El vino es más que alcohol

Parece razonable hacer algo para frenar el consumo abusivo de alcohol. No hace falta repasar cifras para justificar lo que el Poder Ejecutivo piensa hacer con el tema. Sin embargo, se equivocaría el gobierno si en sus planes de control, prevención y represión mete, como cualquier otro asunto, al consumo de vino.

El vino es más que alcohol. Es más tanto desde su elaboración hasta degustación. Alrededor del vino se mueve historia y tradición. La cultura del vino genera también trabajo. En Uruguay miles de personas tienen empleo por la industria del vino, y la inmensa mayoría de las bodegas son proyectos familiares que se heredan de esa cultura del vino.

Beber vino no debe ser limitado a cortar una caja con los dientes y darle de punta con una barra en la esquina o el estadio. Tomar vino es sentirlo. Los expertos hablan ahora de utilizar todos los sentidos para la cata. Vista, olfato y gusto. Hasta ahí se entiende, ¿pero los otros dos? El tacto está en todo lo que rodea a la bebida: copa, botella, corcho, decantador, etcétera; y ¿qué mejor sonido que el de un vino cayendo en una copa?

El consumo abusivo de alcohol es exactamente lo contrario a la cultura del vino. El que consume alcohol sólo por vicio no pudo o no sabe apreciar el vino y, a la vez, el que tiene la posibilidad de disfrutar de degustar el vino está alejado de abusar del alcohol.

No se trata de tomar vino “como quieras”, como decía una triste y desacertada campaña publicitaria de INAVI en 2011. Se trata de consumir con responsabilidad, lo que con el vino trae, a la vez, sensaciones exquisitas e intransferibles.