Trabajadores agrícolas en Florida, Estados Unidos

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El giro migratorio de Biden: una reforma que le puede cambiar la vida a 11 millones de personas

El gobierno de Estados Unidos presentó esta semana su ambicioso proyecto legislativo para que 11 millones de inmigrantes puedan vivir y trabajar legalmente en el país
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21 de febrero de 2021 a las 05:01

Con el impeachment archivado, a Joe Biden le toca gobernar. Meterse a fondo en los grandes temas de su agenda: crisis sanitaria, recuperación económica, liderazgo mundial. También inmigración, un asunto en el que América Latina se siente más afectada. Más tomada en cuenta, incluso.

En un mes en la Casa Blanca, Biden se mantuvo a prudente distancia del proceso contra Donald Trump y, además del impulso al plan de vacunación contra el covid-19, fijó la atención en su programa de estímulo económico de 1.9 billones de dólares y un ambicioso proyecto legislativo presentado esta semana para regularizar la situación de 11 millones de inmigrantes sin documentos que viven en el país.

Es un tema peliagudo. Un cambió drástico con respecto a la política seguida por su antecesor, Trump, que, sin embargo, encuentra una referencia en el gobierno del republicano Ronald Reagan, que en 1986 legaliizó a tres millones de indocumentos. Un escenario en el que fracasó Barack Obama que no logró la aprobación de un proyecto similar en 2013.

Y Biden va a requerir el concurso de los republicanos: la ley necesita el apoyo 60 de los 100 votos del Senado y las fuerzas, como se sabe, están igualadas: 50 por bando. ¿Podrá la Casa Blanca granjearse el apoyo de 10 republicanos? En el impeachment, se logró que siete senadores republicanos votaran con los demócratas, pero este tema se baraja de otra manera.

El representante republicano Jim Jordan lanzó el primer dardo: la reforma migratoria de Biden coloca los intereses económicos del país y la seguridad en el último lugar, cuadno debería, según Jordan, centrarse en "reabrir las ecuelas, ayudar al empleo y derrotar al covid-19".

La reforma migratoria es una prioridad de la Casa Blanca, pero no para los republicanos.

Trabjadores agrícolas en el sur de Estados Unidos

Otro modelo

Biden ratificó que la reforma migratoria era una de sus prioridades desde el primer día en la Casa Blanca. En las semanas siguientes tomó medidas que suponen un giro drástico con  el período de Trump.

Uno, paralizó la construcción del muro fronterizo en la frontera sur y, dos, firmó un decreto para acabar con la declaración de emergencia en el área fronteriza.

Pero para avanzar habrá piedras en el camino. Trump no las pudo evitar cuando intentó, por ejemplo, poner fin al programa DACA, un sistema de protección de migrantes que llegaron al país siendo niños: los conocidos como dreamers.

El proyecto de Biden contempla que en un lapso de ocho años esos 11 millones de inmigrantes sin papeles puedan vivir y trabajar legalmente: en cinco, pudieran solicitar la green card, que les da la residencia permanente, y tres años más tarde, podrán solicitar la nacionalidad.

El senador  demócrata Bob Menéndez, que presentó la ley esta semana, cree esos 80 millones de votos que recibió Biden el 3 de noviembre son un mandaro para "restaurar el sentido común, la compasión y la competencia."Parte de ese mandato es arreglar nuestro sistema migratorio, que fue un pilar del odioso espectáculo de horror de Trump”, afirmó.

Biden, además de la ambición de las metas de la reforma migratoria, busca otra fórmula para que salga adelante el proyecto legislativo, como apunta El País de Madrid.

Para lograr el apoyo de los republicanos, los demócratas solían poner el énfasis tanto en las vías de acceso a la ciudadanía para los migrantes sin papeles como en el reforzamiento de la seguridad en la frontera, un asunto más caro para los intereses de los republicanos.

La mirada de la administración Biden apunta hacia las causas que empujan a esos migrantes, en su mayoría de México y Centroamérica, a buscarse la vida en los Estados Unidos.

El proyecto incluye inversiones de más de 4.000 millones de dólares en el lapso de cuatro años en El Salvador, Guatemala y Honduras. La apuesta es que esos fondos pémitan aliviar la pobreza y minimicen los efectos de la violéncia, casi endémica, que expulsa a miles y miles de personas de sus tierras.

También está previsto crear centros de solicitudes de asilo para un acceso legal a los Estados Unidos y no morir, por ejemplo, en el intento por esas rutas clandestinas llenas de peligro.

Para evitar que se disparen las llegadas de nuevos migranres, los solicitantes para ser  parte de la reforma tienen que haber ingresado antes del 1 de enero de 2021. También deberán demostrar que carecen de antecedentes penales y estar al día con el pago de impuestos.

Aliens

El presidente Biden indicó esta semana, en un encuentro con votantes para la CNN, que si la aprobación del plan entero se pone cuesta arriba, podría estar dispuesto a fragmentarlo en varias leyes para facilitar la tramitación, e insistió que la reforma busca revertir "políticas equivocadas" de su predecesor,  que lanzó una campaña para frenar la inmigración irregular, reducir la llegada de migrantes con papeles y persiguió a los indocumentados. 

"Sabemos que el camino para avanzar requiere de negociaciones con los otros, pero no vamos a hacer concesiones de entrada", dijo Bob Menéndez, quien admitió que no sabrá si lograrán la cota de los 60 votos hasta que lo intenten. 

En la Cámara Baja, la propuesta no tuvo un buen recibimiento entre los republicanos, que publicaron un informe afirmando que esta reforma "va a hacer que los estadounidenses estén menos seguros". 

Menéndez defendió que hay un "imperativo económico y moral" para pasar una reforma amplia e inclusiva que "no deje a nadie atrás", pero reconoció que si se logra que ciertos elementos avancen y sean aprobados, también será positivo. 

En caso de prosperar la iniciativa demócrata, también podrán acceder a la residencia permanente las personas beneficiadas por el Estatus de Protección Temporal (TPS), que impide la deportación de ciudadanos de países afectados por desastres naturales o conflictos armados, y los trabajadores agrícolas que puedan demostrar una historia de empleo en Estados Unidos. 

El gobierno de Biden comenzó a desmantelar el polémico programa "Qúedate en México", que obligó a decenas de miles de demandantes de asilo a permanecer de lado mexicano de la frontera a la espera de la resolución de sus casos. 

La ley cambia también el léxico, algo nada menor: eliminar el término en inglés "alien" para referirse a los extranjeros, por la designación "no ciudadano", con el objetivo de "reflejar de mejor manera los valores que tiene el presidente sobre la inmigración".

(Con información de AFP)

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