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El nuevo plan educativo quita la materia de sexualidad en la UTU y consejero pedirá “revisión urgente”
La sesión ordinaria del Codicen de este miércoles se preveía sin sobresaltos: varias trasposiciones de fondo, la autorización de viaje de unos escolares, la compra de una silla de ruedas por US$ 4.500 para Fiorella Buzeta, la joven que hace 18 años recibió un disparo en un liceo de Maroñas y a la que ANEP se comprometió a indemnizar, y un largo etcétera de trámites administrativos.
Pero el consejero político Juan Gabito solicitó la “revisión urgente” del nuevo plan educativo que impulsa su gobierno y que él mismo había acompañado. ¿El motivo? Tras una lectura en profundidad, comparando qué asignaturas se quitaron, notó que en la UTU se había eliminado la materia de educación sexual.
“Es una contradicción que estemos aprobando un plan que busca mejorar y que, a la vez, quitemos a uno de los éxitos de la UTU. Porque la UTU venía siendo, en definitiva, el subsistema que mejor estaba cumpliendo con lo que mandata la ley de Educación sobre la sexualidad”, dijo el consejero Gabito, quien advirtió que exige un cambio “para no tener que votar en contra” de todo el plan educativo en su versión definitiva.
La ley de Educación fijó nueve líneas transversales de toda la enseñanza y una de ellas es la educación sexual: “La educación sexual tendrá como propósito proporcionar instrumentos adecuados que promuevan en educadores y educandos, la reflexión crítica ante las relaciones de género y la sexualidad en general para un disfrute responsable de la misma”, reza la normativa.
Para cumplir con ese mandato, en los dos primeros años del ciclo básico de UTU había una asignatura de educación sexual con una carga horaria de dos horas semanales. Para Gabito ese asignatura no solo hacía cumplir la ley, sino que daba respuesta a inquietudes de los estudiantes (la demanda se juntaba con la oferta) e iba en línea con algunas de las nuevas progresiones de aprendizaje que incluyen la sexualidad.
La directora de Planeamiento de UTU, Laura Bianchi, reconoció que "deberá tenerse en cuenta" este vacío a la hora de pensar los talleres optativos de los estudiantes. Porque el plan admite una carga horaria destinada a talleres entre los que podría incluirse sexualidad, aunque ya no como asignatura obligatoria.
A comienzos de las década de 1990, cuando las Naciones Unidas organizó la primera conferencia mundial de población y la primera de la mujer, empezó una fricción entre aquellos grupos más “progresistas” que luchaban por una “agenda de derechos” y otros más conservadores que hablaban de la imposición de una “ideología de género”. Esa disputa pasó al plano educativo: aquellos que promovían la introducción de la educación sexual en los programas de estudio y aquellos que, por el contrario, preferían que quedase relegado a la “esfera privada” del hogar. Esa puja se intensificó acorde los países fueron aprobando leyes, a medida que se discutió el lenguaje inclusivo, a la par del incremento de letras de la sigla LGBTIQ+…
De hecho, hace dos semanas la ANEP presentó un documento con los “fundamentos para la enseñanza de la lengua española en el sistema educativo nacional”. El estudio explica que “los procesos lingüísticos no se imponen por la voluntad de los individuos sino que se producen por lo que el propio sistema admite”, frase que por algunos docentes fue interpretado como una oposición oficial al uso del lenguaje inclusivo.
Muchos más al tenerse en cuenta que la presentación estuvo a cargo de Dora Graziano, consejera que fue propuesta por Cabildo Abierto, del partido político que en su programa de gobierno propuso “revisar los programas y textos que contengan conceptos de la ideología de género y las guías de abordaje de la educación sexual”.
El líder de Cabildo Abierto, el senador Guido Manini Ríos, dijo hace un mes que le parece perverso que "se le enseñe a niños de menos de ocho años que su sexualidad es una construcción social". Y un correligionario suyo había propuesto la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en los centros educativos.
