El cerebro es un órgano social y conocer sobre la actividad de la propia mente influye directamente en nuestras interrelaciones. Podemos comenzar por mencionar los procesos mentales como ser: atención, percepción, memoria, emoción, aprendizaje, resolución de problemas, toma de decisiones, entre otros. Todos están implicados en el liderazgo y obviamente en las diversas relaciones humanas.
La actividad de la mente está influenciada por el entorno actual, además de la historia, estilos, información genética y biológica.
El autoconocimiento -basado en el conocimiento del cerebro- permitirá capitalizar los propios recursos, activar potencialidades y desbloquear barreras, para ser personas y líderes más genuinos.
Conversemos hoy acerca de la percepción y la atención: ambas actividades mentales básicas y por lo tanto necesarias para el buen funcionamiento de otras muchas.
Atención es la capacidad de atender a estímulos externos e internos. La atención puede ser o no voluntaria, selectiva, dividida por lo que podemos atender a más de una cosa a la vez, concentrada en determinado estímulo, alternada o sostenida.
La percepción tiene que ver con la experiencia de patrones significativos, que dan sentido a lo que captan los órganos sensoriales.
El cerebro interpreta la información que nos llega desde los sentidos y crea experiencias más allá de lo real percibido.
Así es que lo percibido está influido por las propias memorias y por las características del observador.
¿Para qué sirve saber esto?
En primer lugar tiene aplicaciones prácticas y hasta trascendentes. Desde tener en cuenta lo necesario para que las personas con quien interactuamos nos presten atención y para entender lo que atendemos.
Esto último nos permitirá elegir y ser más libres, en la medida en que nos liberamos de aprendizajes y memorias que nos nos sirven y elegimos las que sí.
Veamos algunos ejemplos. Supongamos que necesitamos la atención sostenida y concentrada de uno o varios interlocutores.
En primer lugar vamos a asegurarnos que nuestra disposición facilite la percepción de lo que queremos transmitir. También de preparar el lugar para que sea un ambiente propicio, sin distractores y teniendo en cuenta las características de nuestro interlocutor.
Esta misma semana conversando con un gerente y específicamente hablando sobre algunas de sus estrategias aprendidas, mencionó: “la estrategia diseñada fue exitosa pero ahora se trata de otra situación y otra persona, que es muy distinta a la anterior”.
Efectivamente, el mensaje también deberá estar dirigido a personas concretas, ya sean consumidores, target, colaboradores, quien sea.
Es importante tener en cuenta que además de los estilos propios, influirá la historia previa con nosotros, nuestra empresa, nuestro producto, etc.
Es clave tener presente quién es mi interlocutor. Si una persona es fan de mi marca porque su experiencia con nosotros fue excelente, tendrá una predisposición positiva que determinará su atención y percepción para lo que sigue.
Lo mismo sucede en lo contrario.
Hace unos día me entregaron un pedido que me prometieron traer en un plazo máximo de cinco días. En ese momento, además de cumplirse los 10 días, me lo entregaron con faltante de dos productos y unos días atrás no respondieron un mail de consulta que les envié.
Como los productos los puedo comprar en otros lugares, hoy dudo que vuelva a comprarles a ellos.
De la misma manera, a un líder que inspira, le llegarán personas con planteos abiertos y esperando que sus mensajes los estimule a ir por más.
Estarán atentos a su forma de hablarles, al contenido de lo que les diga. Y si dice algo contrario a lo esperado se lo disculparan.
Estos principios aplican a cualquier relación que además de todo, es dinámica en sí misma y como la vida, está en constante desarrollo y cambios.
Junto con los mencionados factores, existen otros que influyen en lo que percibimos: la propia forma de aprender, la familiaridad con lo percibido, las expectativas, la cultura, valores, creencias y estilos -cognitivo, emocional y conductual.
Podría ser un buen ejercicio que prestes atención por una semana a cómo te preparas para tus interacciones, para captar la atención de tu interlocutor, para dar mensajes y cómo son recibidos y percibidos por los otros.
Y algo más, cuando recibas un mensaje prestá atención a lo que te genera y conectalo con experiencias previas, con tus predisposiciones y estilo. Seguro podrás descubrir muchas cosas interesantes. l
* Licenciada en Psicología, post graduada en Psicología de la Conducta y Comportamiento Humano, Post graduada en Psicología Cognitiva, especializada en Desarrollo Humano y Neurociencias Cognitivas
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