Depresión, ansiedad, soledad, necesidad de orientación, miedo al covid-19 y problemas de convivencia familiar fueron los problemas de salud mental que más se escucharon en los teléfonos del 0800 1920, la línea de apoyo emocional dispuesta por el gobierno un mes después de que la pandemia llegó a Uruguay.
La línea atendida por unos 150 psicólogos fue mayoritariamente usada por los adultos de entre 61 y 70 años durante los primeros dos meses de la pandemia, en su mayoría mujeres (74%), según los datos recogidos por un grupo de especialistas en un artículo publicado en diciembre en la Revista de Psiquiatría del Uruguay titulado "Atención en salud mental y covid-19: algunas respuestas iniciales en Uruguay"
"También es importante destacar que en el período marzo- junio de 2020 la Línea Vida (0800-0767) de atención a riesgo suicida tuvo un aumento en sus llamadas de un 321% con respecto al mismo período de 2019", señalaron los especialistas, entre los que se encuentra el psiquiatra Ricardo Bernardi, integrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH).
A principios de enero, Bernardi dijo a El Observador que al sistema de salud uruguayo le falta un sistema de atención de crisis "rápido y centrado en el paciente" que atienda situaciones que no ameritan a concurrir a una emergencia pero tampoco agendar una consulta presencial que tarde meses o semanas en concretarse.
Pero lo cierto es que la atención psicológica en los prestadores de salud todavía es un proceso lento y burocrático para quienes solicitan asistencia o una psicoterapia. Para acceder a esa prestación las personas deben tener primero un pase de un médico y después deben presentar una carta a una comisión receptora conformada por psicólogos, un asistente social y un psiquiatra. Este último estará solo si el caso a estudiar lo amerita. El comité evalúa la situación del paciente y le realiza una entrevista para decidir si se le brindará la psicoterapia o no.
A su vez, la atención psicológica está incluida dentro del Plan Integral de Atención a la Salud (PIAS), un catálogo de prestaciones que los centros de salud que conforman el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) deben brindar y por el que reciben financiamiento. El paciente paga cada consulta "con tasas moderadoras y a un costo bajo", según dijo el presidente de la coordinadora que nuclea a 42 mutualistas, Carlos Cardoso, quien agregó que "cada institución tiene su forma de aplicación".
Los precios varían en cada prestador, pero a modo de ejemplo, la consulta de psicología para adultos cuesta $411 en Médica Uruguaya y $352 en Casmu. En la Sociedad Médica Universal las consultas con ese especialista son gratis.
Cardoso destacó que en la pandemia también se traspasó la atención psicológica a la modalidad de videollamada, aunque aún no hay datos sobre si aumentaron en el contexto de covid-19, algo que las mutualistas están desglosando en un informe con más de 400 indicadores que presentarán en unas semanas.
A partir de 2011 el Plan Nacional de Salud Mental incorporó la atención psicológica al SNIS pero en determinadas circunstancias. Un primer modo que contempla hasta 16 sesiones grupales y gratis para cada usuario. A esta modalidad, que no admite lista de espera, solo pueden acceder las personas que sufran adicciones a las drogas, que padezcan esquizofrenia, que hayan tenido algún intento de suicidio en el último año, víctimas de violencia doméstica o personal de salud que tengan problemas asociados con su trabajo.
Sin embargo, durante la emergencia sanitaria el Ministerio de Salud Pública (MSP) extendió la prioridad de las personas incluidas en este grupo en función de los efectos que la pandemia pudo tener sobre la salud mental de estas personas.
Por lo tanto, se agregaron los familiares con niños en edad preescolar o escolar con afectación por el covid-19 o el distanciamiento social, los adolescentes, las personas que cursan o cursaron la enfermedad y sus familiares cercanos, las personas mayores con afectación emocional por sentimiento de soledad y aislamiento, los adultos con afectación emocional por pérdidas en su situación socio-económica-laboral. Este nuevo grupo puede acceder a una terapia grupal de hasta ocho sesiones.
La segunda modalidad brinda hasta 48 sesiones individuales, grupales o de pareja, anuales para cada usuario, con el pago del ticket correspondiente. Las personas que acceden a este tipo de atención psicológica deben ser admitidos previamente por el comité receptor y solo podrán ser personas que intentaron suicidarse, adolescentes y jóvenes de entre 15 y 25 años, docentes y personal de la salud.
La tercera modalidad contempla hasta 48 sesiones individuales y/o grupales con un ticket de menor costo que la modalidad anterior y que se podrá renovar hasta 144 sesiones. En este caso, las personas también deberán pasar por el comité que evaluará si se le otorgará la prestación y está destinada para personas adictas a la cocaína y a la pasta base y personas con trastornos mentales severos y persistentes, como el trastorno bipolar.
Según datos del MSP relevados sobre 31 instituciones privadas, durante la pandemia el 74% de las instituciones ofreció algún tipo de intervención de salud mental a los trabajadores de la salud, tanto a través de una línea telefónica o videollamada, según recogen los especialistas en el informe sobre salud mental.
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