Acto Frente Amplio

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El Frente Amplio no tiene paz: cuando parece vender confianza se compra sus propios problemas

Ante los errores del gobierno, la izquierda oscila entre la oposición sensata y las críticas impertinentes
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01 de mayo de 2023 a las 05:00

Se dice que cuando el enemigo se está equivocando no hay que interrumpirlo. Y al gobierno de Luis Lacalle Pou le han nacido falencias propicias para que el Frente Amplio aplique esa máxima y se dedique a la atenta observación de las desventuras ajenas.

Sin embargo, la izquierda oscila entre la moderación y la desmesura ante los hechos protagonizados por el oficialismo y, en ocasiones, su propia interna le ha impedido dedicar el tiempo necesario para seguir con mayor tino los pasos del adversario. Es así que al final de 2022 y en el comienzo de 2023 la izquierda optó por el enojo y por un derrotero un tanto errático que le dio oxigeno a la administración de Lacalle Pou.

Por ejemplo, durante el año pasado, la relación entre los principales aspirantes a la presidencia por el FA, los intendentes Yamandú Orsi (Canelones) y Carolina Cosse (Montevideo) lució un tanto entreverada y sus gestos de simpatía mutua parecían hechos para la ocasión.

Cuando tuvieron la oportunidad de demostrar que su fraternidad iba en serio, se pelearon por la presidencia del Congreso de Intendentes y, como no pudieron compartirla porque las normas no se lo permiten, decidieron otorgarle ese puesto al Partido Nacional antes que dejarle la vidriera al compañero para que pudiera lucirse.

En el caso que involucra al exjefe de seguridad del presidente Lacalle, Alejandro Astesiano, no había razones para impedir que todo fuera ganancia para la oposición y una pérdida inmensa para el gobierno, o por lo menos para el mandatario. La comparecencia del excustodio ante la Justicia y su rosario de delitos, favores y contactos sospechosos con jerarcas cercanos al presidente y con personal policial era y es uno de los flancos más débiles en la imagen del presidente.

Pero cuando se trataba solo de jugar y cobrar, apareció el exjerarca del Ministerio del Interior y asesor frenteamplista en asuntos de seguridad, Gustavo Leal, y entreveró todo.

La izquierda oscila entre la moderación y la desmesura ante los hechos protagonizados por el oficialismo y, en ocasiones, su propia interna le ha impedido dedicar el tiempo necesario para seguir con mayor tino los pasos del adversario.

Leal cometió la torpeza de reunirse con el padre de Astesiano en el Chui sin que aún se sepa por qué lo hizo y, tras su arriesgada jugada, quedó, inesperadamente, como indagado ante la fiscal del caso, aunque luego el caso fue archivado

De esta forma Leal puso en un aprieto al Frente Amplio y generó diferencias internas en un caso que se prestaba para que la izquierda le sacara litros de jugo. Así, la Mesa Política de la coalición no solo cuestionó a Leal por los pasos inconsultos, sino que algunos sectores cargaron contra el presidente del FA, Fernando Pereira, por haber respaldado lo hecho por quien se perfilaba como Ministro del Interior si la izquierda ganaba las elecciones de 2019.

En las últimas semanas el Frente Amplio pareció haber cambiado esa actitud para mostrar a una coalición opositora más prudente. Es así que mientras los socios del gobierno se desangraban en la negociación de una reforma jubilatorio que le generó cicatrices varias, en la izquierda se dedicaron a la observación de las divergencias ajenas.

“A esta altura no conocemos cuál es el contenido del proyecto”, dijo el presidente del FA antes de que se llegara al acuerdo en el que colorados y cabildantes le echaron “agua a la leche” al decir del presidente Lacalle Pou. “Estamos bastantes desconcertados porque un proyecto que era el proyecto perfecto” resultó no serlo, dijo Pereira, pegando donde más dolía pero sin ser grosero, luego de que los socios del Partido Nacional le metieran mano a la iniciativa.

Por otro lado, en el caso de las denuncias de abuso sexual contra el líder de la lista 71, el senador Gustavo Penadés, en el Frente Amplio la reacción fue compasiva con el parlamentario golpeado, sin dejar de señalar la gravedad de las acusaciones.

“El Frente Amplio no va a hacer de esto politiquería barata, sino que va a esperar a construir información  suficiente y a escuchar con mucha atención”, dijo Pereira.

Incluso, legisladores frenteamplistas se acercaron a saludar a Penadés tras la conferencia de prensa en la que negó haber abusado de un menor.

Sin embargo, la aparente cohesión y sensatez mostrada por el Frente Amplio en esos asuntos puede irse al garete en cualquier momento, entre otras razones por la diversidad de sectores que lo integran y que tornan dificultoso el diseño de una estrategia común.

Como prueba basta el innecesario ajuste de cuentas público con el que se agasajaron dos de los pesos pesados que aún perviven dentro de la coalición. Luego de que el exministro de Economía  y exvicepresidente, Danilo Astori, dijera que durante la presidencia de José Mujica “se gastó mucho y se gastó mal”, el líder del MPP le respondió con un desdeñoso “allá él”.

Si en este cruce de facturas recayeron dos de los dirigentes más experimentados de la izquierda, no se puede descartar que liderazgos más bisoños desafinen cuando la campaña electoral avance y los obligue a ser más elocuentes en sus intenciones.

La aparente cohesión y sensatez mostrada por el Frente Amplio en esos asuntos puede irse al garete en cualquier momento, entre otras razones por la diversidad de sectores que lo integran y que tornan dificultoso el diseño de una estrategia común.

Es así que el precandidato Orsi sumó un nuevo desatino cuando criticó al presidente Lacalle Pou por cuestionar la ocupación del IAVA. El dirigente frenteamplista afirmó que el mandatario no estaba en condiciones de opinar sobre el asunto porque “nunca pisó un centro público de enseñanza”, cometiendo una vez más el error de la izquierda de estigmatizar a Lacalle como un “pituco” - estrategia que no le sirvió de nada en la campaña electoral- y, de paso, reprobando a aquel profesor que enseña historia sin haber viajado al pasado, o al maestro de geografía que diserta sobre Los Alpes sin haber hecho alpinismo.

El político italiano Giulio Andreotti hizo famosa la máxima de que el poder desgasta más a quién no lo tiene. Por supuesto que no siempre es así. Y en las actuales circunstancias, al Frente Amplio le debería resultar más fácil que al gobierno –sobre todo dada su experiencia de décadas en el llano-  blindarse de la erosión del ejercicio del poder.

Sobre los hombros de Lacalle Pou recae el peso principal de una gestión que marcará la suerte de la coalición de gobierno, y el camino se muestra dificultoso. Pero la izquierda cometería un enorme error si cree que puede transitar sin cuidar sus pasos el tramo que aun resta hasta octubre de 2024.

Habrá que ver entonces si la tentación de criticar desaforadamente –sumado a las diferencias internas siempre latentes- descarrilan otra vez al Frente Amplio por la huella del desatino.

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