El trotamundos uruguayo Tabaré Alonso, que cruza el continente con el objetivo de llegar a Alaska en bicicleta, recuperó su medio de transporte en las últimas horas y agradeció en sus redes sociales a todos los que lo ayudaron.
Para Alonso, que partió de Uruguay hace ya dos años y medio, el robo del que había sido víctima en la ciudad de San Pedro Sula –al norte de Honduras– se trataba de una tragedia. Le habían robado su América –así nombró a su precaria bicicleta que aparece hasta en su foto de perfil de WhatsApp–, cuando pasó la noche en un hotel de la segunda ciudad más importante del país centroamericano. Pese a su desconfianza, la había dejado en un estacionamiento, y a la mañana siguiente, cuando fue a corroborar si continuaba allí, América ya no estaba.
Desde entonces, la noticia se hizo viral y fueron muchos –según contó él en sus cuentas de Facebook e Instagram–, y de todas partes del continente, los que se solidarizaron con el ciclista y hasta le ofrecieron prestarle otro vehículo. Pero con el paso de las horas Alonso había comenzado a hacerse a la idea de que debería encontrar otra para seguir su viaje, sobre todo luego del poco aliento que obtuvo en la Policía, en donde le dijeron que nunca se había recuperado una bicicleta robada.
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“Una parte de mí me decía: 'Ya déjala ir; es solo un objeto material, tienes que seguir avanzando porque el tiempo que te dio la migración es limitado'", relató. Pero la sorpresa la encontró este lunes, al despertar, cuando tocaron su puerta para darle la buena nueva:
“Gracias a nuestros amigos ciclistas de la ciudad de San Pedro Sula, ¡que buscaron hasta debajo de las piedras!, a las autoridades de Honduras y los medios de comunicación por ayudarme a difundir”, agradeció Alonso, que todavía tenía más palabras para expresar su ánimo: “Nunca había visto tanta hermandad, solidaridad; esto no pasa ni en las películas, ¡ni siquiera en los sueños!”.
En las alforjas que había en la América, se encontraban una biblia, el manuscrito de un libro que está escribiendo, fotos y pinturas; “objetos simples sin mucho valor económico”, había dicho Alonso entonces, pero que tenían mucha carga afectiva.
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