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El largo prontuario de estafas del joven que se hizo pasar por Rockefeller
Un aviso publicado en Facebook ofrecía $ 500 por cobrar giros en locales de cobranza. El interesado se contactaba con el oferente, aceptaba el "empleo" y retiraba el dinero que había depositado un comprador de mercadería a través de una página de venta de artículos en la misma red social. Quien cobraba el giro iba a una plaza donde se encontraba con su “patrón”, que le daba los $ 500 y se quedaba con el resto del dinero. Sin embargo, el comprador nunca conseguía dar con el artículo que había adquirido y el que cobraba el giro quedaba como el culpable de no haber cumplido con la venta.
Sin tener la mínima sospecha, tanto el comprador que hacía el giro como el que lo cobraba estaban siendo víctimas de una estafa que realizaba un adolescente que vivía en un hogar de amparo de INAU de Minas, Lavalleja, y actuaba desde un cibercafé de la ciudad.
Pero esa no fue la última estafa que cometió. Con tan solo 19 años, Jonathan Gabriel Mastropierro Olivera tiene un prontuario judicial con varias engaños y el último apunte es una condena de 20 meses de prisión por cinco delitos de ese tipo.
Las últimas maniobras las realizó contra empresas de remises, ante las que se presentaba como embajador de Unicef Uruguay para no pagar viajes de miles de pesos, y una financiera a través de la cual obtuvo datos de tarjetas de crédito de clientes, a quienes llamaba haciéndose pasar por empleado de esa empresa para obtener sus números y poder utilizarlos.
Monocorde para hablar, pero con una personalidad tan segura que era imposible pensar que mentía, jamás se lo veía irritado pero tampoco contento, indicaron a El Observador fuentes policiales. Su seguridad era uno de sus principales aliados para poder estafar de manera efectiva. Cuando lo capturaron por vender artículos fantasma siendo adolescente, dijo que había sido obligado por un hombre paquistaní, algo que no era cierto pero que algunos operadores judiciales creyeron ante la convicción que mostró.
Esa habilidad le permitió estar muy bien considerado cuando estuvo internado en el Inisa, donde llegó a ser delegado de los adolescentes privados de libertad, lo que le permitía participar de reuniones con la presidenta Gabriela Fulco.
No es extraño que así sea teniendo en cuenta que una de las características comunes a los estafadores es su capacidad de seducción, según dijo a El Observador el psiquiatra forense –ya retirado del Poder Judicial-, Roberto Mosera. Si bien el experto destacó que es imposible unificar características sobre personas que se dedican a estafar, sí se trata de individuos “con menos resonancia afectiva en relación a las cosas que pueden hacer daños a terceros” y con “valores éticos o morales bastante leves”. “Son extremadamente seductoras o conquistadoras para embaucar a otros”, agregó.
Dentro de las “conquistas” de Mastropierro, la última fue hacerle creer a empresas de remises que era integrante de la millonaria familia estadounidense Rockefeller y representaba a Uruguay como embajador de Unicef. En setiembre de 2018, un cómplice se contactó como “coordinador de servicios tercerizados de las Naciones Unidas” a través de Whastapp con empleado de una empresa de remises para pedir presupuesto y contratar un servicio.
El remisero debía pasar a buscar a Mastropierro, quien supuestamente era embajador del Programa Juvenil de las Naciones Unidas en una torre del World Trade Center y llevarlo a diferentes lugares. El conductor pasó a buscar a otro joven y ambos fueron llevados a una fiesta, donde estuvieron una hora y media, y volvieron a sus lugares de origen. Por ese recorrido, el estafador prometió pagar $ 5.000 pero nunca lo hizo.
A eso se le sumaron otros recorridos que supuestamente los remises debían cobrar a Unicef, por montos de más de $ 30 mil, que incluyeron traslados ida y vuelta a Lavalleja.
Unicef informó a través de un comunicado que se enteró de las maniobras en octubre y realizó inmediatamente la denuncia policial. De todos modos, entre que fue denunciado y capturado, el joven estafador siguió con sus planes en marcha.
Según consta en el pedido de condena de la Fiscalía, el 9 de noviembre una persona que se identificó como “coordinadora de la Agenda para el Programa Juvenil de las Naciones Unidas” se comunicó con personas de otra empresa de remises y pidió nuevamente que le cotizaran un traslado para Mastropierro.
“Seguidamente confirmó la contratación para transportar al imputado y a otra persona, diciendo que ambos eran ‘funcionarios diplomáticos’”, relató la fiscal Angelita Romano en su pedido de condena.
El joven fue detenido el 4 de enero por policías del programa Bus Seguro del Ministerio del Interior, y se le incautaron $ 19 mil. A su vez, la Justicia libró una orden de allanamiento a su vivienda -ubicada en la calle Juan Manuel Blanes- desde donde se incautaron $ 78.510, U$S 400, dos celulares iPhone, una tablet, dos tarjetas de cobro de dinero de una red de cobranza, un pin de las Naciones Unidas, entre otros objetos.
La investigación sigue en curso porque hubo otros participantes en todas las maniobras.
