En los últimos días la curva de nuevos casos de covid-19 en Uruguay tuvo un claro descenso, tras haber llegado al pico máximo desde el inicio de la pandemia. Es una realidad que se ve en varios países: subas inéditas y bajas casi igual de rápidas, lo que llevó incluso a algunos gobiernos, como los de Dinamarca, Reino Unido, España o Suiza, a levantar las restricciones que aún rigen o a decidir que lo harán en breve.
Sin embargo, la pregunta que se plantea en Uruguay es: ¿se debe a que efectivamente pasó el pico, o es consecuencia de los cambios de criterios para testear?
La viróloga Adriana Delfraro dijo a El Observador que si bien las estadísticas muestran un descenso en la curva de casos, influyen la falta de testeos y el cambio de protocolos que excluyen a los asintomáticos de las estadísticas diarias. Se mostró "expectante a ver si en el correr de los días hay una tendencia a la disminución", pero la especialista agregó que aún a principios de febrero es difícil confirmar este descenso.
Agregó que haber llegado a un "pico" de casos activos implica recorrer otro en las hospitalizaciones y fallecimientos.
El también virólogo Santiago Mirazo identificó, al igual que Delfraro, que el "escenario actual dificulta estimar la baja de casos debido a los pocos tests realizados que resultan en menos casos reportados y activos".
¿Bajan los tests porque bajan los casos? Es una hipótesis posible. Pero en ese caso, también tendría que bajar el porcentaje de tests que dan positivo. En cambio están en una meseta con una leve tendencia al alza, lo que indica que se están escapando sin detectar más casos que antes.
Eso sí, los que se escapan son casos asintomáticos o de síntomas leves, que por definición contagian menos que los más sintomáticos, por lo que es esperable que, desde una altura más o menos alta, la situación actual sea el inicio del descenso de la curva.
Mirazo da una explicación que abona en ese sentido. El experto señala algunos indicadores que permiten aventurar al menos un enlentecimiento de la curva. Por ejemplo el crecimiento más lento en los casos activos, una baja en el número de reproducción del virus y que si bien los ingresos a CTI aumentan, lo hacen más lentamente. Estos tres parámetros, agrega Mirazo, "sugieren que estamos llegando al final, si todavía no lo pasamos, del pico de casos activos".
El virólogo también insistió en que la tasa de positividad se estabilizó hace una semana y que el país se encuentra en una "pequeña meseta en la que comienzan a bajar los casos".
El especialista espera que a partir de la semana que viene ya haya un descenso marcado de los casos activos, mientras que a mediados de febrero, se consolide la baja.
Mirazo y Delfraro consideran que el descenso dependerá de la acción humana, es decir, de cuanto avance la agenda de la tercera dosis de vacunación y los cuidados no farmacológicos por parte de la sociedad. Otro factor a tener en cuenta es la nueva subvariante de ómicron, BA.2, y en qué medida enlentezca la baja de casos.
Sobre los fallecimientos e ingresos a CTI, Mirazo identificó que "siempre hay un desfasaje de 10 a 15 días por lo que es esperable que desciendan los casos activos pero las muertes aumenten".
Según el experto, la baja de casos activos y el descenso en los fallecimientos no son procesos que se den en simultáneo, ya que partir del octavo día de enfermedad recién suceden la mayoría de los ingresos a CTI. Agregó que "una vez que se consolida la baja de casos activos, a los 15 días se puede observar la baja de letalidad".
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