Si bien actualmente pasamos por días gélidos, el calor arrollador que se vivió en Uruguay el verano pasado fue histórico, y aún quedó impregnado en la memoria de varias personas que sufren las altas temperaturas. También sigue presente, de algún modo, en la sequía que afronta el país y que ha perjudicado el abastecimiento de agua en Montevideo y el área metropolitana.
De hecho, en los dos últimos veranos se registró prácticamente la misma cantidad de eventos de temperaturas extremas que en 65 años. Además, expertos han advertido por el alza de esta tendencia climática a raíz del cambio climático.
En este sentido, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por las iniciales de su nombre en inglés) creó una innovadora solución para combatir las altas temperaturas sin la necesidad de utilizar energía eléctrica de forma masiva. Se trata de un dispositivo que disipa el calor sin apelar a un ventilador para su funcionamiento. Este sistema de refrigeración pasiva irrumpe como un complemento a los sistemas de refrigeración tradicionales de los aires acondicionados.
Sin la necesidad de utilizar energía externa y con un mínimo de agua para su operativa, esta tecnología logra disminuir la temperatura interior de una propiedad hasta en un 9,3° según demostraron las pruebas llevadas adelante en el instituto de enseñanza superior estadounidense, indicó el diario El Español.
Según publicaron medios especializados en tecnología, el grupo de científicos que está detrás de esta invención indicó que el desarrollo de esta tecnología se explica por la combinación de tres técnicas de refrigeración pasivas que se combinan en un mismo dispositivo. Estos sistemas son la refrigeración radiante, la evaporación y el aislamiento térmico. El dispositivo de enfriamiento luce como los paneles solares convencionales.
Parte del funcionamiento de esta tecnología consiste en una especie de sistema de tuberías que hace circular agua fría. Conforme explicaron los expertos, este dispositivo puede, según su nivel actual de desarrollo, complementar a los aires acondicionados que ya funcionan en los edificios, para enfriar las partes que más se calientan en estas máquinas y, así, reducir la energía que estos consumen para refrigerar el ambiente. “El único mantenimiento que requiere es añadir agua (...) una vez cada cuatro días”, explicaron sus creadores.
Si bien los investigadores señalaron que falta ajustar algunos detalles del aparato para que pueda entrar efectivamente en funcionamiento y venderse de modo más masivo para aumentar su producción y reducir sus costos, ya se elaboró y colocó en el instituto un prototipo a escala pequeña, de 10 centímetros, en pleno funcionamiento.
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