comodín, porque manejo una cosechadora, pero manejo un tractor o lo que haga falta… a mi lo que me preocupa es que el productor pueda lograr su cosecha en tiempo y forma, solucionar rápidamente las roturas, sabiendo que se depende mucho de factores como el clima y a veces puede haber grandes siembras que no logran plasmarse, por grandes secas o lluvias, en una misma área de cosecha".

"Es una actividad que me identifica y de alguna manera acompaño al motor productivo de este hermoso país", concluyó.

 

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