Juan Manuel Escobar, Alex Guillenea y Alan Rodríguez fueron asesinados el 31 de mayo de 2020

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Demasiado peligrosos: por qué el triple asesino de la Armada recibió una pena similar a Pablo Goncálvez

El exmarino fue condenado por el triple crimen de la Armada, ocurrido en la Fortaleza del Cerro el 31 de mayo de 2020
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28 de junio de 2022 a las 05:01

Los zapatos deportivos sin cordones no tocaron el piso en ningún momento. Solo las puntas, las que sacudía nervioso. En audiencias anteriores, miraba sin estupor las imágenes de los cuerpos muertos de los marinos Juan Manuel Escobar, Alex Guillenea y Alan Rodríguez y se detenía en los ojos de la jueza María Noel Odriozola. Este 27 de junio, mientras la magistrada leía su sentencia de condena, no despegaba la mirada del piso, salvo para, ocasionalmente, observar a sus abogados. Odriozola impuso sobre Jonathan Bragundi una pena excepcional, solo utilizada en casos puntuales cuando la peligrosidad del condenado excede los límites de lo común. 

"Ha quedado con holgura demostrado la peligrosidad del imputado quien en forma fría asesino a tres jóvenes que se encontraban en su lugar de trabajo y asesinándolos con el arma sustraída a uno de ellos habiendo abusado de la confianza que había entre ellos, sin ningún tipo de control de su conducta", valoró Odriozola en la sentencia a la que accedió El Observador

Bragundi, enrojecido y cruzado de brazos, suspiraba con pesar y negaba con la cabeza. Sobre él pesaba la mirada de familiares de los marinos, que entre lágrimas y gestos tensos, escuchaban el dictamen de la jueza. 

Para la Justicia uruguaya, Bragundi se aprovechó de su calidad de exmarino –y excompañero de las tres víctimas– para ingresar al predio de La Antena en la Fortaleza del Cerro en la noche del 31 de mayo del 2020. Allí, agarró desprevenidos (por estar descansando o con la guardia baja) a Escobar, Guillenea y Rodríguez. Con la finalidad de robarles las armas de reglamento, los mató a los tres en cuestión de segundos. 

Esto le valió que lo condenen por homicidio muy especialmente agravado. Este delito tiene una pena de entre 15 y 30 años dependiendo de los agravantes computados. En este caso, la determinada por la jueza fue de 29 años y seis meses de prisión. Los agravantes computados fueron el haber cometido el delito (homicidio) para cometer otro delito (rapiña), que el homicidio fue múltiple (tuvo tres víctimas), la nocturnidad, el abuso de confianza y el uso de arma de fuego. El único atenuante fue que Bragundi no tiene antecedentes. 

El predio militar en la Fortaleza del Cerro

Pero esta pena tiene un agregado que solo fue utilizado en selectos casos en la jurisprudencia uruguaya: las medidas de seguridad eliminativas. Es un recurso cuya constitucionalidad, para algunos profesionales del Derecho, es cuestionable, pero según Odriozola –quien afirmó no ser ajena al "cuestionamiento doctrinario" del recurso– "la jurisprudencia nacional ha asumido su validez y plena vigencia".

Las medidas de seguridad eliminativas están reservadas para aquellos individuos tan peligrosos que, a la hora de dictar sentencia, se presume que pasados los 30 años de condena aún puede no estar listo para reinsertarse en la sociedad y su reinclusión, si no estuviera recuperado, podría generar un gran perjuicio. Eso implica que los años de medidas de seguridad eliminativas que se impongan, sean años de cárcel extra de la pena. Es decir, pasados los 29 años y seis meses, Bragundi deberá estar un año más preso (fueron fijadas un año de estas medidas como mínimo), con opción a nueve más si los técnicos que lo evalúan entienden que no está listo para volver a vivir en libertad. 

Fueron utilizados en casos como el del triple homicida de Carrasco Pablo Goncálvez y para los dos asesinos y violadores de la niña Valentina Walter, de 9 años, en Rivera. 

"Los asesinó sin que puedan reaccionar"

"Debe tenerse en cuenta que dos víctimas fueron asesinadas sin poder reaccionar en la habitación que oficiaba de oficina, se los encuentra caídos con sus celulares al lado y sin embargo Escobar que estaba durmiendo presenta indicios de haberse querido proteger tal como lo explicaron las forenses no pudiendo porque ya estaba desarmado (...) Bragundi asesinó a Rodriguez y Guillenea sin que puedan reaccionar, y luego inmediatamente hizo lo mismo con Escobar pero queriendo defenderse sin resultado positivo", afirmó la jueza. "La semióloga indica en su análisis que no demostró ninguna emoción, 'se lo veía como quien dirige una escena en un set televisivo...'", señaló citando el estudio que hizo la semióloga María Isabel Ledesma que fue con Bragundi a la escena del crimen para realizar una reconstrucción de los hechos. 

Los hechos que la jueza dio por probados

La magistrada Odriozola dio por probada la teoría del caso que esgrimió el equipo fiscal liderado por Mirta Morales. Escobar estaba en el dormitorio durmiendo, mientras que Rodríguez y Guillenea estaban en la habitación principal. Bragundi conocía la disposición porque, cuando era marino, había hecho guardia en ese mismo lugar. “Esperó el momento oportuno y sustrajo el arma de Escobar. Se dirigió a la pieza principal y les disparó a ambos. Primero a Rodríguez e inmediatamente después a Guillenea. Cayeron heridos fatalmente delante de sus escritorios”, señaló la fiscal e indicó que después volvió al dormitorio y con la misma arma le disparó a Escobar, que intentó protegerse sin éxito porque estaba desarmado.  Fue el que más disparos recibió: seis.

Con los tres jóvenes ya muertos, les sacó las otras dos armas y sus cargadores, y se fue caminando. Logró salir por el mismo lugar que entró: agujeros en el alambrado que conocía desde sus tiempos como marino. Su objetivo era “obtener dinero a través de la venta”. 

A las horas de haber comenzado la investigación, la Policía identificó a una persona que se hacía llamar "El Siberiano" y en 2019 había publicado en redes que quería robarles las armas reglamentarias a las personas que hacían guardia en ese predio. A partir de eso lograron ubicar un domicilio en la calle Bulgaria, pero prefirieron reservar la información y profundizar. Horas después, se les comunicó que El Siberiano y una mujer habían vendido ilegalmente dos armas de fuego. 

El director nacional de la Policía, Diego Fernández, el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, el fiscal de Corte, Jorge Díaz y la fiscal del caso, Mirta Morales

En esa vivienda había una pareja y Bragundi. La mujer inmediatamente le echó la culpa del crimen al exmarino. Fernando Bentos, el oficial del caso, relató que la mujer afirmó no tener armas de fuego, pero luego encontraron una. Por eso ella vinculó a Bragundi por el crimen y lo acusó de haber vendido las otras dos. Con la plata que ganó pagó la peluquería y un asado, del que todavía quedaban restos cuando la policía llegó. 

Además encontraron ropa con manchas de sangre, que pertenecía al homicida, en el lavarropas. Una vez que lo detuvieron y lo tenían bajo custodia, vieron que en sus championes tenía manchas de sangre que luego coincidieron con la de una de las víctimas. Horas después, encontraron las dos pistolas envueltas en diario y papel film en las calles Patagonia y Burdeos. 

Bragundi negó haber cometido el crimen y dijo que un grupo de personas lo secuestró y lo obligó, testimonio que, según Odriozola, no es creíble. "En efecto la lectura de estos testimonios en su conjunto llevan a sostener la plena prueba necesaria para la condena del imputado dejando sin sustento su versión", expresó la jueza. 

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