Miles de afganos fueron evacuados del país tras el control talibán

Mundo > URUGUAYO EN KABUL

Nelson Riambau, el uruguayo que vive en Afganistán brindando ayuda alimentaria en medio del golpe talibán

Nelson Riambau es un uruguayo que trabaja Afganistán brindando ayuda alimentaria en medio del golpe talibán; cuenta cómo se viven los días en el aeropuerto de Kabul
Tiempo de lectura: -'
30 de agosto de 2021 a las 05:03

El trabajo de Nelson Riambau empieza apenas sale la luz del día y termina a la medianoche. De sol a sol, desde hace dos meses, cuando la llegada de los talibanes al poder era impensada, el jefe interino de la aviación humanitaria del Programa Mundial de Alimentos en Afganistán trabaja realizando operaciones desde la terminal de Naciones Unidas en el aeropuerto de Kabul, donde gestiona “todos los vuelos humanitarios de las diferentes agencias de Naciones Unidas y ONG internacionales” a más de 30 localidades del país. ¿El fin? Asistir a las personas desplazadas por la guerra o que viven en un contexto de vulnerabilidad social brindando ayuda alimentaria y controles sanitarios.

Con una carrera repleta de historias en Sudán, al noreste de África, experiencias como militar en Congo y Etiopía, trabajos en Salto y Montevideo, el uruguayo emprendió vuelo hacia tierras afganas para liderar un staff de 30 personas, integrado por ciudadanos locales especializados en aviación. Debido a las complicaciones sociales y políticas en el marco del enfrentamiento entre el gobierno y los talibanes, las ayudas que pretendía encaminar no siempre se dieron como esperaba y a muchas zonas tuvo que dejar de ir por posibles conflictos, mientras que a otras canceló vuelos por falta de garantías para sus subordinados.

“Cuando llegué me encontré con muchos lugares en los que todos los días a primera hora tenía que evaluar con los especialistas si era seguro ir o no. Teníamos lugares donde había enfrentamientos a 20 o 30 minutos. A medida que fueron avanzando mis primeros días acá, fuimos eliminando las idas a determinadas ciudades y cancelamos los vuelos porque la seguridad empezó a ser crítica”, dijo a El Observador.

Riambau ocupa internamente en Afganistán el cargo de jefe la aviación humanitaria en el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas

Pese al cambio de gobernanza en el país y al temor manifestado por su equipo ante la llegada al poder de los talibanes, su experiencia en las misiones de paz parecen haberle dado estímulos suficientes para seguir de pie con el trabajo y no dejarse llevar por la tempestad de una cultura desconocida estando lejos de su familia. Riambau vive ahora a unos pocos kilómetros del aeropuerto de Kabul, en un alojamiento contratado por su organización, al que llama “campau”. Son varios edificios que forman un cuadrado similar a una base, que está rodeada por personal de seguridad y cuenta con generadores independientes de la electricidad que proporciona el gobierno, porque los cortes en la ciudad son permanentes. Allí se sienta frente a su laptop, lee y responde decenas de mails, y analiza posibles acciones para mejorar la logística del programa de ayuda humanitaria. Luego parte hacia la terminal aérea en un vehículo blindado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Las recientes explosiones en la capital a manos del grupo Estado Islámico-K, que dejaron más de 170 muertos, dificultaron sus tareas de evacuación y causaron la retirada de trabajadores amenazados. Describe estos días como una “situación estresante” porque no tiene certeza de lo que puede pasar. “Día a día la situación en las puertas del aeropuerto se viene complicando más”, relató. “Ayer  (por el jueves) una de las explosiones me movió la ventana y la puerta. Tuve esa sensación de decir ‘opa, esto se está complicando’. Hoy de mañana me desperté y estaba todo en silencio”.

Cuando los talibanes entraron a Kabul, Riambau paró los vuelos planificados para esa jornada y ordenó a cada integrante del staff regresar a su base. Tardó cinco horas en llegar desde el aeropuerto a su lugar de alojamiento, en un trayecto que normalmente le lleva 20 minutos. “El tránsito se había complicado tremendamente porque la policía de tránsito se había ido y todas las fuerzas de seguridad se habían movido. Quedó al libre albedrío de los conductores”.

Como bajarse del vehículo no estaba permitido, debió esperar a que el tránsito se descongestionara: "No me la esperaba. Nos tomó a todo el mundo por sorpresa. Pensábamos que (tomar el poder) les iba a llevar una semana por lo menos. Absolutamente todo el mundo quedó sorprendido por la facilidad con la que llegaron (a la capital). Nosotros estábamos mandando un vuelo para evacuar en una de las ciudades cerca y lo cancelamos en el aire. Ya había salido el avión y lo hicimos volver porque nos llegó el dato de que estaban entrando por dos puntos de la ciudad. En todo mi recorrido hacia acá, que fueron cinco horas, pensé encontrar resistencia, combate; no hubo nada. Lo único que hubo fue un tráfico totalmente inusual, realmente de locos, y en un momento pensé que no íbamos a llegar durante el día".

“Después empezó la parte más difícil. Quisimos seguir volando, ayudando, pero había que negociar con la nueva autoridad. La organización tiene expertos en seguridad y ellos se dedicaron a eso. Al otro día ya se había designado un integrante del nuevo gobierno para que fuera el punto de contacto con nosotros a diario. Yo sabía  que podía ser así ya que cada vez que tomaban una ciudad el procedimiento era ese y les brindaban inmediatamente custodia armada talibán a todas las instalaciones de Naciones Unidas, inclusive a las organizaciones no gubernamentales, lo que a nosotros nos dio tranquilidad, añadió.

La toma de los talibanes fue vista por la población como una "transición" de gobierno que marcó un antes y un después, aunque era esperada. Tras más de 20 años, el grupo fundamentalista clamó "victoria" el pasado domingo 15 de agosto desde el palacio de gobierno, luego de que el presidente Ashraf Ghani huyera al extranjero. Según Riambau, ese proceso no afectó totalmente la actividad de los comerciantes ni el movimiento de las calles, pero sí cambió parte de su dinámica de trabajo puesto que en cada salida al aeropuerto debieron pedir un escolta talibán para que les proveyera seguridad y las balaceras se volvieron moneda corriente.

De tener una vida rutinaria (o todo lo rutinario que puede ser un trabajo como ese en Afganistán), en una misión que “marchaba como un reloj”, sus tareas pasaron a ser un desafío. Con el personal afgano trabajando desde la casa, lo que semanas antes era una reunión frente a sus compañeros se convirtió en un encuentro por videollamada para pactar los movimientos del día siguiente. “Todo nuestro personal empezó a trabajar desde la casa. Acá todo el mundo tiene una laptop en la oficina y otra en la casa, porque no se sabe cuando se va a poder acceder al aeropuerto y hay que continuar trabajando desde el lugar que uno vive. A pesar de todo el nerviosismo y el miedo que pueden tener, ellos siguieron comprometidos con su trabajo. Al segundo día, ya estábamos reunidos vía internet organizando cómo íbamos a seguir y eso me emocionó mucho y me alentó a continuar".

Pero el reciente ataque de Estado Islámico, cambió por completo su perspectiva. “No te puedo decir qué va a pasar; la intención de los humanitarios es seguir apoyando en nuestro cometido, pero la situación cambia día a día”, explicó. “En cuestión de una semana nos encontramos que la autoridad que ahora está a cargo, que son los talibanes, estaban en la puerta de la capital, Kabul”.

Consciente de que debe ser "muy tolerante" para convivir con personas que hablan otro idioma y provienen de otra cultura, sigue a la espera de que la situación subsane y sostiene que será el último en irse. "Yo, como oficial de aviación que soy, voy a ser el último en irme porque tengo que poner a todos primero y en el último vuelo me voy a ir yo. Lo sé desde que estoy en esto".

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...