Javier Conde

Javier Conde

Es periodista de la sección Mundo de El Observador

Mundo > El día siguiente al divorcio

Embajador británico: “El brexit es un punto de inflexión para la Unión Europea"

El embajador británico en Uruguay, Ian Duddy, advirtió sobre el “gran debate” entre los poderes nacionales y el poder europeo. "Hay otros países que están preocupados por el rol de Bruselas", confesó
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01 de febrero de 2020 a las 05:02

 

La cita era a las once y a las once en punto se abrieron las rejas de la Embajada Británica en Montevideo para permitir el ingreso del grupo de periodistas al encuentro con el embajador Ian Duddy, que hace gala de un español fluido y de amabilidad. Y de puntualidad.

Porque de eso se trataba: desde las 23 horas en Londres (20 horas en la capital uruguaya)  —ni un minuto más, ni uno menos — del viernes 31 de enero, el Reino Unido puso fin a su escéptico matrimonio de casi medio siglo con lo que se conoce como Unión Europea. “No estamos saliendo de Europa ni del mundo”, dijo el diplomático, deslizando cada palabra.

Duddy ingresó con el siglo a la cancillería británica, con desempeños tanto en Londres como en el exterior.

El primero de todos como oficial político precisamente de esa Unión Europea de la que ahora se despidió su país. Luego estuvo en la embajada en Buenos Aires como oficial político y comercial donde adquirió la lengua de por estos lados, con esas elles y yes alargadas. De ahí a director de programas para Afganistán, fue después subdirector internacional de la Oficina de Propiedad Intelectual del Departamento de Negocios, Innovación y Habilidades.

Antes de venir a Montevideo estuvo en la misión británica ante las Naciones Unidas, en Ginebra, como consejero político y director de política, derechos humanos y prensa.

Sobre la mesa, frente a él, unos papeles con algunas anotaciones que marcan el arranque de la conversación: el objetivo era salir de la Unión Europea, de la Unión Aduanera para poder negociar “nuestros propios acuerdos de libre comercio” y también dejar el mercado único para definir “nuestra propia política de inmigración”.

Y, a la vez, evitar una frontera “dura” entre la República de Irlanda, que se mantiene en la UE, e Irlanda del Norte que es parte del Reino Unido.

“El desafío ahora es el nuevo acuerdo comercial con los aliados europeos, que tendrá mucha discusión. Queremos un acuerdo amplio pero, al mismo tiempo, la libertad de negociar con nuevos socios”, sostuvo Duddy acerca del  “camino” que Gran Bretaña emprende desde este primero de febrero, en el que “defenderá” la libertad de comercio y seguirá “comprometida” con el orden jurídico internacional.

Entre esos nuevos socios, el diplomático colocó en primer término a Estados Unidos, Japón, Australia y “otros mercados emergentes”. 

De hecho, el jefe de la diplomacia estadounidense Mike Pompeo viajó el miércoles a Londres para remarcar la prioridad de un acuerdo comercial entre ambos países.

Tras la retirada británica, se abre un período de transición hasta fines de diciembre de este año, que Duddy resalta que también será importante para la Unión que tiene “un superávit en sus exportaciones al Reino Unido”. Período en que el Reino Unido seguirá sujeto a ciertas disposiciones europeas pero desde este sábado ya podrá negociar con terceros.

¿Vienen más?

El embajador británico precisó que la discusión sobre el impacto del brexit en la economía británica ha corrido en paralelo con el tiempo que ha transcurrido desde la celebración del referéndum de 2016 “y de eso hace tres años”.

Y añadió: “hemos evitado una recesión, tenemos una tasa de crecimiento del 1% que no es del tipo chino pero a nivel europeo está bien y la  tasa de empleo más alta en la historia del país”.

El Observador publicó el jueves –casi en paralelo al encuentro con el embajador británico– una nota en la que Bloomberg calculó en 265.000 millones de dólares las pérdidas económicas por la inestabilidad política originada por el brexit desde que el exprimer ministro David Cameron decidió preguntar sobre la presencia británica en el bloque europeo.

Una cifra apenas inferior a los 281.000 millones de dólares de la contribución del país a la UE en los 47 años de su militancia en la UE.

El miércoles de esta semana del adiós, la sesión de la  Eurocámara que selló el retiro británico estuvo llena de emotividad: entre los llantos, cantos  y abrazos también se asomó la euforia de quienes, como el eurodiputado británico Nigel Farage  —colocó una bandera británica sobre su banca—, quien afirmó rotundo “nunca volveremos”.

El lenguaje diplomático va, sin embargo, por otros derroteros. Duddy advirtió que no puede hablar sobre lo que otros países harán en relación a la UE pero sí consideró que el brexit “es un punto de inflexión para la Unión Europea, sobre su futuro”.

“Es verdad, continuó, que por muchos años el Reino Unido era el país más euroescéptico en el bloque pero no el único. Hay otros países que están preocupados por el rol de Bruselas (donde funcionan las instituciones europeas) y cuál es el equilibrio entre un parlamento soberano y el parlamento europeo” en la capital belga.

Duddy destacó que la tasa de participación en las elecciones del parlamento europeo es “muy baja, pero tiene mucho control, mucho poder” en comparación a la elección de los parlamentos nacionales cuya tasa de participación “es muy alta”.

“Eso generó frustración en el lado británico”, dijo, y aunque reiteró que no quería especular sobre el futuro de otros países, “la Unión Europea y la Comisión están al tanto de que han llegado a su límite de integración porque siempre hay un gran debate entre esos poderes nacionales y el poder europeo”.

No se le escapó a Duddy la tradición centralista del Reino Unido pero destacó como los nuevos parlamentos de Escocia y Gales han permitido la descentralización del poder. “Es una discusión que se da en muchas partes del mundo, cuál es el mejor equilibrio entre la capital y las regiones y en Europa esas tensiones existen en muchos países, y no solo en España”, en clara alusión al caso catalán.

Sobre Escocia, por cierto, Duddy reiteró lo dicho por el primer ministro Boris Johnson: no está en agenda permitir otro referéndum de independencia en en ese país del Reino Unido en el que permanecer en la UE tuvo mayor respaldo que la salida. “El referéndum (de 2016) tuvo carácter nacional”, recordó el diplomático.

Para Duddy,  lo claro frente a las tensiones europeas, o en cualquier otra parte del mundo, es que “no se puede imponer una fórmula global porque depende de la cultura, la historia y los valores de cada país, y cada uno tiene que encontrar su camino”.

Replicar acuerdo con Mercosur

Gran Bretaña va a seguir apoyando el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, aunque no formará parte de él.

Duddy precisó que su país depende del libre comercio porque importa gran parte de lo que come. “No tenemos esa sensibilidad de otros países europeos sobre el sector agropecuario, así que nos gustaría que ese acuerdo entre los dos bloques tenga éxito y a futuro estamos pensando en replicarlo”.

Un futuro aún impreciso porque debe ser ratificado tanto por la UE — “27 parlamentos”, acotó— como por el Mercosur y duda Duddy que tal cosa ocurra antes de que se termine el período de transición británico en la Unión Europea, el próximo diciembre.

El volumen de las negociaciones del Reino Unido con Mercosur es de 250 millones de dólares al año “que no se verá afectado” por el acuerdo entre la UE y el bloque sudamericano.

¿Y Uruguay tendrá mejores oportunidades comerciales con el brexit? A Duddy le gustaría que la pregunta se le hiciera también al gobierno uruguayo, pero la respuesta por su parte es afirmativa.

“Uruguay sigue siendo un país que exporta productos agropecuarios. La carne representa 70% de la exportación hacia Reino Unido, mientras nosotros exportamos hacia aquí alta tecnología, maquinaria, el famoso whisky y servicios. Dependemos mucho de importar productos agropecuarios y esa es la fortaleza de Urugua

“Hay consecuencias”
Comienza la transición. Un período que, como el que lo antecedió, estará sembrado de dudas e, incluso, de peligros.
Como lo advirtió muy rápido el primer ministro (Taoiseach) de la República de Irlanda, Leo Varadkar, quien habló de que sería una “amenaza existencial” un hipotético fracaso del acuerdo comercial que discutirán Reino Unido y la UE. “Necesitamos ser realistas sobre los peligros”.
Y realista es también la primera ministra alemana, Angela Merkel, cuando llama “ruptura” para Europa a la salida británica, en la misma perspectiva que lo apuntó el embajador Ian Duddy.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, plantea ese realismo con toda crudeza. “Cuando se deja de pertenecer al club de la Unión Europea, hay consecuencias”.
Michel adelantó negociaciones “lúcidas y firmes” por parte de la UE. Y Urusula von der Leyen, presidenta a su vez de la Comisión Europea, aseguró que “la fuerza no reside en el espléndido aislamiento, sino en nuestra única Unión”
Michel, Von der Leyen y David Sassoli, que está al frente del Parlamento Europeo, coincidieron en enviar un mensaje a la isla, al señalar que “no se pueden mantener las ventajas de la condición de miembro cuando ya no se tiene esa calidad”.
Es, apenas, el día uno del brexit.
(Con información de agencias)

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