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El vuelo de la mosca: hombre versus naturaleza

Científicos modifican genéticamente las alas de la mosca del vinagre
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14 de marzo de 2016 a las 10:37

Han hecho falta miles de años de evolución para llegar a la mosca del vinagre; sí, esa que se puede encontrar revoloteando alrededor de la basura. Incluso ese pequeño ser es una obra maestra de la naturaleza.

Sin embargo, un grupo de investigadores ha conseguido modificar las alas de este insecto, compitiendo con el que ya existía. La pregunta es: ¿ha superado el hombre a la madre naturaleza?

El equilibrio reside en el medio

Usando modernas técnicas de laboratorio, un grupo de científicos, liderados por Richard Bomphrey, han conseguido mejorar la aerodinámica de la mosca del vinagre.

Para ello han creado moscas con alas más afiladas y con menos resistencia al aire. "Nos dimos cuenta que las moscas modificadas genéticamente conseguían girar curvas cerradas, mientras que las otras no", dijo Bomphrey a la DW.

No obstante, por esta mejora se paga un precio más alto en energía. Según afirma Bomphrey, "es el clásico intercambio entre movimiento y combustible, donde puedes elegir si prefieres que tu coche vaya más rápido o consuma menos." En otras palabras, dependiendo para qué se quiere las alas, el cambio puede ser beneficioso o no.

El estudio, publicado en la revista Nature, muestra como un cambio en un gen puede cambiar la forma de la mosca, y también su relación con el entorno. Si la mosca vuela más rápido puede escapar de sus depredadores, pero también puede cansarse antes. Entonces, ¿por qué la naturaleza no eligió antes esta forma para las alas? La respuesta es: eficiencia.

Una pequeña mosca, grandes posibilidades

Drosophyla melanogaster, más conocida como la mosca del vinagre, ha sido muy utilizada por los científicos a lo largo de los años. ¿Por qué? Porque es pequeña y simple, y porque es más sencillo entender cómo funciona una mosca que un elefante.

Pero, ¿en qué se parecen una mosca y un elefante? En que el ADN de todo ser vivo está formado del mismo material, solo que ensamblado de distinta manera y en distintos tamaños. Es por eso que esta mosca es tan famosa en el mundo de la genética; porque sabemos todo acerca de ella.

¿Para qué sirve el experimento?

Muchos pensarán que no tiene mucho sentido modificar las alas de un ser vivo, a la vista, tan insignificante. Sin embargo, este hallazgo abre un amplio abanico de posibilidades para el futuro.

Por ejemplo, llegar a entender las razones que hacen especiales a algunos animales. Esto quiere decir, llegar a entender y localizar la peculiaridad que permite a determinado ser vivo ser habilidoso haciendo algo. Eso está escrito en el ADN y lo que la genética hace es tratar de descifrarlo.

Por otro lado, durante años el ser humano se ha inspirado de la naturaleza para llevar a cabo inventos y diseños. De la misma manera, conociendo las peculiaridades de ciertos animales, estas se pueden aplicar en áreas como arquitectura o ingeniería. "Si quisieras hacer unas alas para volar, deberías fijarte en la mariposa monarca porque consigue recorrer miles de kilómetros. Pero para eso necesitarías la clave que la hace diferente de las otras mariposas", remarcó Bomphrey.

El camino hacia el súper-hombre

Los avances en genética que emergen en el siglo XXI pueden hacer soñar al ser humano con la manipulación de la vida. Como hemos podido comprobar en pequeños organismos (la mosca de la fruta), las posibilidades podrían ser infinitas. Por el contrario, hablando de seres humanos, todo se vuelve más difícil por las incontables variables que nos regulan.

Existe una gran diferencia entre nosotros y la mosca del vinagre, pero la ciencia evoluciona rápido y la genética estará pronto en el mercado. Para empezar, con propósitos terapéuticos; pero ¿quién dice que no lo estará para otros propósitos? DW le preguntó a Richard Bomphrey sobre la creación de súper-humanos, y esta fue su respuesta, "supongo que mirando cien años en el futuro esa tecnología estará disponible, pero sospecho que estará estrictamente regulada".

Hace cien años no podríamos imaginar de lo que somos capaces hoy en día. Quizás dentro de cien años nos suceda lo mismo. El poder de la genética es una realidad. Sin embargo, superar a la madre naturaleza en su propio juego es algo difícil de imaginar. Lo que sí está claro es que un ecosistema necesita un equilibrio y las criaturas que viven en él deben encajar para sobrevivir.

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