El político y economista argentino Martín Lousteau junto al socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, efectuaron una exposición donde abordaron la situación del Mercosur, la economía uruguaya, la brasileña, la realidad argentina e incluso el populismo en tiempos posmodernos.
Lousteau dijo que acudir como lo hizo el gobierno de Mauricio Macri al Fondo Monetario Internacional (FMI) siempre es una señal de fracaso y no de fortaleza. Para el economista, además, la decisión fue apresurada. “Es como tener que ir a pedirle plata a tu suegro, nadie más te quiso prestar”, bromeó.
Para Lousteau el gobierno de Cambiemos heredó del kirchnerismo lo que él llama un “Triángulo de las Bermudas de la economía”. Los tres vértices, explicó, consisten en precios relativos desalineados con un proceso de alta inflación –con "atraso gigantesco" de las tarifas-, un déficit fiscal muy grande, y falta de crecimiento y creación de puestos de trabajo por mucho tiempo. “El problema de esto es que cualquiera de los vértices en que se pueda trabajar afecta al otro y a veces se afecta a sí mismo”, indicó durante su exposición, realizada en el Hotel Cottage y organizada por VTV en la celebración de sus 15 años.
Agregó que el gobierno argentino erró en el diagnostico de qué era lo que le estaba pasando a Argentina cuando empezó la corrida cambiaria y dilapidó una enorme cantidad de reservas. Esto puso la percepción de riesgo en la capacidad de poder cumplir con el objetivo de mantener el tipo de cambio, a la vez que había que pagar deuda que vencía, lo que provocó un problema de insolvencia, afirmó.Sin embargo, con un enfoque más estructural y a largo plazo, el actual diputado apuntó también que el fracaso de Argentina no es el de un gobierno.
“Argentina es una economía que no crece. Cuando termine el mandato de Macri el PIB va a haber caído a una tasa del 0,5% anual. De hecho, el producto per cápita de Argentina va a ser igual al que se tenía 12 años atrás. Los argentinos a raíz de vivir tantas crisis sobrediagnosticamos la coyuntura, pero los verdaderos problemas son estructurales. Siempre decimos que son las empresas las que compiten en los mercados, pero uno de los principales costos de producción son los impuestos, alrededor de la mitad. Nos olvidamos que primordial e indirectamente los que compiten son los estados a través de lo que producimos. Si mi Estado me cobra más y me da menos cosas, dejo de ser competitivo”, reflexionó.
El economista acotó que aunque se pueda aumentar la productividad de la mano de obra, la calidad de los insumos o tener la energía más barata, si el Estado se está volviendo menos productivo que el de al lado, se genera un sesgo antiexportador cada vez más grande.
“La única manera de compensar ese sesgo es hacer más barato el producto. Entonces cada vez que mi Estado pierde la carrera de productividad con respecto a los países con los que compito, fuerzo a que los trabajadores tengan un salario en dólares más bajo. Si a eso le sumo un déficit fiscal permanente entonces genero un atraso cambiario que debilita aún más la competitividad, que al final carga una mochila de costos a la producción más alta y la obliga a competir cuesta arriba. Así es muy difícil tener un crecimiento sólido, pujante y permanente.”, dijo.
A su vez, mencionó que ha pasado mucho tiempo en Uruguay y agregó que desde su punto de vista la manera de ver si un país está progresando es ver cuánto cambia porque a veces las tasas pueden ser bajas. “Por ahí ustedes no lo ven porque cuesta como cuesta ver crecer a los hijos, pero Uruguay cambió un montón”, aseguró el argentino.
Sobre las declaraciones de futuro ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, Lousteau apuntó que no debería echarse toda la culpa al Mercosur. “Pensemos que cuando empezó la unión aduanera Argentina y Brasil tenían monedas diferentes con respecto a hoy”, graficó.
A su vez, Lousteau afirmó que Brasil no puede abrirse de un día para otro al mundo porque el Estado es igual de improductivo que el argentino.
Por su parte, Oddone en concordancia señaló que Brasil tiene cosas muy profundas que resolver y habrá que ver si el nuevo liderazgo que tiene el país norteño es capaz de acometer los desafíos de larga data que tiene el país. El economista uruguayo además contó que después de pasar 24 horas en San Pablo con empresarios, la percepción predominante entre la gente de negocios fue: “Nos sacamos la plaga de encima, pero ahora no sabemos si usamos el insecticida correcto”.
En otro orden, con respecto a la economía uruguaya Oddone dijo que en caso de no haber un escenario de crecimiento económico que permita aumentar la recaudación con el fin de disminuir el déficit “la verdad que podrán contar en campaña todo lo que quieran, pero el próximo gobierno tiene un 90% de probabilidad de tener que hacer un ajuste fiscal”.
Sin embargo, el economista destacó la composición del endeudamiento en pesos de Uruguay, que aunque "costó caro, llegado el momentos se está mejor preparado para un escenario externo más hostil".
"No es un shock externo dramático, pero sí de cierta envergadura", resumió. Además, advirtió que hubo una desaceleración muy marcada en la actividad en Uruguay, con niveles de inversión similares a los de 2005.
Aunque Oddone entiende que el perfil del endeudamiento en Uruguay permite postergar los ajustes y sortear el ciclo electoral, dijo que ninguna de las metas fiscales establecidas en el presupuesto fueron cumplidas y que el gobierno subestimó la evolución del gasto, principalmente en lo que tuvo que ver con la seguridad social.
"La fragilidad fiscal amenaza el grado inversor", aseguró finalmente.
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