soldados talibanes en la arremetida del domingo 15 de agosto

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El regreso de los talibanes: cómo surge el movimiento y quiénes son sus principales dirigentes

Durante seis años gobernaron Afganistán con una estricta ley islámica; negarse a entregar a Osama bin Laden les costó el poder y ahora, tras la retirada de las tropas de EEUU, acometieron una rápida ofensiva
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16 de agosto de 2021 a las 05:04

Los talibanes, que llegaron a la capital afgana Kabul, al tiempo que el presidente Ashraf Ghani abandonó el país el domingo, gobernaron entre 1996 y 2001 imponiendo una rigurosa interpretación de la Sharia (ley musulmana).

El movimiento de los talibanes ("estudiantes en religión") apareció en 1994 en Afganistán, un país devastado por la guerra contra los soviéticos (1979-89) y que enfrentaba una lucha fratricida entre muyahidines desde la caída del régimen comunista en Kabul, ocurrida en 1992. 

Formados en las madrasas (escuelas coránicas) del vecino Pakistán, donde estos islamistas suníes se refugiaron durante el conflicto con los soviéticos, los talibanes estaban encabezados por el misterioso mulá Mohammad Omar, fallecido en 2003, y sucedido por el mulá Akhtar Mansur, asesinado en 2016 en Pakistán. 

Actualmente, los talibanes están dirigidos por Haibatullah Akhundzada y el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador del movimiento, encabeza el ala política. 

Como la mayoría de la población afgana, son esencialmente pastunes, el grupo étnico que ha dominado el país casi ininterrumpidamente durante dos siglos. 

Ascenso fulgurante y régimen de terror 

Los talibanes prometían restablecer el orden y la justicia, y fue así como lograron un ascenso fulgurante, con el apoyo de Pakistán y la aprobación tácita de Estados Unidos. 

En octubre de 1994, casi sin luchar tomaron Kandahar, la antigua capital real.

Dotados de un arsenal militar y un gran tesoro de guerra que les permitía comprar a los comandantes locales, se apoderaron de Kabul el 27 de septiembre de 1996. 

Cuando estuvieron en el poder, los talibanes impusieron una estricta ley islámica que prohibía los juegos, la música, las fotografías y la televisión. Negó a las mujeres el derecho de trabajar y las escuelas para niñas fueron cerradas.

En marzo de 2001, la destrucción con dinamita de los budas gigantes de Bamiyán (centro) provocó la indignación internacional.

La sede del poder se trasladó a Kandahar, donde el mulá Omar vivía recluido en una casa construida por Osama bin Laden, líder de Al Qaida. 

El territorio de los talibanes se convirtió en un santuario para los yihadistas de todo el mundo, que llegaban hasta allí para entrenarse, en particular los de Al Qaida. 

Capitulación

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, perpetrados por Al Qaida, Washington y sus aliados de la OTAN lanzaron una amplia operación militar en el país el 7 de octubre de ese mismo año, después de que el régimen talibán se negara a entregar a Bin Laden. 

El 6 de diciembre capitularon. Tanto los dirigentes talibanes como los de Al Qaida huyeron al sur y el este del país y también a Pakistán.  

Los ataques y emboscadas contra las fuerzas armadas occidentales se multiplicaron.

En julio de 2015, Pakistán acogió las primeras conversaciones directas, apoyadas por Estados Unidos y China, entre el gobierno afgano y los talibanes. 

A mediados de 2018, estadounidenses y talibanes iniciaron unas discretas negociaciones en Doha, interrumpidas varias veces tras los ataques contra las tropas de EEUU. 

El 29 de febrero de 2020, Washington firmó un acuerdo histórico con los talibanes, que preveía la retirada de los soldados extranjeros a cambio de garantías de seguridad y la apertura de negociaciones. 

Retirada estadounidense y ofensiva talibana

El 8 de julio de 2021, el presidente estadounidense Joe Biden declara que la retirada de sus fuerzas, que comenzó en mayo, se "completará el 31 de agosto". 

Los talibanes, a la ofensiva desde mayo, llegaron el 15 de agosto a las puertas de Kabul, después de haber tomado el control de casi todo el país sin encontrar gran resistencia. 

El presidente Ashraf Ghani abandona Afganistán el domingo, según un ex vicepresidente. El gobierno afgano promete una transición pacífica.

Quiénes son los principales y misteriosos dirigentes talibanes

El funcionamiento interno y liderazgo del movimiento talibán están envueltos en un halo de misterio, como cuando gobernó el país asiático entre 1996 y 2001. 

Foto de archivo de 2016 del nuevo Mullah, Haibatullah Akhundzada

Haibatullah Akhundzada, el líder supremo 

El mulá Haibatullah Akhundzada fue nombrado jefe de los talibanes en mayo de 2016 durante una rápida transición de poder, días después de la muerte de su predecesor, Mansour, liquidado por un ataque de un dron estadounidense en Pakistán.

Antes de su designación, se conocía poco de Akhundzada, hasta entonces más centrado en cuestiones judiciales y religiosas que en el arte militar.

Aunque este erudito gozó de gran influencia en el seno de la insurgencia, de la que lideró el sistema judicial, algunos analistas creían que su papel al frente del movimiento sería más simbólico que operativo.

Hijo de un teólogo, originario de Kandahar, el corazón del país pastún en el sur de Afganistán y cuna de los talibanes, Akhundzada obtuvo rápidamente una promesa de lealtad de Ayman al-Zawahiri, el líder de Al-Qaeda. 

El egipcio lo llamó "emir de los creyentes", denominación que le permitió afianzar su credibilidad en el mundo yihadista. 

Akhundzada tenía la delicada misión de unificar a los talibanes, fracturados por una violenta lucha por el poder tras la muerte de Mansour y la revelación de que habían ocultado durante años la muerte del fundador del movimiento, el mulá Omar. 

El insurgente logró mantener unido al grupo y continuó siendo bastante discreto, limitándose a transmitir mensajes anuales raros en los días festivos islámicos.

El mulá Baradar, cofundador

Abdul Ghani Baradar, nacido en la provincia de Uruzgan (sur) y educado en  Kandahar, es el cofundador de los talibanes junto con el mulá Omar, fallecido en 2013, pero cuya muerte fue ocultada durante dos años.

Como muchos afganos, su vida se moldeó con la invasión soviética en 1979, que lo convirtió en muyahidín, un combatiente islámico fundamentalista, y se cree que luchó junto con el mulá Omar.

En 2001, tras la intervención estadounidense y la caída del régimen talibán, se decía que formaba parte de un pequeño grupo de insurgentes dispuestos a un acuerdo en el que reconocían la administración de Kabul. Pero esta iniciativa resultó infructuosa.

Abdul Ghani Baradar era el jefe militar de los talibanes cuando fue arrestado en 2010 en Karachi, en Pakistán. Fue liberado en 2018 especialmente por la presión de Washington.

Escuchado y respetado por las distintas facciones talibanes, fue nombrado jefe de su oficina política, ubicada en Catar. 

Desde el país del golfo, llevó las negociaciones con los estadounidenses, que condujeron a la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán
 

Sirajuddin Haqqani, el jefe de la red Haqqani

Hijo de un célebre comandante de la yihad antisoviética, Jalaluddin Haqqani, Sirajuddin es a la vez el número dos de los talibanes y el jefe de la red Haqqani.

Esta red, fundada por su padre, está clasificada como terrorista por Washington, que siempre la consideró como la facción combatiente más peligrosa ante las tropas estadounidenses y de la OTAN en los últimos dos decenios en Afganistán.

También está acusado de haber asesinado a algunos altos responsables afganos y de haber retenido como rehenes a occidentales para obtener un rescate o mantenerlos como prisioneros como el militar estadounidense Bowe Bergdahl, liberado en 2014 a cambio de cinco detenidos afganos de la cárcel de Guantánamo.

Conocidos por su independencia, sus habilidades de lucha y sus fructíferos asuntos, se cree que los Haqqani están a cargo de las operaciones de los talibanes en las áreas montañosas del este de Afganistán y que tendrían una gran influencia en las decisiones del movimiento.
 

El mulá Yaqoub, el heredero 

Hijo del mulá Omar, Yaqoub es el jefe de la poderosa comisión militar de los talibanes, que decide las orientaciones estratégicas en la guerra contra el Ejecutivo afgano.

Su ascendencia y sus vínculos con su padre, a quien adora como jefe de los talibanes, lo convirtieron en una figura unificadora dentro de un amplio y diverso movimiento.

Las especulaciones sobre su papel exacto en la insurgencia son persistentes. Algunos analistas creen que su nombramiento al frente de esta comisión en 2020 fue sólo simbólico.

(AFP)

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