Fútbol > EL ANÁLISIS

El nuevo hábito de Peñarol: perder de cualquier manera

Una moda que se ha impuesto en estos tiempos es que Peñarol pierda; contra Fénix le volvió a pasar, cayó en tres de sus últimos cuatro partidos, mostró pocas ideas y gran liviandad en el área rival
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11 de noviembre de 2020 a las 20:42

Desde épocas muy remotas hay cosas que se ponen de moda. En los tiempos que corren se puede decir que los llamados influencers -por las redes sociales-, marcan tendencia. Mirar series en Netflix, usar determinado corte de pelo o hablar por Zoom, está de moda. Y la nueva moda que se ha impuesto es que Peñarol pierda. Ya es una rutina.

Cambian los rivales, las canchas, los esquemas de juego, pero el resultado casi siempre es el mismo: cabezas gachas y derrota a la mochila.

No importa lo que haya mandado el técnico Mario Saralegui. De poco sirve pasar a jugar con dos "9" si la pelota les llega cada tanto. O los desbordes interminables de Joaquín Piquerez -sobre todo, en el primer tiempo en el que también dejó muchos huecos atrás- y sus remates peligrosos. O el tiro de Christian Bravo en el palo. Ser más ofensivo no garantiza nada y menos en este Peñarol que a veces pierde hasta el alma.

Como en la jugada del único gol. El desborde de Ignacio Pereira dio de lleno en la cara de Giovanni González pero el árbitro Diego Riveiro interpretó que fue penal. Nadie, ni un solo futbolista aurinegro protestó. Giovanni estaba groggy en el piso y quizás ni cuenta se dio de la decisión del juez. Los demás, no dijeron nada. Ni esa rebeldía o bronca se vio en esa jugada decisiva. Luciano Nequecaur -buena figura- no le importó y facturó.

Y Peñarol que suma su tercera derrota de sus últimos cuatro partidos. Ese nuevo hábito del que se escribía líneas arriba.

Ese estado de ánimo que arrastra al equipo, es difícil de poder revertirlo en plena competencia. A 10 días del clásico y jugando de local en el Estadio Campeón del Siglo, este grupo deberá cambiar mucho lo que muestra para tratar de ganar y "salvar" de alguna manera el Intermedio. Este Intermedio que lo condiciona, que lo hunde y no lo deja sentir el fondo. No se sabe a cuánto está ese fondo. Por ahora, en caso de que Nacional le gane a River Plate, quedará a 13 puntos de su eterno rival en la Anual.

Este momento del equipo influye en el rendimiento de los futbolistas. Estado de ánimo está ligado a rendimiento. En los últimos partidos no se ha visto al Facundo Torres que fue figura en el Amalfitani ante Vélez en aquel 0-0. David Terans ha perdido hasta el remate de media distancia. Matías Britos tuvo su tarde-noche el domingo ante Deportivo Maldonado con dos goles, pero contra Fénix apareció muy poco. El que siempre responde es Jesús Trindade -quien al igual que Piquerez, recibió su quinta amarilla y no estará el sábado ante Boston River-, pero lo suyo es más de destrucción de juego rival que de construcción del propio. ¿La consecuencia? Todo se hace muy cuesta arriba.

Por más que en el primer tiempo el equipo generó, tuvo dos remates en el palo, también recibió otros dos en el travesaño. Fue muy parejo e intenso ante un rival que descuidó el estilo tradicional de Juan Ramón Carrasco. Jugó a otra cosa y de todas maneras, consiguió el objetivo final.

¿Peñarol jugó mejor que su rival? Sí. ¿Mereció ganar? No. Tampoco perder. Pero está más que escrito que el fútbol de los merecimientos no existe. El campeonato del que merece más, tampoco.

Por enésima vez en este 2020, la falta de definición volvió a aparecer. Perdió perspectiva ofensiva. Es insoportable para todos los manyas. Es un equipo liviano en el área, justo en el sector en el que se ganan (o se pierden) los partidos.

Saralegui tenía una sorpresa guardada. A los 56 minutos mandó a la cancha al juvenil Agustín Álvarez Martínez por el volante central Agustín Álvarez Wallace. Hasta allí, todo normal. Pero el entrenador bajó a David Terans a jugar como doble 5 junto a Trindade. Allí perdió el poco orden que mantenía en la cancha de mitad de terreno hacia adelante. Peñarol fue mucho menos incisivo con una variante táctica inentendible.

Fénix sumó tres puntos de oro para el descenso, ya que si bien hay otros equipos más complicados, no las tiene todas consigo.

Peñarol se adueñó de otra derrota y el último grito que se escuchó en todo Capurro fue de Saralegui en el minuto 90+4. Fue a Robert Herrera cuando llegaba a la media cancha con la pelota: "¡Metela al área!". Claro, el partido se iba y los tres puntos también. Y se fueron una vez más.

 

 

 

 

 

 

 

 

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